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Guias e Dicas
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Comunidades imaginadas, Notas de estudo de Engenharia de Materiais

Reflexões sobre a origem e difusão do nacionalismo - Texto em Espanhol

Tipologia: Notas de estudo

2011

Compartilhado em 23/03/2011

marco-antonio-567
marco-antonio-567 🇧🇷

4.3

(13)

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Baixe Comunidades imaginadas e outras Notas de estudo em PDF para Engenharia de Materiais, somente na Docsity! Traducción de EDUARDO L. SUÁREZ BENEDICT ANDERSON COMUNIDADES IMAGINADAS Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO COLECCiÓN POPULAR 498 COMUNIDADES IMAGINADAS Cree que su tarea es iluminar la historia a contrapelo. WALTER BEN]AMIN, /lluminations. Así pues, de una Mezcla de todas clases sUrgió esa cosa Heterogénea llamada Un inglés: ' engendrado en raptos ansiosos y furiosas Lujurias entre un Bretón Pintado y un Escocés: ' Cuyos ~escendientes aprendieron pronto a inclinar la cabeza y a uncir sus Bueyes al Arado Romano: ~e donde surgió una Raza Híbrida, Sin nombre ni Nación, Idioma o Fama. En cuyas Venas calientes brotaron rápidamente nuevas Mezclas, co.mbinaciones de un Saj6n y un Danés. Mientras que sus Hijas Fecundas, con la complacencia de sus Padres recibían a todas las Naciones con Lujuria Promiscua Esta Proge~íe Nauseabunda contenía directamente . la Sangre bien extractada de los Ing{ae.t [... j. DANIEL DEFoE, Tñe True-Born EnglUhman. PRÓLOGO A lA SEGUNDA EDICIÓN ¿Quién habría imaginado que la tormenta sopla con más furía cuanto más atrás deja al Paraíso? Los conflictos armados de 1978-1979 en Indochina, que fueron el motivo directo del texto original de Comu- nidades imaginadas, 12 años después ya parecen perte- necer a otra época. De pronto me obsesionó la perspec- tiva de otras guerras en grande escala entre los Estados socialistas, Hoy, la mitad de estos Estados.han pasado a formar parte de las ruinas, a los pies del Angel, y el res- to teme seguirlos muy pronto. Las guerras a las que se enfrentan los sobrevivientes son guerras civiles. Y es grande la probabilidad de que, al comienzo del nuevo milenio, poco quede de la Unión de Repúblicas Socia- listas Soviéticas, excepto... unas repúblicas. ¿Debió ser previsto todo esto? En 1983, yo escríbí que la Unión Soviética era "tanto el legado de los Estados prenacionales dinásticos del siglo XIX como la precur- sora de un orden internacionalista del siglo XXI". Pero, habiendo seguido las explosiones nacionalistas que des- truyeron los vastos reinos políglotas y poliétnicos que fueron gobernados desde Viena, Londres, Constanti- nopla, París y Madrid, yo no pude ver que la fila conti- nuaba al menos hasta Moscú. Resulta una consolación melanCólica observar que la historia parece estar con- firmando la "lógica" de Comunidades imaginadas mejor que su propio autor. . No sólo el mundo ha cambiado de aspeclo en los úl- ~mos 12 años. También el estudio del nacionalismo se a transformado sorprendentemente: en método, esca- 11 la, refinamiento y simple cantidad Tan '1 I mgl N." " so o en enguesa, ations BefareNationalism (1982) d ] A a strong; NatlOnalism and the State (1982) de'] ~ "B" ~n¡, Nations and Nationalism (1983) dE' o n reUlIIy; Pn di " , e rnest Gellner" So " econ ttums ojNational Reuiual in Europe (1985) d Cl~ roslav Hroch: The Ethnic Ori " , e MI. Anthony Smi;h; Nationalist Ttu;h:~~~:;~i!n9~6iv.de (1986), de P. Chatterjee N. " "I"orki 1788 (I990) dE" H 'bY b atums and Natlonalism sine, , , e nc o s awm -para n . más que unos cuantos de los textos o mencions, canee Ypoder teórico han h h c1ave-, por su al. d ,ec o que en granuque la bibliografia tradicion I b I parte ca- b a so re e tema Enp tcon ase en estas obras ha h bid . ar e, proliferación de estudios histtri~ o ~.na e~traordinaria lógicos, sociológicos, feministas ;s, t Iteranos, antrop{)o objetos de estos campos de . . o r?~, que unen los nalismo Yla nación.' mvestlgaclon con el naci{)o Adaptar Comunidades ima ' ad estos vastos cambios del mu~: ':t ~ las demandas de que está más allá de mis f Y e texto es una tarea guiente, me pareció mejor ~e~zat actuales.. Por consi- riodo, "no restaurada" ceJar as ~omo pieza de pe- . , on su propIo estil '1 ambiente característicos D o, SI ueta Y una parte, el pleno resuÚados cosas me consuelan. Por tos ocurridos en el " o final de los acontecimien. VIeJo mundo . r envuelto en la oscuridad P SOCia rsta permanece sico método Ylas pr . o.r otra parte, el idiosincrá· ginadas me parecen :o~~p:~~nesde Co,:,unidades ima. nuevos estudios sobre na~io ¡.en las margenes de los menos, no han caducado po~a Ismo l: en ese sentido, al Lo ue h comp eto. q e tratado de hacer en esta d'" h ., e icron, a SIdo I Hobsbawm ha tenido el valor de lIe ar . .- de esta explosión de estudí d g.. a la conclusión, a partir lOS, e que la eoor- di'acerca a su fin: el búho de M" poca e nacionalismo se inerva levanta el vuelo al caer la noche. 12 simpleme~te corregir err~resde.hech~,concepción e in- terpretacion que yo habna debido evitar al preparar la versión original. Estas correcciones -<on el espíritu de 1983, por decirlo así- incluyen ciertas alteraciones de la primera edición, así como dos capítulos nuevos, que básicamente tienen el carácter de apéndices discretos. En el cuerpo principal del texto, descubrí dos graves errores de traducción, al menos una promesa no cum- plida, y un hincapié que estaba fuera de lugar. Incapaz de leer en español en 1983, sin pensarlo confié en la traducción inglesa hecha por León Ma. Guerrero del Noli Me Tangm de José Rizal, aunque disponía de tra- ducciones anteriores. Sólo en 1990 descubrí cuán fasci- nadoramente corrompida era la versión de Guerrero. Para una larga e importante cita de Die Nationalitiiten· jrage und die Sozialdemoatuie, de Otto Bauer, por pereza me confié en la traducción de OsearJászi. Una consul- ta más reciente del original alemán me ha mostrado hasta qué punto las predilecciones políticas de Jászi al- teraron sus citas. Al menos en dos pasajes, infielmente prometí explicar por qué el nacionalismo brasileño se desarrolló tan tarde y tan idiosincrásicamente, en com- paración con los de otros países latinoamericanos. El texto presente trata de cumplir la promesa. Había sido parte de mi plan original insistir en los origenes del nacionalismo del Nuevo Mundo. Había te- nido la sensación de que un provincianismo inconscien- te había influido y deformado las teorías sobre el tema. Losestudiosos europeos, habituados a su presunción de que todo lo importante que ha ocurrido en el mundo moderno se originó en Europa, con demasiada facili- dad tomaron como punto de partida los nacionalismos etnolingüísticos de "segunda generación" (húngaros, checos, griegos, polacos, etc.) en sus modelos, sin que importara que estuviesen en "pro" o en "contra" del 13 nac!~nalismo. Me espantó descubrir, en muchas de Ja¡ n?uclas de C?",u~idadesimaginadas, que este provincia n.~mo eu~ocentnco permanece impávido, y que el de CI.IVO capítulo sobre las Américas como originado1'lll pasaba casi entera~entein~?vertido.Por desgracia, ne he encontrado mejor solución "instantánea" a este pro bl~ma que dar al capítulo IV el título de "Los pionero cnollos". ~J.llos dos "apéndices" trato de corregir graves falla¡ teoncas ,de la p~mera edicíón." Algunos críticos ama bIes hablan sugendo que el capítulo VII ("La últi I da")' lifi mao ea , slmp ícaba excesivamente el proceso que mode- lo los ,tempranos nacionalismos del "Tercer Mundo. Ademas, en ese capítulo no se hacía frente con seriedad al problema del papel del Estado colonial local (para no h~lar.de la .metrópoli) al moldear estos nacionalis- mos. mismo tiempo, con cierto malestar me di cuenta d.c: que lo que yo había creído que era una contríbu, CIO? bastante nueva al pensamiento acerca del nacío- ~a1lSmo -las cambiantes aprehensiones del tiempo-- e .aramente carecí~de su coordenada necesaria: las caro- :Iantes aprehensIOnes del espacio. Una brillante tesis «:,CtoraI d.e Th.0ngchai Winichakul, joven historiador tal, me esu~ulo~ peJ.l~ en la contribución de la car- tograña a la Imagmaclon nacionalista ~EI censo, el mapa y el museo" anaiiza, por tanto, el modo en. que, en forma del todo inconsciente, el Esta- do COIOO1a1o~el siglo XIX (y las políticas que su mentali- dad favoreclo) engendraron dialécticamente la grama- 'Elpo éndínmer apeo Ice tuvo por origen un escrito preparado una conferencia que se dio en Karachi en enero de 1989 arra:::. ;::J"'r ~ :o~ld los~tute.forDevelopmem Ecooomics R!.earch de nue anons UDI""....ty. Un esbozo del YaO'odo .~_¡" TLTi_ Li'- S ,....,__ . o --,,- ....-__o en , .. "N o _o _.J "1'1':-._1 del 13 de JUDlO de 1986, con el título de arrabng the Natíon", 14 tica de los nacionalismos que, a la postre, surgió pa~ combatirlos. De hecho, podriamos llegar hasta decir ue el Estado imaginó a sus adversarios locales, como ~n un ominoso sueño profético, mucho antes de <J,l;le cobraran auténtica existencia histórica. A.I~ form~c~on de estas imágenes,la abstracta cuantificaclOn/s~nal~~a­ ción de personas, hecha por el censo, la logoización del espacio político debida ~ los mapas, y I~ ~ecuméni­ ca" y profana genealogizacion del museo hicieron con- tribuciones entrelazadas. El origen del segundo "apéndice" fue, el ~umillante reconocimiento de que en 1983 yo habla CItado a Re- nan sin la menor comprensión de lo que él había di- cho en realidad: yo había tomado como una fácil iro- nía lo que en realidad era absolutamente extraño. Esta humillación también me obligó a comprender qne yo no había dado una explicación inteligible exactamente de cómo y por qué naciones nuevas se habían imagina- do ser antiguas. Lo que en la mayoría de los escritos académicos parecía confusión maqui~v~licao fantas~~ burguesa, o desinteresada verdad histórica, me pareclo ahora algo más profundo y más interesante. ¿Ysi la "an- tigüedad" fuese, en cierta coyuntura histórica, la conse- cuencia necesaria de la "novedad"? Si el nacionalismo era, como yo suponía, la expresión de una forma radical- mente alterada de la conciencia, ¿no debía la conciencia de esa ruptura, y el necesario olvido de las conciencias anteriores, crear su propia narrativa? Visto desde esta perspectiva, el atávico fantasear característico de la ma- yor parte del pensamiento nacionalista después del de- cenio de 1820 aparece como un epifenómeno; lo que realmente importa es la alineación estructural de la "memoria" nacionalista posterior a r820 con las premi- sas y convenciones internas de la biografia y la autobio- grafia modernas. 15 liberal, observa con tristeza: "Me veo impulsado a con- cluir así que no puede elaborarse ninguna 'definición científica' de la nación; pero el fenómeno ha existido y existe." Tom Nairn, autor de una obra señera (Tñe BreaIt.-1.tp o/Britain) y heredero de la no menos vasta tra- dición de historiografia y ciencia social marxista, señala con franqueza: "La teoría del nacionalismo representa el gran fracaso histórico del rnarxisrno.t" Pero incluso esta confesión es algo engañosa, ya que puede implicar el resultado lamentable de una búsqueda prolongada y consciente de la claridad teórica. Sería más correcto afirmar que el nacionalismo ha sido una anomalía incó- moda para la teoría marxista y que, precisamente por esa razón, se ha eludido. en gran medida, antes que con- frontado. ¿Cómo entender de otro modo la incapacidad del propio Marx para explicar el pronombre crucial de su memorable formulación de 1848: "El proletariado de cada país debe, por supuesto, arreglar cuentas ante todo con .su propia burguesía"?" ¿Cómo considerar el uso, durante más de un siglo, del concepto de "burguesía nacional" sin ningún intento serio por justificar teóri- camente la jerarquía del adjetivo? ¿Por qué es teórica- mente importante esta segmentación de la burguesía, una clase mundial en la medida en que se define en términos de las relaciones de producción? Este libro trata de ofrecer algunas sugerencias tenta- tivas para llegar a una in terpretación más satisfactoria • Véase su Natimu mul SItJW, p. 5. Sin cunivas en el original. , Véase su ensayo "The Modero janus", New úfl R.view 94 (no- viembre-diciembre de 1975), p. 3. Este ensayo se incluye sin ninguna alteración en TM 1JrroA-uf' 01Brilain, como capítulo 9 (pp. 329-363). • KarI Marx y Friedrich Engels, Tbe eom.,u7lis1 Maniftslo, en 106 s". l«IItJ Worts, 1, p. 45, las cursivas son mías. En cualquier exégesis teóri- ca, las palabras "por supuesto" debieran encender señales de alarma ante el lector transportado. 20 de la "anomalía" del nacionalismo. Creo que, sobre este tema, tanto la teoría marxista corno la liberal se han es- fumado en un tardío esfuerzo tolemaico por "salvar al fenómeno"; Yque se requiere con urgencia una recrien- tación de perspectiva en un espíritu copemicano, por decirlo así. Mi punto de partida es la afirmación de que la nacionalidad, o la "calidad de nación" -corno podríamos preferir decirlo, en vista de las vañadas sig- nificaciones de la primera palabra-, al igual que el na- cionalismo, son artefactos culturales de una clase partí- rolar. A fin de entenderlos adecuadamente, necesitamos considerar con cuidado cómo han llegado a ser en la historia, en qué formas han cambiado sus significados a través del tiempo y por qué, en la actualidad, tienen una legitimidad emocional tan profunda. Trataré de demostrar que la creación de estos artefactos, a fines del siglo XVIII,' fue la destilación espontánea de un "cm- ce" complejo de fuerzas históricas discretas; pero que, una vez creados, se volvieron "modulares", capaces de ser trasplantados, con grados variables de autoconcien- . cía, a una gran diversidad de terrenos sociales, de mez- clarse con una diversidad correspondientemente am- plia de constelaciones políticas e ideológicas. También trataré de explicar por qué estos artefactos culturales particulares han generado apegos tan profundos. 7 Como señala Aira Kemiliinen, 106 doo "padres fundadores" de las investigaciones académicassobre el nacionalismo. Hans Kohny Car- leton Hares, propusieron persuasivamente esta fecha. Me parece que susconclusionesno han sido seriamentedebatidas,excepto por idee> lagos nacionalistas de países paniculares. KemiJiinen observa tam- bién que la palabra "nacionalismo" sólo conoció un uso generalizado a fines del siglo XIX. No se encuentra, por ejemplo, en muchos die- cionarioo convencionales del siglo XIX. Si Adam Smith habló de la ri- queza de las "naciones", sólo se refería a las "socíedades" o los -Esta- do,". Aira Kemiliinen, NaIionaIism, pp. 10,33 Y4849. 21 CONCEPTOS y DEFINICIONES Antes de examinar las cuestiones que acabamos de plantear, parece conveniente que consideremos breve- ~e~te el con~epto de "nación" y obtengamos una defi. mCI~n operativa. Los teóricos del nacionalismo se han sentido a menudo desconcertados, por no decir irrita- dos, ante est~strespa~ojas.: 1) La modernidad objetí va de las naciones a la VIsta del historiador frente a su antigü~dad ~ubjetiva a la vista de los naci6nalistas. 2) La umversahdad formal de la nacionalidad como un ~oncepto sociocultural-en el mundo moderno todos tienen y deben "tener" una nacionalidad, así como tie- nen un sexo-, frente a la particularidad irremediable de s~s .Tanifesta~ion~sconcretas,de modo que, por definlc~on, !~ n~clonahdad "griega" es suí géneris. 3) El poder poh~co de los .nacionalismos, frente a su po breza.y aun íncoherencía filosófica. En otras palabras, al reve~ de I? que ocurre con la mayoría de los "ismos", el nacionalismo no ha producido jamás sus propios grandes pensadores: no hay por él un Hobbes ni un Tocqueville, ni un Marx o un Weber. Esta "vaciedad" produce fácilmente cierta condescendencia entre los mtelectu~es cosmopolitas y multilingAes. Como Ger- U:U~e Stein enfrente de Oakland, podemos concluir ~p~damente que "no hay nada allí". Resulta caracte- ~StlCO el hecho.de q~e incluso un estudioso tan simpa- tI~a~te del nacionalismo como Tom Nairn pueda es- cribir que el "nacionalismo" es la palología de la historia moderna ~el desarrollo, tan inevitable como la "neurosis" en el indio Vlduo: con la misma ambigüedad esencial que ésta una cap~ldad semej~te intrínseca para llevar a la dem~nciá, amugada en los dilemas de la impotencia que afectan a la 22 mayor parte del mundo (el equivalente del infantilismo para las sociedades), y en gran medida incurable." Parte de la dificultad es que tendemos inconsciente- mente a personificar la existencia del Nacionalismo con N mayúscula --<omo siescribiéramos Edadcon una E rnayú5cula- y a clasificarla luego como una ideo- logía. (Adviértase que si todos tienen una edad, la Edad es sólo una expresión analítica.) Me parece que se faci- litarían las cosas si tratáramos el nacionalismo en la misma categoría que el "parentesco" y la "religión", no en la del "liberalismo" o el "fascismo". Así pues, con un espíritu antropológico propongo la definición siguiente de la nación: una comunidad polítí- ca i~Ol.~C:(}!Do.¡tlJ:¡~rentemente limitada y soberana. Es porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de c~~~ut.t(}yivela imagen desu comunión." Renan sé refirió a esta imagen, en su estilo afablemente ambiguo, cuando escribió: MOr l'essence d'une nation est que tous les individus aient beaucoup de choses en commun, et aussi que tous aient oublié bien des choses."'o. Con cierta ferocidad, Gellner hace Una observación semejante cuando sostiene que el "na- : The Bm1A-up alBnu.;n, p. 359. q. Selon-Wauon, Nations and SIales. p. 5: "Sólo puedo decir que una nación existe cuando un número considerable de miembros de una comunidad consideran formar parte de una nación, o se com- POnan Como si así ocurriera."Aquí podríamos traducir "consideran" por "imaginan". 10 Emest Renan, '"Q.u'est-ce qu'une nalion?" en Otuvra Compliles, 1, p. 892. Añade Renan: "tout citoyen francais doit avoir oublíé la Saint- ~él~mY.lesmassacres du Midi au XlIJ" siecle. II n'y a pas en France fam.lIes qui puissent fournir la preuve d'une origine franque [...1". 41 Ahora bien, la esencia de una nación está en que todos los indi- 23 cionalismo no es el despertar de las naciones a la auto.' conciencia: inventa naciones donde no existen"." Si~: embargo, lo malo de esta formulación es que Gellnei está tan ansioso por demostrar que el nacionalismo st disfraza con falsas pretensiones que equipara la "inven, ción" a la "fabricación" y la "falsedad", antes que a la "imaginación" y la "creación", En esta forma, da a en, tender que existen comunidades "verdaderas" que pue den yuxtaponerse con ventaja a las naciones. De he. cho, todas las comunidades mayores que las aldeas primordiales de contacto directo (y quizá incluso és- tas) son imaginadas, Las comunidades no deben distin, guirse por su falsedad o legitimidad, sino por el estilo con el que son imaginadas. Los aldeanosjavaneses han sabido siempre que están conectados con personas que jamás han visto, pero esos lazos fueron imaginados al, guna vez de manera partícularísima, como redes infí, nitamente extensasde parentesco yclientela. Hasta hace muy poco tiempo, el idioma javanés no tenía ninguna palabra que significara la abstracción "sociedad". Ahora podemos pensar en la aristrocracia francesa del anciefl 1igime como una clase; pero es seguro que sólo mucho tiempo después fue imaginada como taL'! La respuesta normal a esta pregunta: "¿Quién es el conde de X?" no habría sido "un miembro de la aristrocracia", sino' "el señor de X", "el tío del barón de Y, o "un cliente del duquedeZ". La nación se imagina limitada porque incluso la ma- , viduas tengan muchas cosas en común y también que todos hayan olvidado muchas cosas. 11 Emes, Gellner, T/wugf1J and Chango, p. 169. las cursivas son mías. " Hobsbawm, por ejemplo, la "fija" diciendo que en 1789 había cerca de 400000 aristócratas en una población de 23 000 000. (Véase su obra, Tk As- o/&voIulion, p. 78.) ¿Pero habría podido imaginarse esta representación estadística de la nobleza en el anrienrigime1 24 ue alberga tal vez a mil millones d~ ~res yor de ell~, qs tiene fronteras finitas, aunqu~ eIásUc~, human?SVIVO, a1es se encuentran otras nacIones. Nin- más aUa d.e, lasse im ina con las dimensiones de la !lU- guna naClon .ag r tas más mesiánicos no suenan'dad Los naClona IS b d la manl . brá día en que todos los miem ros eue ha ra un . tas épo- con q .d d se unirán a su nación, como en cier humandI. ~on pensar los cristianos, por ejemplo, en un cas pu le .. nteramente cnstlano, " plane.ta e, soberana porque el concepto nació en una Se Imagtna la Ilustración Yla Revolución estabandee- época en qu~ itimidad del reino dinástico jerárqUiCO, tTtIyendo la egtrdenado Habiendo llegado a la rnadu- d· ' amente O· Ia oue l lu-lVln de la historia humana en a que mc rez en u?a:~~~os fieles de cualquier religió.n universal solosm:n sin poder evitarlo el pluralisf1l() VlV? de tale~ afr?~~:S el alomorlismo entre las J:>ret~nslones ~n reh,gt? as le cada fe y la extensión ternt?nal, las nacio- tologlC _ r libres y con serlo directamente e? nes ~uendandceogi: La garantía y el emblema de esta u- el rema o ' bertad es el Estado soberano, . ' de- '1' imagina como comunidad porque, m ~C::;:n~~':;n~e de la desigualdad Yla explftació~ qu: ~ efecto puedan prevalecer en c_ad~ caso,r~~~~~nh~ '. 'be . re como un companensmo P " ,0 c?ncl tal s~:Eltima instancia, es esta fraternidad la que nzon . " d . los que tantosh .t'do durante los últimos os slg , ~11o::I~e Personas maten y, sobre. tO?O, estén dispues- ir r I'magt'naciones tan hmltadas, tas a mon po , . f t al pro- Estas muertes nos ponen sub'tament~ ren e é h blema central planteado por el nacionah~mo: .¿Que. a- ce ue las imágenes contrahechas de la hlstona r~cl~n- q , de dos siglos) generen sacrificios te (escasamente mas sta tan colosales? Creo que el principio de un~ resf.ueo seencuentra en las raíces culturales del naclOna ism , 25 d~cida" por la erosión de las certidumbres religiosa m ~~e esta er~sión no requiera en sí misma una expl C~CIO~ compleja. Tampoco estoy sugiriendo que el 11 cionalismo "s';lcede"históricamente a la religión. Lo 1 estoy p~op~mendo es que el nacionalismo debe en~ dersc: almeandolo, no con ideologías políticas conscís tes,.slno con los grandes sistemas culturalesqueío pllcedIeron, de donde surgió por oposiciÓn. .. Para nuestros fines actuales;;i~~·sj$.tCmas eultun les relevantes ~n la comunidadrelig¡asQ y~l reinoollinQ¡¡ (ti. Est?s dos sistemas eran en su apogeo marcos de R ferencla q~e se.daban por sentados, como ocurre ahor co~ la.nacIonalIdad. Por lo tanto, es esencial considen que dIO a estos sistemas culturales su importancia ' dIente, al mismo tiempo que destacar ciertos elemen~ e aves de su descomposición. LA COMUNIDAD REUGIOSA Po~as co~ son más impresionantes que el vasto terri tono del Islam que se extiende desde M~~· h el a h'''l S ~.uecos asa re Iple ago ulü, el de: la cristiandad que va desde Laraguay hastaJapón, y el del mundo budista desde Sri nka hasta la península coreana. Las grandes cultura sagradas (y para nuestros fines actuales podríamos in' .1855)",Intltmesia, 13 (abril de 1972), p. 103. Lascursivas son mías D< ~ modo, Kemaí Ataturk llamó a uno de sus bancos estatales ei En Iions k (Banco Hiüta} y a otro el Banco Sumerio (Seton-Watson N~ and Staús, p. 259). Estos bancos florecen ahora, y no ha r:"ón=dUda.T de que m~chos turcos,quizá sin excluir al propio i<emal, e an senamente. y siguen creyendo. que los hititas y los sumerios ran sus antepasados turcos. Antes de estallar en carca'adas d bíérs- mas recordar a Arturo Boadi . ~. e le... mercial d las' Y cea, y refleXIOnar sobre el éxito co- e mllografias de Tolkien, 30 cluir aquí al "confucianisrno") incorporar~n .co~lCep- tones de 'comunidades inmensas. Pero el crrsnamsmo, ' ~; Islam Umah y aun el Reino Medio -que ~oso~os lo consideramos ahora chino, pero que no se imaginaba a sí mismo como chino, sino como central- eran nna-. ginables en gran medida por medio de una [engua sao gra.q~,y Il!la escritura, Veamos sólo el ejemplo ~el is- lám: Si un maguindanao se encontraba a los bereberes en La Meca, sin que supieran uno el idioma de los otros, incapaces de comunicarse oralmente, entendían sin em- bargo sus ideogramas parque los textos sagrados que compartían sólo existían en árabe clásico. En este se~­ tído, el árabe escrito funcionaba como los caracteres chi- nos para crear una comunidad por los signos, no por los sonidos. (El lenguaje matemático continúa ahora una antigua tradición. Los rumanos no tienen idea de la pa- labra que usan los tailandeses, para el signo +yviceversa, pero ambos lo comprenden.) Todas las grandes comu- nidades clásicas se concebían a sí mismas como cósmi- camente centrales, por medio de una lengua sagrada ligada a un orden de poder ultraterrenal. En consecuen- cia, el alcance del latín, el pali, el árabe o el chino es- critos era, en teoría, ilimitado. (En efecto, cuanto más muerta estuviese la lengua escrita -más alejada del discurso--, mejor: en un principio, todos tienen acce- so a un mundo puro de signos.) Pero tales comunidades clásicas, ligadas por lenguas sagradas, tenían un carácter distinto de las comunida- des imaginadas de naciones modernas. Una diferencia esencial era la confianza de las comunidades antiguas en el carácter peculiarmente sagrado de sus lenguas, y por ende sus ideas acerca de la admisión a la comuni- dad. Los mandarines chinos contemplaban con apro- b~ción a Ios bárbaros que laboriosamente aprendían a pintar ideogramas del Reino Medio. Estos bárbaros es- 31 taban siempre a medio camino de la integración total.' El civilizado a medias es mucho mejor que el bárbaro. Tal actitud no era ciertamente peculiar de los chinos, ni se con~na a 1: ~t.igüedad. Considérese, por ejemplo, la siguiente política sobre los bárbaros", formulada por Pedro Fermín de Vargas, liberal colombiano de principios del siglo XIX: Para expandir nuestra agricultura habría necesidad de his- panizar a nuestros indios. Su ociosidad, estupidez e indife- rencia hacia los esfuerzos humanos normales nos llevan a pensar que provienen de una raza degenerada que se dete- nora en proporción a la distancia de su origen [... ] sería muy conuemente que se extinguieran los indios, mezclándolos con ÚJ~ blancos, declarándolos libre.. de tributo y otros cargos, y otor- gandoks la propiedad privada de la tierra'' Cuán notable resulta que este liberal proponga todavía la "extinción" de los indios, en parte "declarándolos li- bres d~ tri~uto" y "otorgándoles la propiedad privada de la tierra, en lugar de exterminarlos con rifles y mi- crobios, como empezarían a hacerlo pronto sus here- deros de Brasil, Argentina y los Estados Unidos. Adviér- tase también, junto con la crueldad condescendiente, un optimismo cósmico: el indio es en última instancia redimible: por su impregnación con el "civilizado" se- m~n de los blancos, y con la adquisición de propiedad privada, como /000.\. (Qué diferente es la actitud de Fer- mín de la preferencia del imperialista europeo posterior por los malayos, gurkas y hausas "genuinos" sobre las "medias castas", "semieducados", etcétera.) • !'j De aquí la ecuanimidad con que los mongoles y los manchúes si- Ollados eran aceptados como Hijos del Cielo. 6 Joh~ Lynch, Tbe spanish-American Reuolutions, 1808-1826, p. 260. Las CUrsivas son mías. 32 pero si las lenguas sagradas silenciosas eran los me- dios con los cuales se imaginaron las grandes comuni- dades globales del pasado, la realidad de tales aparicio- nes dependía de una idea en gran medida extraña a la mente occidental contemporánea: el carácter no arbi- trario del signo. Los ideogramas de los chinos, los lati- nos o los árabes eran emanacionésde la. realidad, no sus representaciones fabricadas al azar. Estamos fami- liarizados con la prolongada disputa sobre la lengua apropiada (el latín o la lengua vernácula) para la masa. En la tradición islámica, hasta hace poco tiempo, el Qur'an era literalmente intraducible (y por lo tanto no se traducía), porque la verdad de Alá era accesible sólo mediante los signos verdaderos, insustituibles, del ára- be escrito. No hay aquí ninguna idea de un mundo tan separado de la lengua que todas las lenguas sean sig- nos equidistantes (y por ende intercambiables) para denotarlo. En efecto, la realidad ontológica es aprehen- dible sólo a través de un sistema singular, privilegiado, de representación: la lengua verdadera del latín ecle- siástico, el árabe coránico o el chino de los exámenes.' y como lenguas verdaderas, imbuidas de un impulso en gran parte ajeno al nacionalismo, tienden hacia la conversión. Por conversión no entiendo la aceptación de lemas religiosos particulares, sino la absorción al- química. El bárbaro se vuelve un miembro del "Reino Medio", el rifeño se vuelve musulmán, el i1ongo se vuel- ve cristiano. Toda la naturaleza del ser del hombre es sagradamente maleable. (Contrástese así el prestigio de estas antiguas lenguas mundiales, tan por encima de to- 7 El griego eclesiástico no parece haber alcanzado la categoría de un idioma auténtico. Hay varias razones para este "fracaso",pero un factor decisivo fue ciertamente el hecho de que el griego siguió sien- do un idioma demótico vivo en gran parte -del Imperio bizantino. Debo esta información aJudith Herrin. 33 das las lenguas vernáculas, con el esperanto, o el vola- pük, que yacen ignoradas fntre ellas.) De,spues de todo, fue esta posibilidad de conversión a traves de la lengua sagrada lo que permitió que un "inglés" llegara a Papa," y un "manchú" a H'tio del Cielo. Pero aunque las lenguas sagradas hicieran imagina- bles unas comunidades como la cristiana, el ámbito real y la verosimilitud de es~ comunidades n? pueden explicarse sólo por la escntura sagrada: despues de tod~, sus lectores eran pequeños enclaves de gente alfabeti- zada entre grandes multitudes de iletrada." Una expli- cación más completa requiere un examen de la relación que hay entre la gente alfabetizada y sus sociedades. Sería un error considerar a los primeros como una es- pecie de tecnocracia teológica. Las lenguas que.usab~n eran abstrusas, pero no tenían nada de la oscuTl.dad In- tencional de las jergas de abogados o economistas, al margen de la idea de la realidad que tiene la sociedad. Más bien, los letrados eran estratos estratégicos de una jerarquía cosmológica cuya cúspide era di':fna.1O Las c~n­ cepciones fundamentales acerca de los grup«;>s socia- les" eran centrípetas yjerárquicas, antes que onentadas hacia las fronteras y horizontales. El asombroso poder del papado en su apogeo sólo puede comprenderse en • Nieholas Brakespear fueponúfiee entre 1154 y 1159 con el nom- bre de Adriano IV. 9 Mare Bloch nos recuerda que "la mayoría de los señores y mu- chos grandes barones [en la época med~evaJ] eran administra~ores incapaces de estudiar personalmente un mfonne o una cuenta . Feu- dal Socidy,I, p. 81. . 10 Esto no quiere decir que los analf~~etos ..no lel~. Pero l~ que leían no eran palabras sino el mundo VIsible" A los OJOS de qUlen~s eran capaces de reflexionar, el m~ndo matenal era ~penas algo mas que una especie de máscara, detrás de la cu~ ocurrtan t~ las co- sas realmente importantes; también ,les par~cla un leng~aJ~ que tra- taba de expresar por signos una realidad mas profunda. [bid., p. 83. 34 términos de un clero transeuropeo que escribía en la- tín, y una concepción del mundo. compartida virtual- mente por todos, en el sentido de que ,la intelligent~ia bilingüe, al mediar entre la lengua vernacula y el latín, mediaba &ntre la tierra y el cielo. (Lo terrible de la ex- comunión refleja esta cosmología.) Pero a pesar de toda la grandeza y el poder de las grandes comunidades religiosalll~nte i~aginadas, su coherencia inconsciente se desvaneció a partir de fines de la Edad Media. Entre las razones de esta declinación, quiero destacar aquí sólo las dos que se encuentran di- rectamente relacionadas con la peculiar calidad sagra- da de estas comunidades. En primer lugar está el efecto que causaron las ex- ploraciones del mundo no europeo, que sobre todo en Europa -pero no sólo en ella- "ampliaron repentina- mente el horizonte cultural ygeográfico y, por ende, la concepción que tenían los hombres de las posibles for- mas de vida humana"." El proceso es ya evidente en el más sobresaliente de todos los libros de viajes europeos. Considérese la siguiente descripción deslumbrante de Kublai Khan, hecha por el buen cristiano veneciano • 12Marco Polo, a fines del Siglo XIII: El gran kan, habiendo obtenido esta victoria memorable, volvió con gran pompa y festejo a la ciudad capital de Kan- balu. Esto ocurrió en el mes de noviembre, y continuó resi- diendo allí durante los meses de febrero y marzo, en los que se celebraba nuestra festividad de la Pascua. Conscien- te de que ésta era una de nuestrassolemnidades principa- les, el kan ordenó que todos los crrsuanos acudieran a el y llevaran consigo su Libro, el que contiene los cuatro Evan- 11 Erich Auerbach, Mi7msis, p. 282. [Hay edición del FCE.l 12 Marco Polo, Tite Travels 01Marco POÚJ, pp. 158-159. Las cursivas Son mías. Adviértase que el Evangelio no se lee, aunque se bese. 35 su control sobre poblaciones inmensamente heterogé- neas, y a menudo ni siquiera contiguas, durante largos . d 22peno os. También debemos recordar que estos antiguos esta- dos monárquicos se expandieron no sólo por la guerra sino tam bién por la política sexual, de una clase muy di- ferente a la que ahora se practica. A través del principio general de la verticalidad, los matrimonios dinásticos unían a poblaciones diversas bajo nuevos ápices. Para- digmática en este sentido era la Casa de Habsburgo. Como decía su lema: ¡Bella geran: alii tufelix Austria nube! Aquí, en una forma algo abreviada, tenemos los títulos de la última dinastía:" Emperador de Austria, Rey de Hungría, de Bohemia, de Dalrnacia, Croada, Eslovenia, Galicia, Lodomeria e Iliria; Rey de jerusalén, etc.; Archiduque de Austria [sic]; Gran Du- que de Toscana y Cracovia; Duque de Loth [al ringia, de Salzburgo, Estiria, Carintia, Carniosa y Bukovina;Gran Du- que de Transilvania, Margravede Moravia; Duque de la Alta y Baja Silesia, de Módena, Parma, Piacenza y Guastella, de Ausschwitz y Sator, de Teschen, Friaul, Ragusay Zara; Prín- Ebert?). En un mundo de ciudadanos, todos ellos elegibles en teoría para la presidencia, el limitado conjunto de nombres los vuelve ina- decuados como designadores de especificación. En cambio, en las monarquías. donde el gobierno está reservado para un solo apellido, son por fuerza los hombres, con números o apodos. los que proveen las distinciones requeridas. 12 Podemos advertir, de paso, que Nairn está sin duda en lo cieno cuando describe la Leyde Unión de 1707, entre Inglaterra y Escocia, como un "negocio patricio", en el sentido de que los arquitectos de la unión eran políticos aristócratas. (Véase su lúcido estudio en The BreaJc-up o/ Brítain, pp. 136ss.) Sin embargo, resulta dificil imaginar tal acuerdo entre las aristocracias de dos repúblicas. La concepción de un Reino Unido fue seguramente el elemento mediador decisivo que hizo posible el arreglo. 2' OsearJászi, TiteDissoíutíon o/ theHabsburgMonarchy, p. 34. 40 ípe Conde de Habsburgo y Tirol, de Kíburgo, COrz y Gra- ~iska; Duque de Trieste y Brizen; Margrave de la Al~ y la Baja Lausitz y de Istria; Conde de Hohenembs, Feldkirch, Bregenz, Sonenberg, etc.; Señor de Trteste, de Cataro, y más allá de la Marca del Windisch; Gran Voivod de la Voy- vodina, Serbia [... l, etcétera, Como observa Jászi, esto "no carece de cierto. aspe~to cómico [... ] el registro de innumerables mammoruos, regateos y capturas de los Habs.burg?". . . En los reinos donde la poligamia estaba religiosa- ente sancionada, los sistemas complejos de concubi- mi' ..tos escalonados eran esenciales para a mtegracion na d . b del reino. De hecho, los linajes reales enva ~~ ~ me-' udo su prestigio, aparte de toda aureola de divinidad, n .24 I lde cierta mezcla racial. Porque ta es mezc as ~~n se- ñales de una posición superior. Resulta característico el hecho de que no ha habido una dinastía "inglesa" rei- nante en Londres desde el siglo XI (si ac~¿; ¿y cuál "na- cionalidad" asignaremos a los Borbones? Sin embargo, durante el siglo ~I -por razones que 24 Sobre todo en el Asia premodema. Pero el mismo principio ope: raba en la Europa cristiana monógama. En 1910, un Otto Forsl pubhco su Ahnmta¡et Sn...,. Kais..-tichen und Kimiglichen Hohrit dn durrhlauch- ligstnl Herm ErzhnuJgs Franz: Ferdinand, donde se e.numeraba a 2 0~7 de los antepasados del archiduque que pronto serta asesinado. Lalis- ta incluía I 486 alemanes, 124 franceses, 196 italian~s. 89 españ_oles. 52 polacos. 47 daneses, 20 ingleses, ~ombres y mUJe!es, ~dem~ ~e otras cuatro nacionalidades. Este "cunoso documento se cita en ¡bid., p. 136, n. l. No puedo resistir.rn.e a citar a9uí la maravillo~ re~cción de FranciscoJosé ante las noticias del asesinato de.su excentnco he- redero aparente: "En esta forma, un poder su~e~~r ha restaurado ese orden que por desgracia no pude mantener .(¡bid., p. 12~). _ :l~ Oellner destaca el carácter típicamente extranjero de lasdmasu~, pero interpreta el fenómeno en forma demasi~do estrecha: los ans- tócratas locales prefieren a un monarca extranjero porque no torna- rápartido en sus rivalidades internas, Thought and Chan~, p. 136. 41 no vienen al caso aquí- inició su lenta declinación en Europa occidental la legitimidad automática de la mo- narquía sagrada. En 1649, Carlos Estuardo fue decapi- tado en la primera revolución del mundo moderno, y durante el decenio de 1650, fue gobernado uno de los Estados europeos más importantes por un Protector plebeyo, no por un rey. Pero incluso en la época de Po- pe y Addison, Ana Estuardo curaba todavía a los enfer- mos con la imposición de manos reales, curaciones rea- lizadas también por los Borbones, Luis XV y XVI, en la Francia Ilustrada hasta el fin del ancien rigime.'6 Pero , después de 1789, el principio de la Legitimidad tenía que ser defendido en forma agresiva y consciente y, en el proceso, la "monarquía" se convirtió en un modelo semiestandarizado. Tennó yel Hijo del Cielo se convir- tieron en "Emperadores". En el remoto Siam, Rama V (Chulalongkorn) envió a sus hijos y sobrinos a las cor- tes de San Petersburgo, Londres y Berlín, a aprender los refinamientos del modelo mundial. En 1887, insti- tuyó el principio de la sucesión por primogenitura le- gal, "alineando así a Siam con las monarquías •civili- zadas' de Europa."'7 El nuevo sistema llevó al trono, en 1910: a ~n homosexual extravagante que seguramente habna sido descartado en una época anterior. Sin em- bargo, la aprobación intermonárquica de su ascensión como Rama VI se selló por la asistencia, a su corona- ción, de príncipes provenientes de Gran Bretaña, Ru- sia, Grecia, Suecia, Dinamarca yjapón.28 .~ Marc Bloch, LesRDis Thaumaturges, pp. 390 Y 398-399. [Hay edí- caen del Fondo de Cultura Económica.) " Noel A. Bauye, "The Military, Government and Society in Siam 1868-1910", tesis doctoral, Cornell, 1974, p. 270. ' 2tI Stephen Greene, "Thai Government and Administration in the Reign of Rama VI (1910-1925)", tesis doctoral, Universidad de Lon- dres, 1971, p. 92. 42 Todavía en 1914, los Estados dinásticos constituían la mayoría de los miembros del sistema político mundial; sin embargo, como veremos en detalle más adelante, muchas dinastías habían buscado durante algún tiem- po una credencial "nacional", a medida que se desva- necía silenciosamente el antiguo principio de la Legiti- midad. Mientras que los ejércitos de Federico el Grande (reinado 1740-1786) estaban llenos de "extranjeros", los de su sobrino nieto, Federico Guillermo III (reina- do 1797-1840), eran exclusivamente "de nacionalidad prusiana", como resultado de las espectaculares refor- mas de Scharnhost, Gneisenau y Clausewitz."" LAs APREHENSIONES DEL TIEMPO Sin embargo, sería miope la concepción de las comu- nidades de naciones imaginadas como algo que simple- mente surgió de las comunidades religiosas y los reinos dinásticos para sustituirlos. Debajo de la declinación de las comunidades, las lenguas y los linajes sagrados, estaba ocurriendo un cambio fundamental en los mo- dos de aprehensión del mundo que, más que cualquie- ra otra cosa, permitía "pensar" a la nación. Para tener una idea de este cambio, podemos pasar con provecho a las representaciones visuales de las co- munidades sagradas, con los relieves y las ventanas de .. Más de I 000 de los 7 000 u 8 000 nombres de la lista de oficiales del ejército prusiano eran extranjeros en 1806. "Losprusianos de cla- ~.media eran superados en número por los extranjeros en su propio ejercito; esto dotaba de color al dicho de que Prusia no era un país Con un ejército sino un ejército con un país." En 1798. los reforma- d~res prusianos habían demandado una "reducción a la mitad del ~umero de extranjeros. que todavía representaban cerca de 50% de os soldados [... l". Alfred Vagts, A History 01Militarism, pp. 64 Y85. 43 vitrales de las iglesias medievales, o las pinturas de los primeros maestros italianos y flamencos. Un aspecto característico de tales representaciones es algo engaño- samente análogo al "ropaje moderno". Los pastores que han seguido la estrella hasta el pesebre donde na- ció Cristo tienen las características de los campesinos de Burgundia. La virgen María se representa como si fuera la hija de un comerciante toscano. En-muchas pin- turas, el patrón que las encarga, vestido como burgués o como noble, aparece aliado de los pastores. Lo que parece incongruente ahora, aparecía obviamente natu- ral a los ojos de los adoradores medievales. Afrontamos un mundo donde la representación de la realidad ima- ginada era predominantemente visual y auditiva. El cristianismo asumió SU forma universal a través de una miríada de especificaciones y particularidades: este re- lieve, esa ventana, este sermón, ese cuento, este drama moralizante, esa reliquia. Mientras que el clero trans- europeo que leía el latín era un elemento esencial de la estructuración de la imaginación cristiana, la media- ción de sus concepciones ante las masas analfabetas, mediante creaciones visuales y auditivas, siempre per- sonales y particulares, no era menos vital. El humilde párroco, cuyos ancestros y defectos eran conocidos por todos los oyentes de sus celebraciones, era todavía el intermediario directo entre sus feligreses y la divinidad. Esta yuxtaposición de lo cósmico-universal y lo munda- no-particular significaba que, por vasta que fuese la cris- tiandad, y por vasta que se creyera, se manifestaba di- versamentea las comunidades suavas o andaluzas como reproducciones de sí mismas. Era inimaginable una re- presentación de la virgen María con Tisgos "semíticos" o ropajes de "siglo 1", productos del espíritu 'restaura- dor del museo moderno, porque el pensamiento cris- tiano medieval no tenía una concepción de la historia 44 como una caden~ interminable de cdausa ylefecto o d~ aradones radicales entre el pasa o y e presente. bhservaBloch-que la gente pensa~que debía de estar rca del fin del tiempo, en el sentido de que la segun- : venida de Cristo podría ocurrir en cualqui~r mo- to: san Pablo había dicho que "el día del Senor He- men " E - 1 1como un ladrón en la noch~. ra aSI natu~ ~ue e ~ cronista del siglo Xli el obispo Otto de Freising, se firiera reiteradamente a "nosotros, los que hemos 1Ie- redo al final de los tiempos". C?ncluy~ Bloch que: en gaanta los hombres medievales se pusieron a meditar, cuda estaba más lejos de su pensamiento que la pers- na h 'dad' pe~tiva de"~~ futuro lejano para una umaru Joven YVlgorosa . Auerbach hace un bosquejo inolvidable de esta for- o • ~2 ma de la concrencia: Si un suceso como el sacrificio de Isaac se interpreta com? un anuncio del sacrificio de Cristo, de modo que el pn- mero promete y el segundo "cumple" [... ] la promesa,~ establecerá una conexión entre dos sucesos que no es~n ligados en lo temporal ni en lo causal [... ). Es~ cone~lOn podrá establecerse só~o si a~bos ~uceso_s ~stan vertical- menteligadosa la Divina Providencia, la uruca que puede elaborar tal plan de la historia y proveer la clave para su entendimiento [... ). El aquí y ahora no es un simple esla- bón más en una cadena terrenal de acontecimientos, sino que es .imultáneamen~ algo q~e no ha sido siempre y ~ue secumplirá en el futuro; y estnctamente, a los oJos de DIOS, !O Para nosotros. la idea del "ropaje moderno", una equivalencia metafórica del pasado con el presente, es un reconocimiento irónico de su fatal separación. " Bloch, FnJdalSociety, l. pp. 84-86, u Auerbach. Mimesis. p. 64. Las cursivas son mías. Compárese la descripción que hace san Agustín del Antigu? Tes~mento como "1: sombra.del futuro [es decir, proyectado hacia arras por el futuro] . Citado en Bloch. FeudalSociety, 1, p. 90. 45 otros, cuellos y corbatas; pero todos prestaron la más grave consideración a la forma como podrían saludar a su anfi. trión con la intimidad propia de una antigua amistad, o bien, si se presentaba la ocasión, ofrecer una graciosa dis- culpa por no haber llegado más temprano cuando presu· miblemente se esperaba con tanto interés su presencia, La cena se daba t'r una casa de la calle Anloague, que todavía puede reconocerse, si no la ha hundido algún te- rremoto. Es seguro que no la habrá tirado su propietario; en Filipinas, eso se deja de ordinario a Dios y la Natura- leza. En efecto, a menudo pensamos que están bajo con- trato con el Gobierno justamente para ese propósito [... ]. No hay necesidad de ¡r.ayores comentarios. Bastaría ad- vertir que des-te el principio la imagen (enteramente nueva pa.-a la literatura filipina) de una cena comenta· da por centenares de personas innominadas, oue río se conocen entre sí, en muy diferentes rincones de Mani· la, en un mes particular de un decenio particular, evoca de inmediato a la comunidad imaginada. Yen la frase sobre "una casa de la calle :\nloague que todavía pue- de reconocerse ¡...], los reconocedores son los lectores filipinos. La progresión casual de esta casa, del tiempo "interior" de la novela al tiempo "exterior" de la vída dia- ria del lector [de Manila], provee una confirmación hip- nótica de la solidez de una comunidad singular que abar- ca personajes, autor y lectores, moviéndose a través del tiempo de calendario. Adviértase también el tono. AUII- que Rizal no tiene la menor ideaacerca de las identi- dades individuales de sus lectores, escribe para ellos con una intimidad irónica, como si sus relaciones recí- procas no fuesen problemáticas ell medida alguna." 41 La otra cara de la oscuridad anónima de los lectores era (es) la celebridad inmediata del autor. Como veremos más adelante. esta OICuridad y celebridad tienen mucho que ver con la difusión del ca- pllalilmo impreso. Yaen 159S, los emprendedores dominicos habían 50 Nada nos da un sentido más foucaultiano de las dis- coiltinuidades súbitas de la conciencia que la compara- ción de Noli con la obra literaria más famosa escrita an- tes por un "indio" la de Francisco Baltazar, Pinagdaanang Buhay ni Florante at ni Laura sa Cahariang Albania [La Historia dé Florante y Laura en el Reino de Albania], cuya primera edición impresa data de 1861, aunque pudo haber sido escrita en 1838." Porque aunque Balta- zar vivía todavía cuando Rizal nació, el mundo de su obra maestra es, en todo sentido básico, ajeno al de Noli: Su ambiente -una fabulosa Albania medieval- está completamente alejado en tiempo y espacio del Binon- do del decenio de 1&030. Sus héroes -Florante, un noble cristiano de Albania, y su amigo íntimo Aladino, un aris- tócrata persa musulmán (rmoro'T-« nos recuerdan a las Filipinas sólo por el nexo entre cristianos y moros. Mien- tras que Rizal salpica deliberadamente su prosa españo- la con palabras tagalas en busca de un efecto "realista", satírico o nacionalista, Baltazar mezcla inconscientemen- te frases españolas en sus cuartetos tagalos sólo para en- fatizar la grandeza y sonoridad de su dicción. Noli se escribió para ser leída, mientras que Florante at Laura debería ser cantada en voz alta. Lo más notable de todo es el manejo del tiempo por parte de Baltazar. Como ob- serva Lumbera, "el desenlace de la trama no sigue un orden cronológico. La historia se inicia in medias res, de modo que la historia completa nos llega a través de una serie de discursos que sirven como remembranzas"." publicado en Manila la Doctrina Christiana. Sin embargo, las publica- ciones impresas permanecieron durante siglos bajo estricto control eclesiástico. La liberalización sólo se inició en el decenio de 1860. Véa- se Bienvenido L. Lumbera, Taga1lJgPoetry, 157IJ.I898, Tradítum and In- Jluenas in its DeveIoJnnenl, pp. SSY9S. ea1'""""., p. 115. .. 1'""""., p. 120. 51 Casi la mitad de los 399 cuartetos son relatos de la in. fancia de Florante, sus años de estudiante en Atenas y sus subsecuentes hazañas militares, narrados por el hé- roe en conversación con Aladino." La "remembranza hablada" era para Baltazar la única alternativa a una na- rración directa. Si nos enteramos de los pasados "sirnuj, táneos" de Florante y Aladino, es porque están canee. tados por sus voces que conversan, no por la estructura de la épica. Cuán distante es esta técnica de la de la no- vela: "Esa misma primavera, mientras Florante estudia. ba todavía en Atenas, Aladino era expulsado de la coro te de su soberano [... [." En efecto, jamás se le ocurre a Baltazar "situar" a sus 'protagonistas en la "sociedad", o discutirlos con su auditorio. Y aparte del flujo melifluo de polisílabos tagalos, no hay mucho de "filipino" en su texto." En 1816,70 años antes de la composición de Noü,José Joaquín Fernández de Lizardi escribió una novela titu- lada El Periquillo Samiento, evidentemente la primera 4.5 La técnica es similar a la de Homero, tan hábilmente analizada por Auerbacb, Mi"",", cap. 1 ("Odysseus' Sear"). 46 "Paalam Albaniang pinamamayanan ng casama, t. lupir, bangis caliluhan, acong tangulan roo, i, cusa mang pinatay sa iyo, i, malaqui and panghihinayang". {Adiós, Albania, reino ahora del mal, lacrueldad. la brutalidad y el engaño! Yo. tu defensor, a quien ahora asesinas lamento a pesar de todo la suerte que te espera.] Esta estrofa famosa se ha interpretado a veces como una expresión velada del patriotismo filipino, pero Lumbera demuestra convincen- temente que esa interpretación es una visión anacrónica. Tagalog Poe- try. p. 125. La traducción esde Lumbera. He alterado ligeramente su texto tagalo para conformarlo a una edición del poema de 1973, ha- sada en la impresión de 1861. 52 latinoamericana de su género. Como dice uno de obracríticos, este texto es "una denuncia feroz de la ad- s~ 's~ción española en México: ignorancia, supersti- m~u. " ., ycorrupción se muestran como sus caractensucas cl~nnotables·"7La forma esencial de esta novela "na- mas l .. d ' ., d. alista" se indica en a sIguIente escnpcion e su clon 48 contenido: Desde el principio. [el héroe. el Periquillo Sarniento] se.ve "puesto a malas influencias: criadas ignorantes que le m-e . d . culean supersticiones, su m~e qu~ se nn e a ~~ c~pn. chas, sUS profesores que no benen mnguna vocación ni ca- acidad paradisciplinarlo. Yaunque su padre es un hombre Pteligente que desea que su hijo se dedique a una activi- In bod ,.dad útil en lugar de hinchar las filas de a ga os y parasl- tos es I~ madre sobreprotectora de Periquillo quien gana laPartida, envía a su hijo a la uni~e~idad, y así~':' qu~ aprenderá sólo tonterías supersuciosas [... j. Penqutllo SI- guesiendoincorregiblemente ignorante, a pesar de muchos encuentros con gente buena y sabia. No está dispuesto a trabajar ni a tomar nada,en serio y~ vuelve.suc~i~e.nte sacerdote, jugador, ladron, aprendiz de botícario, médico, empleado en una ciu~ de provincia.[:.. l. Estos episodios pmniten al autor descnmr hospitaks, f1rlsIO'W, aldeas mno~, 11IOfIlI$/erios, al mismo tiempo que demuestra un punto Im- portante: el gobierno español y su sistema educativo alie~­ tan al parasitismo y la floje~ !... l. ~ a~nturas de Peri- quillo lo llevan variasvecesa VlVIT entre indios y negros [... l. Vemos de nuevo cómo opera aquí la "imaginación na- cional" en el movimiento de un héroe solitario a través de un contexto sociológico de una fijeza que funde el mundo interior de la novela con el mundo exterior, Pero este picaresco tour d'hotison -hospitales, prisio- 47lean Franco, An /ntroduction lo SfJanish-American Lilemlu,., p. 34. .. /1M., pp.35-36. Las cursivas son mías. 53 nes, aldeas remotas, monasterios, indios, negros- no es un tour du monde. El horizonte está claramente limi- tado: es el de México colonial. Nada nos asegura más esta solidez sociológica que la sucesión de plurales, que evocan un espacio social lleno de prisiones comparables, ninguna de ellas dotada en sí misma de alguna impor- tancia singular, sino todas ellas representativas (en su existencia simultánea, separada) de la opresión de esta colonia." (Contrástense las prisiones de la Biblia, que nunca se imaginan como típicas de esta sociedad o la otra. Cada una, como aquella en que Salomé fue he-- chizada porJuan el Bautista, tiene su propia magia.) Por último, a fin de eliminar la posibilidad de que los marcos que hemos venido estudiando sean de algún modo "europeos", ya que tanto Rizal como Lizardi es- cribieron en español, veamos el principio de Semarang Hitam [El Semarang Negro], un cuento del infortuna- do Mas Marco Kartodikromo, joven comunista-nacio- nalista indonesio." publicado por entregas en 1924:51 Eran las siete de la nochedel sábado; los jóvenes de Semarang nunca permanecían en casa el sábado por la noche. Pero fe EstemOYimiento de un héroe solitario a travésde un escenario 50- ciaI impenetrable es típico de muchas novelas antiguas (antíjcoloniales, 50 Tras una carrera breve y meteórica como periodista radical, Mar· ca fue recluido por las autoridades coloniales holandesas en Boven Digul, uno de los primeros campos de concentración del mundo, en 10 más profundo de los pantanos interiores de la Nueva Guinea occi- dental. Allí murió en 1932, tras seis años de confinamiento. Henri Chambert-Loir, "Mas Marco Kartodikromo (e. 1890-1932) ou L'Éduca- tionPolitique", p. 208, en Littbrúures wntnnporaines det:ARe du Sud-Est. Unbrillante relato completo de la carrerade Marco puedeencontrar- se en Takashi Shiraishi, An AS" in Motion: Popular ROOicalism inJaJJ(J, 1912-1926, caps. 2·5 y 8. 01 Según la traducción de Paul Tickell en su Tbree Eariy lntlonesian Shart Stories by Mm Marco KDrlodilcroma (e. 18'JO..1932), p. 7. Las cursi- vas son mías. 54 esta noche nadie había salido. Porque la fuerte lluvia de todo el día había mojado los caminos y los había vuelto muy resbalosos. Para los trabajadores de tiendas y oficinas, el sábado por la mañana era un momento de anticipación: anticipaban su ocio y la diveraión de caminar per la ciudad en la noche, pero esta noche se iban a frustrar, en vista riel letargo cau- sado por el mal tiempo y lo. camino. lodosos de los ham- pungs. Los caminos principales rebosaban de ordinario con toda clase de tráfico,las veredas estaban llenas elegen- te, pero ahora todos estacan desiertos. De vez en cuando podía escucharse el chasquido de un látigo que apuraba a un caballo, o el sonar de los cascos de otros que tiraban de algún carruaje. Semarang estaba desierto. La luz <le las hileras de lámpa- ras de gas iluminaba directamente el brillante camino as- faltado. Ocasionalmente, la luz clara de las lámparas de gas se opacaba cuando el viento soplaba del este [... j. Un joven estaba sen tado en un largo diván de ratán le- yendo un periódico. Estaba completamente absorto. Su eno- jo ocasional, y en otras ocasiones sus sonrisas, eran una se- ñal segura de su profundo interés por la historia. Volteaba las páginas del periódico, pensando que tal vez podría en- contrar algo que lo hiciera sentir menos miserable. De pron- to encontró un artículo titulado: . PROSPERIDAD Un vagabundo miserable enfemuí y murió al lado del caminopor la exposición El joven estaba conmovido por esta breve noticia. Podía imaginar exactamente el sufrimiento de aquel pobre que yacía alIado del camino [... ~. Por un momento sintió una ira explosiva en lo más profundo. Luego sintió piedad. En otro momento, su ira se dirigió contra el sistema social que originaba tal pobreza, al mismo tiempo que volvía rico a un pequeño grupo de personas. 55 masa, fuesen un espectáculo ya familiar, en centros ur, banos como París, en el siglo XVI.)5. En esta perspectiva, el periódico es sólo una "forma extrema" del libro, un libro vendido en escala colosal per? ~e pop~lari~adefímera, ¿Podríamos decir que e~ un exito de hbrena por un solo día?60 La obsolescencia del periódico al día siguiente de su impresión -resul. ta curioso que uno de los primeros bienes producidos en masa haya prefigurado así la obsolescencia intrfnse; ca de los bienes durables modernos-- crea sin embar- go, justamente por 'esta razón, esa ceremonia masiva extraordinaria: el consumo casi precisamente simultá- neo ("imaginario") del periódico como ficción. Sabe- mos q~e las edici?nes matutinas o vespertinas especia- les seran consumidas abrumadoramente sólo a la hora y el día de su publicación. (Contrástese la situación del ~úcar, cuyo uso se hace en un flujo continuo, no me- dido por el reloj; puede echarse a perder, pero no se vuelve obsole?>.) R~sulta par~<1.ój!ca lasignificación de esta ceremonia masiva: Hegel oliservó que los periódi- cos sirven al hombre modérnocomóuri sustitutode las plegarias matutinas. La ceremonia se realiza en una in- timidad silenciosa, en el cubil delcerebro:6lPéró cada comunicante está consciente de que la ceremonia está ~ Además, el editor veneciano Aldo había inventado ya la "edición de..bolsillo" a fines del siglo xv. Como lo revela el caso del SemamngHita .... las dos clases de éxi- tos de librería solían estar más conectadas que ahora. Dickens tam- bién ~ublicó por entregas. en periódicos populares, sus novelas más conocidas. "'Lo '1's matena es Impresos alentaron la adhesión silenciosa a causas cu~os defensores no podían localizarse en ninguna parroquia y que se dirigían a un público invisible desde muy lejos," Elizabelh L. Eisenstein, "Sorne Conjectures about the Impact of Printing on WeSlem Sociely and Thoughl".]oumal o/Motkm Hislory, 40: 1 (mar- zo de 1968). p. 42. 60 . do repetida simultáneamente por miles (o millo-Sien ....ti. s) de otras personas en cuya'.~~.~la~()n la, aun- n~e TfO tengafamen:or1J""'6Cióñ d¿:-sñiGéirtídad: Además, q la ceremonia se repite incesantemente en intervalos ~~arios o de medio día a través del año. ¿Cuál figura Iás vívida podrá concebirse para la comunidad imagi- mada. secular. de tiempo histórico(M' Al mismo tiempo, nn lector de periódico, que observa réplicas exactas del UUyo consumidas por sus vecinos en el metro, en la bar- ~ria o en la vecindad, confirma de continuo que el mundo imaginado está visiblemente arraigado en la vida diaria. Como ocurriera con Noli MeTa~ la ficción se cuela silenciosa y continuamente a la realidad, crean- do esa notable confianza de la comunidad en el anoni- mato que es la característica distintiva de las naciones modernas. Antes de iniciar un examen del origen específico del na- cionalismo, convendria resumir las proposiciones esen- ciales formuladas hasta ahora. Básicamente,Il~_Y!.!!!!!2. sosteniendo que la mera posibilidad de imaginar a la nación sólo surgió en la historia cuando tres conet¡r dones culturales fundamentales, todas ellas mlJyann- guas, perdieron su control axiomá?co sobre I;)S n~_en~s de los hombres. La primera era la Idea de que una Ten- gua escrita particular ofrecía un acceso privilegiado a .. Escrihiendo acerca de la relación entre la anarquía material de la sociedad de clase media y un abstracto orden político estatal, 0& serva Naim que "el mecanismo representativo convirtió la desigual- dad real de las clases en el igua1itarismo abstracto de los ciudadanos, 1m egoísmos individuales en una impersonal voluntad colectiva, lo que de otro modo habría sido el caos en una nueva legitimidad. esta-- tal". 1M 1JmJIHJp o/ Britain, p. 24. Eso es indudable. Pero el mecanis- mo representativo (¿laselecciones?) es una fiesta rara y movible. Me parece que la generación de la voluntad impersonal debiera bus- cane mejor en las regularidades diarias de la vida imaginaria. 61 la ~erdad ontológica, precisamente porque era una par- te Inseparable de esa verdad. Fue esta idea la que creó las graneles hermandades transcon tinemales del cris- tianismo, el islam y todas las demás. La segunda era la creencia de que la sociedad estaba naturalmellte..orgae , nizada alrededor y bajo centrose1evados~"IIl;narcas que eran personas diferentes de Íos dernás seres huma- nos y K?~rnab~~ mediante alguna forf!l:a.~eC!j§pensa cosmológica (divina). Las lealtades humanas eran ue- cesariamente jerárquicas y centrípetas porque el gu- oernante, cumo la escritura sagrada, era un nudo de acceso al ser y algo inherente a él. La tereera era una con~epc!ón de l.a t~mpo~lidad d?nde la cosmología y la historia eran mG1wngulbles, mientras que el origen del iaundo y el del hombre eran idéntícos enesencia. Combinadas, estas ideas arraigaban firmement;¡asvi. das humanas a la naturaleza misma de las cosas dando cierto sentido a las fatalidades de la existencia de todos los días (sob~e todo la ~uerte. la pérdida y la servidum- bre) , y ofreciendo, en diversas formas, la redención de tales fatalidades. La declinación lenta y desigual de estas certezas in. terconectadas, ~rimero en Europa 0<:f!<!e!1tal yI1!ei.Q.!1! otras partes, bajo el efecto del cambio económico los "descubri~ie~tos" (sociales y científicos) y el desa";olIo de com~mcaclonescada vez más rápidas, introdujeron una cuna dura entre la cosmología y la historia. No es so'l?rend~nte así que se haya comenzado a buscar, por decirlo asi, una nueva forma de unión de la comunidad el poder y el tie.mpo, dotada de sentido. Es posible qu~ nada haya precIpItado ,esta busca en mayor medida, ni la haya hech?.~as fructífera, que e! capitalismo impreso. el que perrmuo que un numero rapidamente creciente de personas pensaran acerca de sí mismos, y se relacio- naran con otros, en formas profundamente nuevas. 62 III. EL ORIGEN DE lA CONCIENCIA NACIONAL SI EL desarrollo de la imprenta como una mercancía es la clave para la generación de ideas del todo nuevas de simultaneidad, nos encontrarnos simplemente en el pun- to en que se vuelven posibles las comunidades del tipo "horizontal-secular, de tiempo transverso". ¿Por qué se hizo tan popular la nación dentro de ese tipo? Los fac- tores que intervienen son desde luego complejos y di- versos, pero puede demostrarse claramente la prima- cía del capitalismo. Como hemos VISte', en 1500 se habían impreso ya por lo menos 20 000 000 de libros,' lo que señala el ini- cio de la "época de la reproducción mecánica" de Ben- jamin. Si el conocimiento manuscritoera algo escaso y arcano, el conocimiento impreso sobreviví? por su ca- pacidad ue reproducción y disemínación." Si, corno creen Febvre y Martín, para 1600 se habfan producido cerca de 200 000 000 de volúmenes, no es extraño que Francis Bacon creyera que la imprenta había cambiado "la apariencia y el estado del mundo".' .C~mo una de las primeras formas de la empresa ca- Pltahsta, la actividad editorial experimentó la busca in- I La población de la Europa donde se conocía entonces la impren- ta era de unos 100 000 000. Febvre y Martín, TIu Coming olllu BooIt, PP; 24&-249. I De esto es característico El librode MaTco Polo, que permaneció en P anonimato en gran medida hasta su primera impresión en 1559. °1°..Travets; p. xiii. Cltado en Eisenstein, "SorneConjectures", p. 56. 63 cesante de mercados. Los primeros editores estableei ron sucursales por toda Europa: "en esta forma se er ~ d dera '! . l' eouna, ver a era m ternacrona de casas editoriales qUe paso por ~Ito las fronteras nacionales" [sic].' Y dado que. el penodo de 1500 a 1550 fue de excepcional proS. pendad en Europa. la actividad editorial compartió I l "M' e~uge gene~ . ~ q~e en cualquiera otra época", ~f;\ una gran mdus~abajo el control rlp,e'!Pitalistasricos'.' Naturalmente, los vendedores de libros trataban so. bre todo de obtener un beneficio y vender sus produ¿ tos, ~e modo que buscaban principalmente las obras que mt~resaban al mayor número posible de sus Con. temporáneos"," El mercado inicialfue la Europa alfabetizada, un es. tra~~ amplio pero delgado de lectores de latín, La satu, racron de este mercado se llevó cerca de 150 años. La ' c~racterística determinante del latín -aparte de su ca- racter sagrado-- era que se trataba de un idioma de bi. Iingües..Rela~vameme pocos nacían hablándolo y tle. mos de imagmar que menos aún soñaban en él. En el ' siglo XVI era muy pequeña la proporción de bilingües . dentro de la población total de Europa; muy probable- ' mente no era mayor que la proporción en la población del mu~do actual" Y.-.,a pesar del imernacionalismo proletario-s- en los siglos venideros. Entonces, como • Febvr~ y Martín, The Cumingoflhe BooIc, p. 122. (Sin embargo. el texto ongmal SImplemente habla de "par-dessus les frontiéres". L 'A~ nI..... p. 184.) , [bid., p. 187. El texto original habla de "puissants" (poderosos) antes que de capiralistas "ricos'. L 'Apparition, p. 281. • 6 "La introducción de la imprenta fue así, en este sentido una eta- pa en el camino hacia nuestra sociedad actual de consumo' masivo y ~e es~d.ari~ación." [bid., pp. 259-260. (El texto original habla de ~ne cl~hsauon de masse el de standarisation", que podría tradu- c~rse mejor por "una civilización masiva y estandarizada". L'Appari- non, p. 394.) 64 h ra el grueso de la humanidad era monolingüe. La r~ca'del capitalismo significaba entonces que, unavez turado el mercado elitista del latín, llegaría el rno- sa nlO de los mercados potencialmente enormes repre- m~tadOS por las masas monolingües. En realidad, la ~onrrarrefo~ma alentó ';ln resurgirriiento.te~poral de las publicaCiones en latín, pero ese movirmento esta- ba en deca?encia a m.ediados del sig!~ XVII, mientras ue las bibhotecas fervientemente catohcas estaban re- qlelaS. Mientras tanto, una escasez de dinero que afee- ~ba a toda Europa hacía que los impresores pensaran más y más en la venta de ediciones baratas en lenguas , l 7vemacu as. El impulso revolucionario de las lenguas vernáculas por elcapitalismo se vio reforzado pqr-;tres factores ex- tertlQ~,dos de los cuales contribuyeron directamente al surgimiento de la conciencia nacionaLIGl'.ftrtmer6, y en última instancia el menos importante, fue un !=~m: bio en el carácter del latín mismo. Gracias a los esfuer-: zos de los humanistas por revivir la abundante literatu- ra de la Antigüedad precristiana, y por difundirla por medio del mercado de las impresiones, una nueva apre- ciación de los logros estilísticos refinados de los antiguos eraevidente entre la intelligentsia transeuropea, Ellatín que entonces aspiraban a escribir se volvió cada \,ez más ciceroniano y,por la misma razón.xada vez máS aleja: do de la vida ecle'sTáSticaycofidlana. En esta'forma, el latín aclqú¡rI<run carácter esotérico muy diferente del que tenía el latín eclesiástico de la época medieval. El latín antiguo no era arcano por su tema o su estilo, sino simplemente porque estaba escrito, es decir, por su ca- rácterde texto. Ahora se volvia arcano a causa de lo que estaba escrito, a causa de la lengua misma. , [bid.• p. 195. 65 dual, inconsciente, pragmática, por no decir aleatoria. En consecuencia, fue algo totalmente diferente de las políticas idiomáticas conscientes aplicadas por las di- nastías del siglo XIX que afrontaron el surgimiento de hostiles nacionalismos lingüísticos populares. (Véase más adelante, capítulo VI.) Un signo claro de la diferen- cia es que las antiguas lenguas administrativas eran jus- ta~.te e-!!,,,-.~e!1gu~ .\lsadas por los funcionarios para su propia conveniencia interna. No había ninguna idea de la imposición sistemática de la lengua a las diversas po- blaciones sometidas de las dinastías." Sin embargo, la elevación de estas lenguas vernáculas a la posición de lenguas del poder, cuando eran en cierto sentido com- , petidoras del latín (el francés en París, el inglés [anti- o guol en Londres), hizo su propia contribución a la de- I cadencia de la comunidad imaginada de la cristiandad. En el fondo,es probable qu~ el carácter esotérico del latín, la Reforma y eldesarrollo caprichoso de las len- guas vernáculas administrativas seanjmportantes, en este contexto,so1>~e!~.Q.~.nu!1~ntid~(l~getiyo:en sus contribuciones al<ie~!I:0m\nüellto<i~Uªtíl'!,.Esmuy po- sible concel>irJ~J.~lIrgilTli~.l'!.tº.d~Jas.nU.exas.(;QID.llJli<,lades na~ioÍ13ies il1laginadassin,.!l\l~'.¡j.!lg\lE.()deesos fact~~~s este presente. [o que, en un sentido positivo, hizo ima- gínables a las comunidades nuevas era una interacción semi~~rtuita, peroexplosiva .~ntre .1I1l..sistellla dé. pr¡j: ducción y de relaciones productivas (el ca¡;>italismo),1 una tecnología de las comunicacion~~ IlaiiIlprelltab la fatalidad de la diversidad lingüística humana." 17 Tenemos una confinnadón agradable de este punto en la acti- tud de Francisco l. quien. como hemos visto, prohibió toda impre- sión de libros en 1535, y cuatro años más tarde impuso el francés como la lengua de sus tribunales. 18 No fue el primer "accidente" de esta clase. Febvre y Martín se- ñalan que a fines del siglo XIII yaexistía en Europa una burguesía vi- 70 El elemento de la fatalidad es esencial. Cualesquie- ra que fuesen las hazañas sobrehumanas que pudiera realizar el capitalismo, encontraba en la muerte y las lenguas dos adversarios renaces." Las lenguas particu- lares pueden morir o ser eliminadas, pero no había Ili hay ninguna P?sibHidad de la unificación lingúística general entreIos nombres. Sin embargo, esta mu~ua incapacidá.<icie..c~Inprensióntenía apenas. una impor- tancia histórica ligera antes eje queelcapitalismo y la imprenta crearan grandes públicos de lectores mono- lingües. Aunque es esencial tener en mente una idea de la fa- talidad, en el sentido de una condición gII1U1Ta/. de diver- sidad lingüística irremediable, sería un error equiparar esta fatalidad con ese elemento común de las ideolo- gías nacionalistas que destaca la fatalidad primordial.de len1t!!~~s f!.'!.'1!~b~rsu asociación con unidades terri- toriales Pa:rliculares. Lo esencial es la interacción entre la fatalidad: Ji tecnología y el capitalismo. En la Europa an- ; terior a la imprenta, y por supuesto en el resto del mun- do, la diversidad de las lenguas habladas, esas lenguas que son para quienes las hablan la trama y la urdimbre de sus vidas, era inmensa; tan inmensa, en efecto, que si el capitalismo impreso hubiese tratado de explotar cada mercado potencial de lengua vernácula habría conser- vado minúsculas proporciones. Pero estos variados idio- lectos.eran capaces de reunirse, dentro de límites defi- si~le, pero el papel sólo se hizo de uso general a fines del siglo XIV. Sólo la superficie plana y suave del papel permitía la reproducción de teXtos y dibujos. y esto no ocurrió durante los siguientes 75 años. Pero el papel no era un invento europeo. Provino de otra historia -la de China- a través del mundo islámico. The Comingo/ the BooIc, PP••22, so Y45. de Todavía no tenemos multinacionales gigantescas en el mundo 1as editoriales. 71 nidos,en lenguas impresas de número mucho menor. La misma arbitrariedad de cualquier sistema de signos para los sonidos facilitaba el proceso de conjunción." (Al mismo tiempo, cuanto más ideográficos fuesen los signos, más vasta era la zona de conjunción potencial. Podemos descubrir una especie de jerarquía descen- dente, desde el álgebra al chino y el inglés, hasta llegar a los silabarios regulares del francés o el mdonesio.) Nada servía para "conjuntar" lenguas vernáculas rela- cionadas más que el capitalismo, el que, dentro de los límites impuestos por las gramáticas y las sintaxis, crea- ba lenguas impresas mecánicamente reproducidas, ca- paces de diseminarse por medio del mercado." Estas lenguas impresas echaron las bases de la con- ciencia nacional en tres formas distintas. En\prime~ h.lg<tr y sobre todo, crearon campos unificados de intercam- bio y comunicaciones por debajo del latín y por encima de las lenguas vernáculas habladas. Los hablantes de la enorme diversidad de franceses, ingleses Qe~Ri!f1ºIe~, para quienes podríaresultar difícil,q i9Ch!~0 imp?si~le, entenderse.recíprocamente...eo..la cqnXer~cíPo~pl:1~i~ 20Véase una útil exposición de este punLO en S. H. Steinberg. Fioe Hundred Yea" oJPrinting. capítulo 5. El hecho de que el signo ough se pronuncie de modo diferente en las palabras allhough. bough. lough, rough. cough y hicrough revela la diversidad idioléctlca de donde sur- gió la ortografia ahora convencional del idioma inglés. así como la calidad ideográfica del producto final. :tI Afirmo deliberadamente que "nada sirvió [ ... ] más que el capi- talismo". Steinberg y Eisenstein casi divinizan la "imprenta", como tal, como el genio de la historia moderna. Febvre y Marlin no olvi- dan nunca que detrás de la imprenta se encuentran los impresores y las editoriales. _Convendrá ~~cordar. en. este c~~.~exto,9~e. ':lunque la imprenta se inventó en China, quizás 500años antes de su ap.él;~ic:}§n· en Europa. no tuvo ningún resultado importante. ya nodigamosre- voluclonarjo. precisamente debido a la ausencia del capitalismo en ese país. ...., .. ."- 72 comprenderse por la vía de la imprenta y el papel. ro°el proceso, gradualmente cobraron conciencia de tós Eo teoares de miles, incluso millones, de personas en su cernopo lingüístico particular, yal mismo tiempo que sów ca de mil '11 'O.l centenares e i es, o mi ones, perteneClan a ese ~rnpo. Estos lectores semejantes, a quienes s~ r~l~c~<: abaa través de la imprenta, formaron, en su invisibili- ~ad visible, secular, particularvel.embrión .dela comu- nidad nacionalrns.ntfi)m~i.!},~.g~,. . En segttndQ:;bigar, el capitalismo IrnPI~so..ºIR.l.l}~~ nueva fijeza al lengI1,llj~! l()qJ,lt;,ll largo plazo ayudo a forjar esa imagen dej~dadtanIundamentalpara la idea subjetiva.de la nación, Como nos lo recuerdan Febvre Y Martín, el libro impreso conservó una forma permanente, capaz de una repro~ucciónvirtualmen.te infinita, en lo temporal y lo espacial. Ya no estaba sUJe- 10 a los hábitos individualizantes e "inconscientemente rnodernizantes" de los monjes amanuenses. Así pues, mientras que el francés del siglo XII, difería marcada- mente del francés escrito por VilIon en el siglo xv, el ritmo de cambio se frenó decisivamente en el siglo XVI. "Para el s~gl?-J{VJl,Iasl"'!!KJ,l<lSde Eu.ro.E'!J:l~~~!l<lQ9Uí: rido generalm~~t.e_~l:1.~JqJ:1.1laslIl?:<!en.!i1S' DI,c~().2e otro modo, estos lellID1i1j~sirnp!:.es().D'ª estabilizados habíanido oscureciéndose durante tres siglos; las [l¡l; labras de nuestros antec~s()re~c!~IJlj&!R1i"1IS9n,;U;q:§j- bies a nosotros en una forma en que no lo eran para Villon sus antepasadosdelsiglo Xlt. Tercero, 'el capitalismo impreso creó lengtI<;ljes de~ der de una clase diferente a la de las ~!!~as len~as vernáculas adiriíñisfrafivas. Ciertos dialectos estaban "TheComingoJtheBook, p. 319. q: L'ApparilifJn. p. 477: "Au XVII' siecle, les langues nationales apparaissent un peu partout crista- IIisées." 73 inevi.tablemente "más cerca" de cada lengua impresay dominaban sus formas finales. Sus primos en condí, ciones menos ventajosas, todavía asimilables a la len- gua impresa que surgía, perdieron terreno, sobre todo porque fracasaban (o sólo triunfaban relativamente) en el esfuerzo por imponer su propia forma impresa. "El alemán del noroeste", oral en gran medida, se convir- tió en el dialecto holandés considerado inferior porque era asimilable al alemán impreso en una forma en que no lo era el checo hablado en Bohemia. El alto alemán. el inglés del rey, y más tarde el tai central, fueron ele- vados a su vez a una nueva eminencia política-eulturaI. (Así se explican las luchas de fines del siglo xx en Eu- ropa, por las que ciertas "sub"nacionalidades tratan de cambiar su posición subordinada irrumpiendo firme- mente en la prensa y en la radio.) SóIQ falta destacar que."en su origen, la fijación de las lenguas impresas y la diferenciaciónde sus-p'OsiCj¡). Ilés'.re.la.u~e.EülEi'c:>~s'§s~eíi'ªñ:¡)~~TIl~()!i~cl~~Iés.- resultantes de la interacción explosiva entre el capita- lismo, la tecnología y la diversidad lingüística humana. Pero como ocurre con tantas otras cosas en la historia del nacionalismo, una vez llegadas a "ese punto", po- drían convertirse en modelos formales por imitar y. cuando fuese posible, por explotarse conscientemente con un espíritu maquiavélico. Ahora, el gobierno tai desalienta activamente los esfuerzos de los misioneros extranjeros por proveer a sus tribus montañesas mino- ritarias de sus propios sistemas de transcripción y por crear publicaciones en sus propias lenguas: el mismo gobierno muestra una gran indiferencia por lo que las minorías hablan. La suerte de los pueblos de habla tur- ca en las zonas incorporadas a lo que son hoy Turquía, Irán, Irak y la URSS es especialmente ejemplar. Una familia de lenguajes hablados, que alguna vez se reu- 74 nieron de todas partes, y por ende comprensible~,den- tro de una ortografia arábiga, ha perdido esa Unidad a resultas de manipulaciones conscientes. A fin de elevar la conciencia nacional turca de Turquía a expensas de cualquier identificación islámica m~ amplia, Atatür~ impuso la utilización del alfa?~~o laun? ~n forma ?bh- gatoria." Las autoridades soviencas lo Iml~ron, pnme- ro con el uso obligatorio antiislámico y anuperS3; del al- fabeto latino; luego, en los años treinta con Stalin, con el empleo obligatorio del alfabeto cirílico rusíficanre." Podemos resumir las conclusiones que pueden sacarse de los argumentos expuestos hasta ahora diciendo que la convergencia delc::apííali~ti'c:>.yl<ltecnoTogía.impres~ en la fatiTdiversi<Iad'oellenguaje humano hIZO POSI- ble una nueva forma de comunidad imaginada, que en su morfología básica yreparó el esc~nario e;¡ra la na- ción moderna, La extensión potencial de estas cornu- nidad~s'est:iba forzosamente limitada y, al mismo tiem- po, sólo tenía la relación más fortuita con las fronteras políticas existentes (que eran las más extensas que ha- bían alcanzado los expansionismos dinásticos). Pero es obvio que, mientras que ahora, c3.'lUod'!S}flS naciones modernas dé fófmacíón propia -Y~I11.~len 10s'EstaaosnacÍi:>llales:::::tienen lengtias'nacionales impresaS";muchiSdeelIas tienenestasTeñguaseñ'ci):' muo; y'enotriS-sólo una pequeña fraccié>,!.de. Ia.p()~I<l­ ció~ ·üs;¡,~Iá letl&t:ialÍ~~ioñ-áréiJ.l¡l éOllv~r.sación ~ por escnto. Los Estados nacionales de la AiIlenca española, o los"dé la "familia anglosajona", son ejemplos conspi- "Hans Kohn, TheAgeofNatiunalisrn, p. IOB, Quizá sea justo añadir q.u~.Kemaí esperaba alinear por tanto el nacionalismo. turco con la clVlhzación moderna de alfabeto latino, de Europa OCCidental." .Seton-Watson, Nauons and Staus, p 317, 75 se rebelaran contra sus amos sediciosos. 10 Resulta ins. tructivo el hecho de que una de las razones por las qUe Madrid tuvo un regreso triunfante a Venezuela entre 1814 y 1816, Y conservó al remoto Quito hasta 1820 fue que obtuvo el apoyo de los esclavos en el primer ca: so, y el de los indios en el segundo, en la lucha contra los criollos insurgentes." Además, la prolongada dura. ción de la lucha continental contra España, a la sazón una potencia europea de segundo orden, recién cOn. quistada también, sugiere cierta "delgadez social" en estos movimientos independentistas latinoamericanos. Sin embargo, fueron movimientos de independencia nacional. Bolívar cambió de opinión acerca de los es. clavos," y su compañero de lucha, San Martín, decretó en 1821 que "en lo futuro, los aborígenes no serán lla, mados indios ni nativos; son hijos y ciudadanos del Perú, y serán conocidos como peruanos"." (Podríamos aña. dir: a pesar de que el capitalismo impreso no había lle- gado todavía a estos analfabetos.) ,. Edward S. Morgan, "The Heart of jefferson", The Neui Yorl< & view o/ Books, 17 de agosto de 1978. p. 2. "M."ur, &/ivar. p. 207; Lynch, TmSpam.h·AmniaJnReuoluliuns, p. 237. 12 No sin algunos remilgos. Liberó a sus propios esclavos poco des- pués de la declaración de independencia de Venezuela en 1810. Cuan- do huyó a Haití en 1816, obtuvo ayuda militar del presidente Alexan- dre Pétion a cambio de la promesa de acabar con la esclavitud en todos los. territorios liberados. La promesa se cumplió en Caracas en 1818. pero debe recordarse que los éxitos de Madrid en Venezuela, entre 1814 y 1816, se debieron en parte a su emancipación de los esclavos leales. Cuando Bolívar fue designado presidente de la Gran Colom- bia (Venezuela, Nueva Granada y Ecuador), en 1821, pidió Yobtuvo del Congreso una ley que liberaba a los hijosde los esclavos. "No ha- bía pedido al Congreso que proscribiera la esclavitud porque no que- ría incurrir en el resentimiento de los grandes terratenientes," Masur, Bolívar, pp. 125, 206-207, 329 Y388. " Lynch, The Spanish-Ammcan &volutions, p. 276. Las cursivas son mías. 80 , es entonces el enigma: ¿por qué fueron precisa- Este 'b'las comunidades criollas las que concr ieron en lJIe nte tan temprana la idea de su nacionalidad, mucho ér:a.-e la mnyurpa~ de Europal ¿Po~ qu~ produjeron an rovincias coloniales, que de ordinario albergaban talesSs poblaciones de oprimidos que no hablaban es- gra." lecriollos que conscientemente redefinían a estas Pano , . y E -.. lablaciones como connacionales? ¿ a spana, a que po ban ligados en tantos sentidos, como a u~ enemigo ~~~njero?¿Por qué el Imperio hispanoamenc:mo, qu~ bí persistido tranquilamente durante casi tres 51- ha la d d" ~se fragmentó de repente en 18 Esta os ístmtos.g1os, "d'd ILos dos factores mas comunmente a UCI os en a licación son el fortalecimiento del control de Ma- ~%J y la difusión de las ideas Iiberalizadoras de la Ilus- ¡ración en la segunda mitad del siglo XVIII. No hay ~u?a' de que las políticas aplicadas por el competente des- pota ilustrado" Carlos III (reinó de 1759,a 1788) frus- ¡rafon, irritaron y alarmaron cada vez mas a la,s ~I~s airas criollas, En lo que ~e ha lIam~d.o a veces.lr?mca- mente la segunda conquista de Am,enca, M.adn~ Impu" so nuevos gravámenes, incremento la e.ficlencla d~ su recaudación, hizo efectivos los monopolios comer~la!e.s metropolitanos, restringió el com~r~io i~trahe~lsfen­ co en su propio provecho, centrahz? I~Jera~9U1asad- ministrativas y promovíó una fuerte mrmgracion de p~ ninsulares." México, por ejemplo, aportaba a la Corona, a principios del siglo XVIII, un ingreso anu~1 cercano a los 3 000 000 de pesos, Pero a fines de ese SIglo, la suma 14 Un anacronismo. En el siglo XVIII,el ténnino habitual era todavía el de las Españas, no España. Seton.Wa~o"" Nations~nd Staus, P: 53. I.~ Esta nueva agresividad de la metropoh se debla el" 'parte a las doctrinas de la Ilustración, a los problemas fiscales crO~lc05 y, ~es­ pués de 1779, a la guerra con Inglaterra. Lynch, TmSpanuh-Amencan RevoIutions, pp. 4-17. 81 casi se había quintuplicado hasta \legar a 14 000 000 de pesos, de los cuales se usaban sólo 4 000 000 para sufra gar los costos de la administración local." En forma p~ ralela, el nivel de la migración peninsular era en el de cenio de 1780-1790 cinco veces mayor que en el periode de 1710-1730.17 Tampoco hay duda de que el mejoramiento de l~ comunicaciones trasatlánticas, y el hecho de que lasdi versas Américas compartieran lenguas y culturas con sus respectivas metrópolis, imponían una transmisión rela tivamen te rápida y fácil de las nuevas doctrinas econó micas y políticas que .estaban apareciendo en Europi occidental. El éxito de la rebelión de las Trece Colonial a fines del decenio de 1770, y el estallido de la Revolú ción francesa a fines del decenio de 1780, ejercieron una influencia poderosa. Nada confirma esta "revolú ción cultural" en mayor medida que el generalizado TI publicanis1fUJ de las comunidades que se independiza ban." En ninguna parte, fuera de Brasil, se hacía un intento serio por recrear el principío dinástico en lal Américas; incluso en Brasil, es probable que tal recrea ción no hubiese sido posible sin la inmigración, en 180& del propio monarca portugués que huía de Napoleón. (Permaneció allí por 13 años, y al retomar a su patria hizo que su hijo fuese coronado localmente como pe dro 1 de Brasil.) 19 16 /bid., p. 301. Cuatro millones subsidiaban la administración dt otras partes de la América española, mientras que 6 000 000 eran be' neticio puro. 17 [bid., p. 17. " La Constitución de la Primera República Venezolana (1811) ~ copió en muchas partes, al pie de la letra, de la Constitución de I~ Estados Unidos. Masur, &/ivar, p. 13J. . 19 Un soberbio e intrincado análisis de las razones estructurales M excepcionalismo brasileño puede encontrarse enJosé Murillo de car 82 Pero la agresividad de Madrid y el espiritu del libera- lismo, siendo fundamentales para toda comprensión del impulso de resistencia en las Américas españolas, no explican por sí mismos el hecho de que entidades como Chile, Venezuela y México fuesen posibles en el terreno emocional y viables en el terreno político;") ni el hecho de que San Martín decretara que ciertos abo- rígenes fuesen identificados con el neologismo de "pe- ruanos". En última instancia, tampoco explican los sa- crificios que efectivamente se hicieron. Porque si bien es cierto que las clases altas criollas, consideradas C01fUJfor- maciones sociales históricas, se beneficiaron inmensamente con la independencia a largo plazo, también lo es que muchos miembros de tales clases que vivieron entre 1808 y 1828 se arruinaron en términos financieros. (Para to- mar sólo un ejemplo: durante la contraofensiva desata- da por Madrid en 1814-1816, "más de dos tercios de las valho, "Political Elites and State Building: The Case of Nineteeruh- Century Brazil", Comparalivt Studies in SOc1Pty and Histmy, 24:3 (1982), pp. 37S.399. Dos de los factores más importantes eran: 1) Diferencias de educación. Mientras que "veintitrés universidades estaban disper- sas p?r los que llegarían a ser trece diferentes países" en la América "spañola, "Portugal se negó sistemáticamente a tolerar que se orga~ rnzara alguna institución de enseñanza superior en sus colonias, sin Considerar cama tallos seminarios teológicos", Sólo habría enseñan- z~ SUperior en la Universidad de Coimbra y hacia allá, a la madre pa- Uia, fueron los hijos de la élile criolla, que en su mayoría estudiaron ~~sla fa~ultad de derecho. 2) Las diferentes posibilidades que los crio- teman de hacer carrera. De Carvalho observa "la mucho mayor ~x~lusión de los españoles nacidos en América en los altos pue:<.los me lad¿ español {sic]". Véase también Sruan B, Schwartz, "The For- ~t~on ofa Colonialldentily in Brazü ", cap. 2, en Nicholas Cannv y 18~ony. Pagden, comps., Col<mial/denlity in tne Alfanlic Warld, /500- la. • qUI~n nota, de paso (p. 38), que "no hubo ni una sola impren- ~~rasll en los tres primeros siglos de la época colonial". al T go muy similar podría decirse de la postura en Londres frente as rece Colonias. y de la ideología de la Revolución de 1776. 83 familias terratenientes de Venezuela sufrieron ciertas conñscacíones"}" Y un número semejante dio volun. ta~i~ente su vida por la causa. Esta disposición al sao crificio de las clases acomodadas debiera hacernos reflexionar. ¿Qué concluiremos? El principio de una respuesta se encuentra en el hecho notable de que "cada una de las nuevas repúblicas sudamericanas había sido una unidad administrativa desde el siglo XVI hasta el XVIII.22 En este sentido, presagiaban a los nuevos Estados de África y partes de Asia de mediados del siglo xx, y con. trastaban marcadamente con los nuevos Estados euro- peos de fines del siglo XIX y principios del siglo xx. La configuración original de las unidades administrativas americanas era hasta cierto punto arbitraria y fortuita marcando los límites espaciales de conquistas militare~ particulares. Pero a través del tiempo desarrollaron una realidad más firme bajo la influencia de factores geo- gráficos, políticos y económicos. La misma vastedad del imperio hispanoamericano, la diversidad enorme de sus suelos y sus climas, y sobre todo, la dificultad inmensa d~ las comunicaciones en una época preindustrial, ten- dían a dar a estas unidades un carácter autónomo. (En la época colonial, el viaje por mar de Buenos Aires a Aca- P?lco ta~d~ba cu~tro meses, y el viaje de regreso, más aun; el vuye por nerra de Buenos Aires a Santiago du- raba normalmente dos meses, y a Cartagena nueve.j" Además, las políticas comerciales de Madrid conver- tían las unidades administrativas en zonas económicas separadas. "Toda competencia con la madre patria es- " Lynch. TM SJ!ani.Jh-A merican Reooluliom, p. 208; eJ. Masur, BoIivar, pp. 98-99 Y23I. .. Masur, Bolívar, p, 678. " Lynch, Thespanish-American Rruolutions, pp, 2!>-26. 84 llIba prohibida para los americanos, y ni siquiera las partes individuales del continente podían comerciar entre sí. Los productos americanos en ruta de un lado de!tfDéricaal otro tenían que viajar primero a puertos españoles, Yla marina mercante española tenía el mo- nopolio del comercio con las colonias. "24 Estas expe- riencias ayudan a explicar el hecho de que "uno de los principios básicos de la revolución americana" fuese el de "uti possidetis, por el que cada nación habría de con- servar la situación territorial de 1810, el año en que se inició el movimiento de independencia".2! No hay duda deque su influencia contribuyó a la fragmentación de la efímera Gran Colombia de Bolívar, y de las Provin- cias Unidas del Río de la Plata en sus antiguas partes constitutivas (que ahora se conocen como Venezuela, Colombia, Ecuador, y Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia). Sin embargo, por sí mismas, las zonas de mer- cado, las zonas "naturales" geográficas o político-admi- nistrativas, no crean adeptos. ¿Quién moriria gustoso porel Comecon o por la CEE? Para entender cómo las unidades administrativas pu- dieron llegar a ser concebidas a través del tiempo como patrias, no sólo en las Américas sino también en otras partes del mundo, debemos examinar las formas en que los organismos administrativos crean un significado. El antropólogo Victor Turner ha escrito luminosamen- te acerca del "viaje", entre épocas, posiciones y lugares, como una experiencia que crea signiñcados." Todos .. Masur, Bolívar, p. 19. Desde luego, estas medidas sólo eran par- ci"!,mente aplicables, ysiempre hubo mucho contrabando. [bid" p. 546. .. Véase su libro titulado TM Foml DISymboIs, &pects DINtkmbu Ri- tual, especialmente el capítulo "Betwixt and Between: The Liminal Period in Rita de Passagr", Véase una presentación posterior. más 85 en el desarrollo de grandes burocracias transcontinen- tales. Pero esto no ocurrió en realidad. La racionalidad funcional del aparato absolutista -sobre todo su ten- dencia a reclutar y promover con base en el nacimien- to- operaba sólo irregularmente más allá de las costas orientales del Atlántico. '2 El patrón es evidente en las Américas. Por ejemplo: de los 170 virreyes que habían gobernado en la Améri ca española antes de 1813, sólo cuatro eran criollos. Es- tas cifras son más sorprendentes aún si advertimos que, en 1800, menos de 5% de los 3 200 000 criollos "blan- cos" del Imperio occidental (impuestos sobre cerca de 13700 000 indígenas) eran españoles peninsulares. En vísperas de la guerra de Independencia de México, sólo había un obispo criollo, aunque los criollos del virrei- nato superaban en número a los peninsulares en pro- porción de 70 al." Y por supuesto, casi no había un solo ejemplo de criollo que ascendiera a una posición de importancia oficial en España." Además, las pere-. grinaciones de los funcionarios criollos no sólo esta- !t Esobvio que no debiera exagerarse esta racionalidad. No es úni- co el caso del Reino Unido, donde los católicos quedaron excluidos de todo cargo hasta 1829. ¿Podríamos dudar de que esta prolongada exc1usión desempeñó un papel importante en la promoción del nacionalismo irlandés? "Lynch, 'TheSpanish-Ameriean Revoiulions, pp, 18-19,298. La mitad de casi 15 000 peninsulares eran soldados. 51 En el primer decenio del siglo XIX había al parecer cerca de 400 sudamericanos residentes en España en un momento dado. Están in- cluidos aquí el "argentino" San Martín, quien fue llevado a Españ' cuando era pequeño, y pasó los siguientes 27 años en ese país. ingre- sando a la Real Academia para jóvenes nobles y desempeñando un papel distinguido en la lucha armada contra Napoleón, antes de re- tornar a su patria cuando supo de su declaración de independencia; y Bolívar que durante algún tíempo se hospedó en Madrid con Ma- nuel Mello, amante "americano" de la reina Maria Luisa. Masur dice que Bolívar pertenecía (c. 1805) a un "grupo de jóvenes sudamer" 90 ban obstruidas en sentido vertical. Si los funcionarios . ulares podían viajar de Zaragoza a Cartagena, penms "., 11" . M d id Lima y de nuevo a Madrid, el cno o mexica-a n , . ' d " "chileno" servía únicamente en los terrttorios e no o .. I t l México o del Chile coloniales: su mOVlml~nto a era taba tan constreñido como su ascenso vertical. En estaes '11'1forma, la cúspide de su ascenso en esp~ra ,e ~as e e- vado centro administrativo al que podna ser as.lgnado, era la capital de la unidad administrativa i~penal en la que se encontraba.'" Pero en ~ste peregrmaje obstruido encontraba compañeros de VIaje qu~ llegaban a senu~ que su camaradería se basaba no. solo en esa ~eregn­ nación particular sino en la fatahdad ~ompar~da del nacimiento rransatlántico- Aunque hubiese ~acldo a la semana de la migración de su padre, el aCCIdente del nacimiento en las Américas lo condenaba a la subordl- '.. . . y no contaban con el favorcanos" que, como el, eran neos. OCIOSOS, . .' de la Corte, El odio y el sentimiento de mfe~ondad que embarga- ban a muchos criollos acerca de la madre patria estaban creando en . ." Boli. 41-47 Y 46!H70ellos ciertos impulsos revoluclOnanos . war, pp. , (San Martín). . '. . 3S A través del tiempo, las peregrinaciones m,lltt~res ~ volVl~ron tan importantes como las civiles. "España no tema m el dinero 01 los I . . tu de erandesrecursos humanos necesarios para e mantenuruen e- ~ A .' d odo que recumaguarniciones de tropas regulares en menea, e m . sobre todo a las milicias coloniales, las que se expandle~on y ~~r~­ nizaron desde mediados del siglo XVlII" (¡bid., p. 10). Estas milicias eran partes enteramente locales, no intercamblables, de un ap~rato de seguridad continental. Desempeñaron un papel c.ad~ vez mas,~e­ cisivo a partir del decenio de 1760, cuando ~ ~uluphcaron,las in- cursiones británicas. El padre de Bolívar habla Sido un prornmente comandante de la milicia que defendió los puertos venezolanos con- tra los intrusos. El propio Bolívar sirvió, cuando adolescente. en I~ vieja unidad de su padre. (Masur, &/ívar',pp. 30 Y 38.) En este senti- do, Bolívar representaba a los líderes naCionalistas de la pn~era ge- neración de Argentina, Venezuela y Chile. Véase Rob~rt L. Gllmore, Caudi/lism and Militarism in Venezuela. lBl()'191O, capítulos 6 [1'he Militia"¡ y 7 [1'he Miütarv"]. 91 nación, aunque en términos de lengua, religión, ascen. dencia o maneras fuese en gran medida indistinguible del español peninsular. No había nada que hacer al res, pecto: irremediablemaue era criollo. ¡Pero cuán irracional debe de haber parecido su exclusión! Sin embargo, 0CUl. ta en la irracionalidad se encontraba esta lógica: nacido en las Américas, no podía ser un español auténtico;~ nacido en España, el peninsular no podía-ser un ame. ricano auténtico." ¿Qué hacía aparecer racional la exclusión en la me. trópoli? Sin duda la confluencia de un maquiavelismo inveterado con el surgimiento de ideas de la contam], nación biológica y ecológica que acompañó a la dispej, sión planetaria de los europeos y del poder europeo a partir del siglo XVI. Desde el punto de vista del sobera- no, los criollos americanos, cuyo número crecía de con- tinuo, al igual que su arraigo local con cada nueva gene- ración, planteaban un problema político sin precedente en la historia. Por primera ocasión, las metrópolis te- nían que afrontar un número enorme -para esa épo- ca- de "compatriotas europeos" (más de 3 000 000 en las Américas españolas para 1800) muy lejos de Europa. Si los indígenas podían ser conquistados por las armas y las enfermedades, y controlados por los misterios del 56 Adviértanse las transformaciones provocadas por la indepen- dencia en los americanos: los inmigrantes de la primera generación se convertían ahora en "los de más baja condición", antes que "en los más privilegiados", es decir, en los más contaminados por su fatal lu- gar de nacimiento. Ocurren inversiones similares como reacción al racismo. "La sangre negra" -"la mancha"- llegó a considerarse. bajo el imperialismo. inevitablemente contaminante para cualquier "blanco", Ahora, por lo menos en los Estados Unidos. el "mulato" ha entrado al museo. El más pequeño rastro de "sangre negra" nos hace hermosamente negros. Compárese esto con el optimista programa de Fermín para la mezcla de razas, y su despreocupación por el color de la progenie esperada. 92 ristianismo Y por una cultura completamente ajena (así como por una organización política avanzada para laépOCll), no ocurria los mismo en el caso de los criollos, uienes tenían virtualmente la misma relación que los ~etrOpolitanos en cuanto a las armas, las enfermeda- des, el cristianismo y la cultura europea. En otras pala- bras, los criollos disponían en principio de los medios políticos, culturales y militares necesarios para hacerse wler por sí mismos. Constituían a la vez una comuni- dad colonial y una clase privilegiada. Habrían de ser económicamente sometidos y explotados, pero también eran esenciales para la estabilidad del imperio. Bajo esta luz podemos advertir cierto paralelismo entre la posi- ción de los magnates criollos y los barones feudales, in- dispensables para el poder del soberano, pero también una amenaza para tal poder. Así pues, los peninsulares enviados como virreyes y obispos desempeñaban las mis- mas funciones que los homines nooi de las burocracias protoabsolutistas." Aunque el virrey fuese un grande en su tierra andaluza, aquí, a 8 000 kilómetros de dis- tancia, yuxtapuesto a los criollos, era en efecto un hamo !IOVUS enteramente dependiente de su amo metropoli- tano. El tenso equilibrio entre el funcionario peninsu- lar y el magnate criollo era así una expresión de la an- tigua política de divide et impera en un nuevo contexto. Además, el crecimiento de las comunidades criollas, sobre todo en I~ Américas, pero también en algunas partes de Asia y África, dio lugar inevitablemente a la aparición de euroasiáticos, euroafricanos y euroameri- canos, no como curiosidades ocasionales sino como grupos sociales visibles. Su aparición originó el florecí- 17En vista del marcado interés de Madrid por lograr que la admi- nistración de las colonias estuviera en manos confiables. "era axio- mático que los altos puestos se llenaran exclusivamente con españo- leo peninsulares". Masur, &tíV41', p. 10. 93 miento de un estilo de pensamiento que se anticipa al racismo moderno. Portugal, el primero de los conquis- tadores europeos del planeta, ilustra adecuadamente el punto. En el último decenio del siglo xv, don Manuel I podría "resolver" su "cuestión judía" mediante una conversión general forzada; quizá haya sido éste el últi- mo gobernante europeo a quien tal solución parecía a la vez satisfactoria y "natural"." Pero menos de un siglo más tarde, encontramos a Alessandro Valignano, el grao reorganizador de la misión jesuita en Asia, entre 1574y 1606, oponiéndose vehementemente a la admisión de los indios y eurindios al sacerdocio en estos términos:" Todas estas razasoscuras son muyestúpidasyviciosas, y tie- nen el másbajo de losespíritus [... j. En cuanto a los mestifOl y castifos, debemos recibir muy pocos o ningunos; especia!- mente en lo tocante a los mestifOS, ya que cuanto más san· gre nativa tengan más se asemejarán a los indios y serán menos estimados por los portugueses. (Sin embargo, Valignano alentaba la admisión de japo- neses, coreanos, chinos e "indochinos" al ministerio sa- cerdotal, tal vez porque los mestizos eran todavía muy escasos en esas zonas.) De igual modo, los franciscanO! portugueses de Goa se opusieron resueltamente a la ad- misión de criollos a la orden alegando que "aunque hu- biesen nacido de padres blancos puros, han sido ama- mantados por ayas indias en su infancia, de modo que, su sangre se ha contaminado para toda la vida"... Be xer señala que las barreras y las exclusiones "raciales' aumentaron marcadamente durante los siglos XVII Y XVIII en comparación con la antigua práctica. A esta telt .. Charles R Boxee. The Portuguese Seabome Empi", 1415-1825. p. 266 " IInd., p. 252. ..ue; p. 253. 94 dencia perniciosa hizo su propia gran contribución el resurgimiento de la esclavitud en gran escala (por pn- mera vez en Europa desde la Antigüedad), encabezado por Portugal desde 1510. Yaen el decenio de 1550, 10% de la población de Lisboa estaba constituido por escla- vos; para 1800 había cerca de 1 000 000 de esclavos en- tre los 2 500 000 habitantes de Brasil." Indirectamente, la Ilustración influyó también sobre. la cristalización de una distinción fatal entre los metro- i politanos y los criollos. En el curso de sus 22 años en el \ poder (1755-1777), el autócrata ilustrado Pombal no sólo expulsó a los jesuitas de los dominiosportugueses sino que convirtió en un delito el hecho de llamar a los súbditos "de color" con nombres ofensivos, tales como "negrillo" o mestico [sic]. Pero justificó este decreto ci- tando antiguos conceptos romanos acerca de la ciuda- danía imperial, no las doctrinas de los philosophes." Más típicamente, ejercían gran influencia las obras de Rous- seau y de Herder, quienes afirmaban que el clima y la "ecología" tenían un efecto elemental sobre la cultura y el carácter." A partir de ese punto se obtenía muy fá- cilmente la deducción conveniente, vulgar, de que los criollos, nacidos en un hemisferio salvaje, eran por na- turaleza diferentes de los metropolitanos e inferiores a ellos, y por ende no estaban capacitados para ocupar altos puestos." .. Rona Fields, The Portuguese R.evolution and lheAnnM FOTte.S Mav<- -'4 p. 15. : Boxee. The Portuguese Seaborne Empi,.. pp. 257-258. Kemiláinen, Nationalism, pp. 72-73. '",He destacado aquí las distinciones rads~ ~stablecidasentre los penInsulares y los criollos porque el tema principal que nos ocupa es el Surgimiento del nacionalismo criollo. No debe entenderse que se trata de minimizar el surgimiento paralelo del racismo criollo contra 95 parte de Argentina." Unidas en lo geográfico, sus ceno tras de mercado en Bastan, Nueva Yorky Filadelfia eran fácilmente accesibles entre sí, y sus poblaciones estaban un tanto unidas por la imprenta y el comercio. Los "Es- tados Unidos' pudieron multiplicar poco a poco el nú- mero de sus habitantes durante los siguientes 183 años a medida que las poblaciones antiguas y las nuev~ avanzaban hacia el Oeste dejando atrás el antiguo nú- cleo de la costa oriental. Pero incluso en el caso de los Estados Unidos hay algunos elementos de "fracaso' comparativo o de contracción, como la falta de inte- gración del Canadá de habla inglesa y el decenio de so- beranía independiente de Texas (1835-1846). Si en el si- glo XVIII hubiese existido en California una comunidad c«:msidera~lede ?abIa inglesa, ¿no es probable que hu- biese surgido alh un Estado independiente para hacer el papel de Argentina y el Perú haciendo el de las Trece Colonias? Incluso en los Estados Unidos, los lazos afec- tivosdel nacionalismo eran bastante elásticos, combina- dos con la ~p~da expansión de la frontera occidental y las contradicciones entre las economías del Norte y el Sur, para desatar una guerra de secesión casi un siglo des- frués de fa Declamaén de Independencia; guerra que recuer- da ahora claramente a las que separaron a Venezuela y Ecuador ~e I.a Gra~ Colombia, y a Uruguay V Paraguay de las Provincias Unidas del Río de la Plata.'~ A manera de conclusión provisional, convendría desta- car de nuevo el contenido limitado y específico del ar- " El área total de las Trece Colonias era de 835 267 km!. La de Ve- nezuela era de 912 050; la de Argentina, de 2 776 654' la de la Suda- mérica hispana, de 8 852 000 kme. ' . SI Paraguay es un caso excepcionalmente interesante. Gracias a la dl~~U~ relati~mente benévola establecida allí por los jesuitas a pnnclplos del Siglo XVII, los indígenas fueron mejor tratados que en 100 gulllento h~ta este,pu.nto. Se trata.men~s de explicar las bases socioeconomicas de la resistencia a la metró- poli en el hemi~ferio .occidental, digamos entre 1760 y 1830, que de discernir por qué la resistencia se conci- bió en formas "nacionales"; plurales, y no en otras. Son bien conocidos los intereses económicos en juego, que obviamente tenían una importancia fundamental. EIIi- beralismo y la Ilustración ejercieron claramente un efec- la poderoso, sobre todo proveyendo un arsenal de crío ticas ideológicas contra los imperiales ancims rigi_. Lo queestoy proponiendo es que ni el interés económico¡ niel liberalismo o la Ilustración, podrían haber creado pur sísolos la clase o la forma de la comunidad imagina" da que habrá de defenderse contra las depredaciones deestos regímenes; dicho de otro modo, ninguno de es!- tos conceptos proveyó el marco de una nueva concíen- cia-la periferia de una imagen que apenas se distín- gue-I??r ~r.?sició~a los objetos centra!es de su agrado o aversión. Al reahzar esta tarea específica, los funcio- narioscriollos peregrinos y los impresores criollos pro- vinciales desempeñaron un papel histórico decisivo. otras partes de la América española, y el guaraní alcanzó la posición de una lengua impresa. La expulsión de los jesuitas de la América españolaen 1767, por orden de la Corona, extendió el territorio hu- la el río de la Plata, pero ya muy tarde, y por poco más de una gene- rac¡jón..Véase Seton-Watson, NaIitms and States, pp. 200-201. Es mstrucuvo el hecho de que la Declaración de Independencia de Estados Unidos en 1776 hable sólo de "el pueblo", mientras que lapalabra "nación" hace su presentación apenas en la Constitución de 1789. Kemiláinen, Natiunalism, p. 105. 101 V. LENGUAS ANTIGUAS, MODELOS NUEVOS EL FINAL de la época de los movimientos de liberación nacional, exitosos en las Américas, coincidió más o me- nos con el comienzo de la época del nacionalismo en Europa. Si consideramos el carácter de estos naciona- lismos nuevos que entre 1820 y 1920 cambiaron el ros- tro del Viejo Mundo, vemos que dos características no- tables los separan de sus antecesores. Primero, en casi todos ellos las "lenguas nacionales impresas" tenían una importancia ideológica y política fundamental, mien- tras que el español yel inglés no fueron jamás un tema de controversia en las Américas revolucionarias. Segun- do, todos pudieron funcionar con base en modelos vi- sibles provistos por sus predecesores distantes, y no tan distantes después de las convulsiones de la Revolución francesa. La "nación" se convirtió así en algo capaz de ser conscientemente deseado desde el principio del pro- ceso, antes que en una visión que se delinea lentamen- te. En efecto, como veremos más adelante, la "nación' resultó ser un invento para el que era imposible obte- ner una patente. Podía piratearse por manos muy di- ferentes y a veces inesperadas. En este capítulo, por lo tanto, el análisis se centrará en la lengua impresa y la piratería. Pasando alegremente por alto algunos hechos extraen- ropeos obvios, el gran Johann Gottfried von Herder (I744-1803) había declarado, hacia el final del siglo 102 JI que "Dennjedes Volk ist Volk; es hat setneNational ~d~ngwie seine Sprache·.' Este concepto tan estrecha- mente europeo de la nacionalid~d como. ~lgo hgado a una lengua de propiedad exclusiva, eJerclO u?a am¡>ha influencia sobre la Europa del SIglo XIX y. mas precIsa- mente, sobre el desarrollo te~rico subsc:cuente acerca de la naturaleza del nacionahsmo. ¿Cuales fueron lo.s . orígenes de esta ilusión? Es muy probable que tal.es on- genes se encontraran en la profunda f~nt~c.CI.on del mundo europeo, en el tiempo ~ el.e~paclo. InICIada ya en el siglo XIV y provocada al prInCIpIO por la~ ~xplora­ cíones de los humanistas y más tarde. paradoJlcamen- te, por la expansión de Europa por,todo el planeta. Como bien lo expresa Auerbach: Con el amanecer del humanismo, surgió una sensaci?~ de que los aconlecimientos de la historia y la leyenda clásicas, y también los de la Biblia, no estaban separados d~l pre- sente sólo por una extensión de tiempo sino tamblen por cundiciones tU vida complLtamente diferentes. El humamsmo. con su programa de renovación de las fonnas. y ~xpreslo­ nes de la vida antigua, crea una perspectiva h,stonca con una profundidad desconocida en cualquier época anterior: los humanistas contemplan la Antigüedad en su profundi- dad histórica y, en ese marco. las épocas oscu~asde la Edad Media. [... ) [Esto imposibilitó) el restableCImIento de la vida autárquica natural de la cultura antigua o la ingenUI- dad histórica de los siglos XII YXIII. El surgimiento de lo que podríamos llamar "historia comparada" condujo con el tiempo al c~>ncept0 d~sco­ nocido hasta entonces de una "modermdad explícita- I kemiliiinen. Nationalism. p. 42. Las cursivas son mías. t Mimesis. p. 232. Las cursivas son mías. 103 mente yuxtapuesta a la "Antigüedad", y por supuesto sin ventaja para esta última. La controversia se libró fe- rozmente en la "Batalla de antiguos y modernos" qUe dominó la vida intelectual francesa del último cuarto del siglo XVII.' Citarnos de nuevo a Auerbach: "En tiem. pos de Luis XIV, los franceses tuvieron el valor de COn. siderar su propia cultura como un modelo válido, a la par de la cultura antigua, e impusieron su punto de vis- ta al resto de Europa." En el curso del siglo XVI, el "descubrimiento" por parte de Europa de grandiosas civilizaciones hasta en. tonces apenas vagamente insinuadas -en China, Ja- pón, el sudeste asiático y el subcontinente indilr- o del todo desconocidas -el México de los aztecas y el Perú de los incas-- sugería un pluralismo humano irremedís, ble, La mayoría de estas civilizaciones habíase desarro- llado enteramente por separado en la historia conoci- da de Europa, la cristiandad y la Antigüedad; en efecto, el hombre y sus genealogías se encontraban fuera del Edén y no podían asimilarse a él. (Sólo el tiempo ho- mogéneo, vacío, podría acomodarlas.) La repercusión de los "descubrimientos" puede juzgarse por las divi- siones geográficas arbitrarias de los Estados imagina- rios de la época. La Utopía de Moro, publicada en 1516, pretendía ser el relato de un marinero, encontrado por el autor en Amberes, que había participado en la expedición de 1497-1498 que Américo Vespucio enca- bezara a las Américas. La NI!W Atlantis (1626) de Fran- 'La batalla se inició en 1689. cuando Charles Perrault, de 59 años de edad. publicó su poema Siicle de Louis le Grana, donde sostenía que las artes y las ciencias habían alcanzado su pleno florecimiento en su propia época y en su propio país. .. Mime.siJ, p. 343. Adviértase que Auerbach dice "cultura", no "len- gua". También debiéramos cuidamos de no confundir "nacionali- dad"con "su propia". 104 . Bacon fue quizá novedosa sobre todo porque se si- cJSaba en el océano Pacífico. La magnífica isla de los ~ouyhnhnms, de Swift (1726), apareció con un mapa /iCúciO de su ubicación en el Atlántico del Sur. (El sig- i/icado de los ambientes de estas obras podría acla- ~ si consideráramos cuán inimaginable sería ubicar la República de Platón en cualquier mapa, ficticio o real.) Todas estas utopías fantasiosas, "inspiradas en des- cubrimientos reales, no se describen como paraísos per- didos sino como sociedades rontempuráneas. Podría ar- güirse que así tenía que ser, ya que las utopías eran cóúcas a las sociedades contemporáneas, y los descu- brimientos habían acabado con la necesidad de buscar modelos en una Antigüedad desaparecida.' Tras los utópicos llegaron las luminarias de la Ilustración: Vico, Montesquieu, Voltaire y Rousseau, quienes en medida crecienteexplotaban la ausencia de una Europa "real" para producir una andanada de escritos subversivos dirigidos contra las instituciones sociales y políticas de la Europa de su época. En efecto, pudo pensarse que Europa era sólo una de muchas civilizaciones, y no por fuerza la Escogida o la mejor." En su momento, el descubrimiento y la conquista provocaron también una revolución en las ideas euro- peas acerca de las lenguas. Desde los primeros días, 5De igual modo, hay un claro contraste entre los dos famosos mon- goles de la dramaturgia inglesa. El Tamóurlaine jiu Grea; (1587-1588). de Marlowe, describe a un dinasta fabuloso, muerto desde 1407. El A.~de Dryden(l676) representa a un emperador reinante con- temporáneo (1658-1707). 6 Así pues, a medida que el imperialismo europeo imponía sus mo- dales despreocupados por todo el mundo, otras civilizaciones sufrían traumas al verse confrontadas por pluralismos que aniquilaban sus genealogías sagradas. Lamarginación del Reino Medio en el Lejano Oriente es característica de este proceso. 105 paraba drásticamente a Rumania de sus vecinos esla ortodoxos)." Entre 1789 y 1794, la Academia Rusa c:os modelo fue la Academia Francesa elaboro' un d yo . d" ' ICClo- nan.o ruso e seis volumenes, seguido de una gramática oficíal en 1802. Ambas obras representaban un triu f de la lengua vernácula sobre el eslavo eclesiástico. A~: que el che~o fue hasta el siglo XVIII sólo la lengua de I~s campesinos de Bohemia (la nobleza y las clases me- días que estaban apareciendo hablaban alemán) el sa- cerdote católicoJosef Dobrovsky (1753-1829) pubÚcó en 1792 su Geschlchte der bOhmischen Slwache und "1._ L' tI" "1''' auem Itera· ur, a primera historia sistemática de la lengua y la lite- ra~ra checas. De 1835 a 1839 apareció el primer díccio- nano de checo-alemán, en cinco volúmenes preparado porJosefJungmann.'6 ' Dice Ignotus que el nacimiento del nacionalismo hún- gar~ es un evento"tan reciente que puede datarse' 1772 ~I an,0.de publicación de algunas obras ilegibles del p~ hfaceuco autor húngaro Gyórgy Bessenyel' . Isaz' idí , quien a a on resi la en Viena y servía en la guardia de Maria Teresa [... ]. Las magna opera de Bessenyei trataban de probar 9ue I~ len~a húngara era apropiada para el ~enero Jiterario mas elevado"." Un nuevo estímulo ro- VInO de las extensas publicaciones de Ferenc Kazi!czy (1759-1831), "el padre de la literatura húngara", y del "Cotra.l mo ,no tengo ningún conocimiento profundo sobre Europa ce~ . . y.on~ntal, he recurrido en gran medida a Seton~Watson en el análisis SJgulente. Por lo que toca a Rumania véase "01' d e._Ies'l" 177. ' '" 10m an .,..- :, [bid., pp. 150-153. . Paul Ill?OlUS, Hungury, p. 44. "Lo probó. pero su posición olé- :lpC:~~Qum~ ~onvmcente ~ue el valor estético de los ejemplo:que • IZa convenga señalar que este rutoll..:I· ción titulada "La . . # r--1Je aparece en una sec- mvencíón de la nación húngara" que se' " nesta frase· "U . - • Imela co . na nacron nace cuando unas cuantas perso decidque así debe ser." rsonas ecr en llO traslado a Budapest, en 1784, desde el pequeño pueblo provincial de Tmava, de lo que habría de ser la Univer- sidad de Budapest. Su primera expresión política fue la reacción hostil en el decenio de 1780 de la nobleza magiar de habla latina ante la decisión del emperador José 11 de sustituir el latín por el alemán como lengua principal de la administración imperial." En el periodo de 18()()..1850, de resultas de la obra precursora de académicos nativos, se formaron tres len- guas literarias distintas en el norte de los Balcanes: el esloveno, el serbocroata y el búlgaro. En el decenio de 1830 se creía generalmente que los "búlgaros" forma- ban parte de la misma nación que los serbios y los croatas, y en efecto habían participado en el movimien- to ilirio, pero en 1878 surgía un Estado nacional búlgaro separado. En el siglo XVIII apenas se toleraba el ucrania- no como lengua de campesinos. Pero en 1798 escribió (van Kotlarevsky su Aeneid, un poema satírico de la vida ucraniana que gozó de enorme popularidad. En 1804 se fundó la Universidad de Jarkov y pronto se convirtió en el centro de un auge de la literatura ucraniana. En 1819 apareció la primera gramática ucraniana, sólo 17 años después de la gramática oficial rusa. Yen el dece- nio de 1830 aparecieron las obras de Taras Shevchen- ko, de quien dice Seton-Watson que "la formación de una lengua 'literaria ucraniana aceptada le debe más que a cualquier otro individuo. El uso de esta lengua fue la etapa decisiva de la formación de una conciencia nacional ucraniana"." Poco tiempo después, en 1846, 18 Seton-Watson, Nalions and Suues, pp. 158-161. La reacción fue tanviolenta que persuadió a su sucesor, Leopoldo 11 (reinado 1790- 1792), a reimplantar el latín. Véase también injra, capítulo VI. Resul- ta instructivo observar que Kazinczy se solidarizó políticamente con José 11 en este punto. (Ignotus, Hungary. p. 48.) 19 Nations and Suues, p. 187. Por supuesto, el zarismo los trató dura- III se fundaba en Kiev la primera organí . , .r· rnzacron naclon ista ucra~llana... [por un historiador! a- En el siglo XVIII, el sueco era la lengua de Estado lo que h?y es Finlandia. Tras de la unión del territo ~n con el remo del zar en 1809 el ruso se co . u" Ino fi . l ' nvir o en enr a ? icia . Pero un "despertar" del interés por el fi - andes y elyasado de Finlandia, expresado primero ~':; textos escritos en latín y en sueco a fines del si I para el decenio ~e 1820 se manifestaba cad;;~zX:::~ en I~ I~ngua vernacula.20 Los directores del floreciente rnovnmemo nacionalista finlandés eran personas cura. profesión consistía en gran medida en l empleo del Idioma. escrilores, profesores astores e gados. El estudio del folklore y el redesc' Pb' . y abo-. .. u nmlento y la compoSlclon de la poesía épica popular iban de I con la publi.c~ión de gramáticasy diccionarios, y :0mia:::. ron la ,,:panClon de publicaciones periódicas u: seP . r..~~ umfonn7 la lengua.literaria [es decir, i~presaJ:¡~~ . efisa, co~, a cual podían hacerse demandas políticas mas uertes, En el ~aso de Noruega, que por mucho tiempo había compartido una lengua escrita con I dan. os eses, aun- que. con ~na pronunCiación distinta del todo, surgió el naclOnahsmo con la nueva gramática n d I Aase (1848 oruega e varn ) y con su diccionario (1850) texto po dí I ' s que reirn ran a as emandas de una len . fi gua Impresa especí-icamente noruega y la estimulaban. En otros lugares, durante la mayor parte del si lo XIX, encontramos el nacionalismo afriká d gn n er, encabe- mente. Shevchenko fue muerto en Sibe' Sl b di . na. m embargo los H bs-urgo reron Cieno aliento a los nacionalistas . . _.a . pa~~ con~~.rrestar a los polacos. ucramanos en Galítzia " Kemdamen, Nali01l(JImn, pp, 208-2\5. Seton-Wal5On, Neuions and Staus, p. 72. 112 zado por pastores y literatos boers, quienes en el dece- niode 1870 pudieron convertir el dialecto holandés lo- cal en una lengua literaria que ya no era europea. Los maronitas y los coptos, muchos de ellos egresados del Colegio Norteamericano de Beirut (fundado en 1866) ydel Colegio Jesuita de San José (fundado en 1875), contribuyeron en gran parte al renacimiento del árabe clásico y a la difusión del nacionalismo árabe.n Y las se- millas del nacionalismo turco pueden encontrarse fá- cilmente en la aparición de una prensa vernácula vivaz, en Estarnbul, en el decenio de 1870.28 Tampoco debemos olvidar que en la misma época ocurrió el cambio al modo vernáculo de otra forma de escritura impresa: la partitura. Después de Dobrovskj vinieron Smetana, Dvofák yJanácek; después de Aasen, Grieg; después de Kazinczy, Béla Bártok, y así sucesiva- mente, hasta bien entrado el siglo XX. Al mismo tiempo, es evidente que todos estos lexicó- grafos, filólogos, gramáticos, folkloristas, publicistas y compositores no realizaron sus actividades revolucio- narias en un vacío. Después de todo, eran productores para el mercado de impresos, y estaban ligados, por con- ducto de ese silencioso bazar, a los públicos consumi- dores. ¿Quiénes eran estos consumidores? En el senti- do más general, las familias de las clases lectoras, no sólo el "padre trabajador", sino la esposa rodeada de sir- vientes y los hijos en edad escolar. Si observamos que todavíaen 1840, incluso en Gran Bretaña y Francia, los " [bid., pp. 232Y261. "Kohn, TIIe All"01NtJliJmalism, pp. \05-\07. Esto significaba el re- chazo del "otomano". una oficialía dinástica que combinaba e lemen- tos de turco, persa y árabe. Característicamente. Ibrahim Sinasi, fun- dadordel primero de tales periódicos. acababa de retomar tras cinco años de estudio en Francia. Pronto tuvo otros seguidores. Para 1876, había en Constantinopla siete diarios en turco. 113 Estados más avanzados de Europa, casi la mitad de la población seguía siendo analfabeta (yen la atrasada Rusia la cifra llegaba casi a 98%), concluiremos que las "clases lectoras" eran gente de cierto poder. Más con- cretamente, además de las antiguas clases gobernantes de las noblezas y los grandes terratenientes, los cortesa- nos y los eclesiásticos, aparecieron estratos medios de funcionarios plebeyos de menor nivel, profesionales y burguesías comerciales e industriales. A mediados del siglo XIX Europa contemplaba un rá- pido incremento de los gastos públicos y en la mag- nítud de las burocracias estatales (civiles y militares), pese a no haber guerras locales de importancia. "Entre 1830 y 1850, el gasto público per capila aumentó en 25% en España, 40% en Francia, 44% en Rusia, 50% en Bél- gica, 70% en Austria, 75% en los Estados Unidos, y en más de 90% en Holanda.'?" La expansión burocrática, que también significaba la especíalización de los buró- cratas, abría las puertas del favoritismo oficial a un nú- mero mucho mayor de personas de origenes sociales más variados que hasta entonces. Véase incluso la ma- quinaria estatal austrohúngara, decrépita, llena de sine- curas, cargada de nobles: el porcentaje de hombres de clase media en los estratos superiores de su servicio ci- vil aumentó de Oen 1804 a 27 en 1829, 35 en 1859 y 55 en 1878. En las fuerzas armadas surgió la misma tenden- cia, aunque característicamente más tarde ya un ritmo más lento: el componente de clase media del cue~o de oficiales aumentó de 10 a 75% entre 1859 y 1918. 5 Si la expansión de la clase media burocrática fue un fenómeno relativamente común, que ocurría a tasas com- ,. Hobsbawm. TheAl:"ofRroohuion, p. 229. 25 Peter J. Karzenstein, Disjoined Partners. Austria and Gennany since 1815, pp. 74, 112. 114 parables en los Estados avanzadosl en los atrasa~os de Europa, el ascenso de la bu~guesl~ comercIal e mdu~ rrial fue por supuesto muy disparejo: generalIzado y ra- pido en algunos lugares,.lento y ,~sporádico en otros. Pero en todas partes este ascenso debe entenderse en su relación con el capitalismo impreso vernáculo. Las clases gobernantes preburguesas producían su cohesión en cierto sentido fuera de la lengua, o por lo menos fuera de la lengua impresa. Si el gobernante d~ Siam tomaba como concubina a una noble malaya, o SI el rey de Inglaterra casab~ con una princ:sa espa~ol~, ¿hablarían alguna vez seriamente entre SI: ,La soh~an­ dad era producto del parentesco, la relación de clien- tela y las lealtades personales. Los nobles "franceses" podían ayudar a reyes "ingleses" en contra de monar- cas "franceses", no con base en la lengua o la cultura comunes, sino en parientes y amigos comunes, ap~rte de los cálculos maquiavélicos. La magnItud rela~lva­ mente pequeña de la aristocracia tr~~icional, la f~e.za de sus bases políticas, la persolllficaCl~n de las relacio- nes políticas implicadas por la re!aclOn sexual y la he- rencia significaban que su cohesión como clase era tan concreta como imaginada. Una nobleza analfabetapo- día actuar como una nobleza. ¿Pero la burguesía? Esta era una clase que, en sentido figurado, llegó ~ serlo só- lo después de muchos intentos. El propletano ~e una fábrica de Lila estaba relacionado con el propletano de un fábrica en Lyon sólo por terceras personas. No se conocían por fuerza; no solían casarse ~nos con las hi- jas de los otros, ni heredar unos la propIedad de otr~s. Pero llegaron a imaginarse de manera general la e.xl5- tencia de miles y miles de personas como ellos median- te la lengua impresa. Esto era apenas imaginable para Una burguesía analfabeta. Así pues, e~ terrmnos de la historia mundial fueron las burgueslas las pnmeras II5 se media tenía que invitar a las masas a entrar en la his- toria; y la invitación tenía que escribirse en una lengua que ellas entendieran.'?' Pero resulta dificil entender por qué la invitación lle- gó a parecer tan atractiva, y por qué alianzas tan dife- rentes pudieron emitirla (la inteUigentsia clasemediera de Nairn no era en modo alguno la única anfitriona), a menos que volvamos finalmente a la piratería. Observa Hobsbawm: "La Revolución francesa no fUe hecha o encabezada por un partido o un movimiento formado en el sentido moderno, ni por hombres que trataran de implantar un programa sistemático. Casi no . produjo 'dirigentes' de la clase.a la que nos han acos- tumbrado las revoluciones del siglo xx, antes del surgi- miento de la figura de Napoleón después de la Revolu, ción."" Pero una vez ocurrida, aprovechó la memoria acumulada por los textos impresos. La concatenación abrumadora y desconcertante de los sucesos experi- mentada por sus forjadores y sus víctimas se convirtió en una "cosa" dotada de nombre propio: La Revolución francesa. Como una gran roca informe que se convíer- te en una peña redonda por la acción de incontables gotas de agua, la experiencia se forjó por millones de palabras impresas hasta convertirse en un "concepto" de la página impresa y, con el tiempo, en un modelo. Por qué surgió, qué buscaba, por qué triunfó o fracasó ese modelo, fueron temas de una polémica intermi- nable entre amigos y enemigos; pero de su esencia mis- ma nadie dudaría en adelante." En una forma muy parecida, los movimientos de in- dependencia en los países de América se convirtieron, " Tbe BreaI<-ufJ 01Brilain, p. 340. " TheAR" 01Reuolution, p. 80. " Compárese este pasaje: "El nombre mismo de la Revolución In- dustrial refleja su influencia relativamente tardía sobre Europa. La 120 en todo lo que se escribió al ;especto, en ~c~>nce~~os", "modelos", y en realidad en proyectos o,:,gmales . En la "realidad", el temor que asaltaba a Bohvar ~bre las insurrecciones de los negros, y el llamado que hizo San Martín a los indígenas para que se unieran a ~a perua- nidad. los empujó al caos. Pero las palabras Impr:sas acabaron casi de inmediato con los temore,s d~ ~hvar. de modo que aparecían como una anomah.~sm Im~r­ tancia, si es que eran recordados. La confusión ~enca­ na creó estas realidades imaginadas: Estados nacionales, instituciones republicanas. ciudadanías.comunes. sobe: ranía popular, banderas e himnos nacionales, etc., asi como la liquidación de sus opuestos,con~eptuales:I~ perios dinásticos. instituciones monarqutcas, ~bsoluu&­ mos, sometimientos. noblezas heredadas. servidumbre, ghettos. etc. (Nada más extraño, en este contexto. que la "elisión" de la esclavitud generalizada al "modo" de los Estados Unidos del siglo XIX. y de la lengua compar- tida al "modo" de las repúblicas sudamericanas.) Ade- más. la validez y la posibilidad de un~ generalización del proyecto original se confin~aron m~udablemente por la pluralidad de los Estados mdependlentes. En efecto, para el segundo decenio del siglo XIX ', si no es que antes existía un "modelo" "del" Estado nacio- nal independi~nte que podía píratearse." (Los prim«: ros grupos que 10 hicieron fueron los círculos margi- nados de habla vernácula yen ellos se ha centrado este cosa [sic] existía en Gran Bretaña antes de la palabra. Los soc~alista5 ingleses yfranceses -que en sí mismos constit~ían un grupoSto pre- cedente- la inventaron apenas en el decenio de 1820, probable- mente por analogía con la revolución política de Francia." lbid.. p',45. :w Quizá fuese más correcto decir que el modelo e~ una combina- ción compleja de elementos franceses y norteamencanos. Pero la "realidad observable" en Francia, hasta después de 1870, era la de las monarquías restauradasy el dinastismo sucedáneo del sobrino nieto de Napoleón. 121 capítulo.) Pero precisamente porque para entonces era un modelo conocido, imponía ciertas "normas" de las que no podían permitirse desviaciones demasiado notorias. Incluso los terratenientes atrasados y reaccio- narios de Hungría y Polonia se veían en dificultades para no "invitar" a sus compatriotas oprimidos (aunque sólo fuese a la mesa). Podría decirse que operaba la lógica de la peruanización de San Martín. Si los "húngaros' merecían un Estado nacional, eso significaba entonces la inclusión de todos los húngaros;" significaba un Es- tado cuya depositaria final de la soberanía tendría que ser la: colectividad de hablantes y lectores de húngaro; y, con el tiempo, la liquidación de la servidumbre, la promoción de la educación popular, la expansión del sufragio, ete. Así pues, el carácter "populista' de los pri- meros nacionalismos europeos era más profundo que en los países de América, aun cuando estuvieran enea- bezados, demagógicamente, por los grupos sociales más atrasados: la servidumbre tenía que desaparecer, la es- clavitud legal era inimaginable, sobre todo porque el modelo conceptual estaba en un lugar inexpugnable. 55 Esto no estaba del todo claro. Lamitad de los súbditos del reino de Hungría no eran magiares. Sólo un tercio de los siervos hablaban magiar. A principios del siglo XIX, la alta aristocracia magiar hablaba francés o alemán; la nobleza media e inferior "conversaba en un la- tío vulgar mezclado con magiar. pero también con expresiones eslo- vacas. serbias y rumanas. así como con un alemán vernáculo." Igno- tus, Hungary, pp. 45-46 Y81. 122 VI EL NACIONALISMO OFICIAL Y EL . IMPERIALISMO . sobre todo en su segunda EN EL curso del s..~lofi~I~Ó~ico-leXicográfica Yel surgí- mitad, la revoluClOn 10 . nall'stas intraeuropeos l .mientos nacromiento de ~s moví ducto del capitalismo sino tam- --que no solo er~n. pro os Estados dinásticos--- crearon bién de la e1efanuasls de l l l por ende políticas, crecientes dificultades C cu turha es,oys visto la legitimidad h di tas omo emos vew- •Para mue os mastas. . d tas dinastías no tema I d la mayona e esfundamenta e . lid d Los Romanov gober- nada que ~er con la nacl~~aa:e~~nes y armenios, rusos naban a tartaros y leton, . a magiares y croatas, Yfineses. Los Habsburgo ~eglan austro-alemanes. Los.tal' ucramanos yeslovacos e llanos, b lies y quebequeños, al Hannover gobernaban. ~ ~n'!:sl ingleses y galeses.' En igual que a escocese~ e ~ an e ~iembros de las mismas el continente, ademas, gunos do en Estados dife- . ..' reinaban a menu . familias dmasuc~ 'Cuál nacionalidad debiera asig- rentes, a veces rivales. ~ be ban en Francia y Es- narse a los Borbones que go rn~ernaban en Prusia y paña, a los Hohenzollern que go I habría de llegar a ser el Impe- 1 Essorprendente que lo que al f~a na dinaslÍa "inglesa"des- rio británico no haya sido goberna l o p~r ~o de normandos (Planta- .. del si I xt: un desfi e vana d (Casade principios e sigo. ses (EsLUardos). hosan eses genere) galeses (Tudores), escoce pado desde enwnces el . . (Hannover) ha ocu de Orange) y alemanes ho por esto antes de la re- . N dí reocupaba mue I . trono imperial- a le se ~ , ionalismo inglés en a primera volución filológica y la CriSiS d~ n~ rima con la Casa de Schón- Guerra Mundial. La Casa de m or brunn o la Casa de Versalles. 123 en Rumania, a los Wittelsbach u b viera y en Grecia? q e go ernaban en Ba, Hemos visto también que .. te administrativos estas dinas'PtI~rahPrb~pOSltos puramen_ idez rlí as a tan aceptadorap' ez diferente, ciertas len ..'con f:;;~~~gua:de Es~do, dep~;~~~;f~~~~cl~t~~~~ convenie:c~a.° esencial de la herencia inconsciente o la Sin embargo, la revolución lexi gráfireó y difundió gradualmente la C~~vicc:~~ ~: Eq~:ora enguas eran, por decirlo así ( r I as pa), una propiedad personal l: o menos en Euro- co~ -<¡ue las leían y hablaban tJ:':os ;uy específi_ mas que estos gru '. os las--, y ade- tenían derecho a ~~si~;a~g~n~~os Como comunidades, :~:1e i~~ales. Los in.cendia~o~nf~~~g~~o~;fa~~~~:::; os mastas un dilema desagradabl con el tiempo. Este dilema es . I e que se agravó ~aso de Aust~a~~ung~ía. Cua~rJ~~~~~~ ~~~~~:~sel ~~~~o, decidió, a pnncipios del decenio de 1780 ca: rar a engua de Estado del latín al alemán ' -, no luchó, por ejemplo contra l I . tra el latín [... l. Pensó' a engua magiar.. sino con- medieval latina de la n06~~ con bas; en la administración laboref'ectiva en favor de las~ no po ría re~izarse ninguna gua unificadora que ennecIara~Lareces'dad de una len- rio le parecía im . as asparles de su impe- podía escogero~r;~:~eq:c::~~e:~ eslta ?e~esidad, no instrumentode una culturay una lit n, a umca que era b . I erarura vastas y qta a con una mmoría considerabl d ~e ~on- e en to as sus proVlnclas. 2 ']ászi, The Dissolution, p. 71. Es intere • do a prestar el juramento de la coro sa.~te que Jose se haya nega- porque esto lo habría coro rornetid naCIDO Como rey de Hungría titucionaJes" de la nobleza ~agiar 10 a respetar los privilegios "cons- . gnotus, Hungary, p. 47. 124 En efecto, "los Habsburgo no eran un poder consciente yconsecuentemente germanizante [...]. Había Habsbur- go que ni siquiera hablaban alemán, Incluso los empera- dores Habsburgo que a veces promovían una política degermanización, no se guiaban por ningún punto de vista nacionalista, sino que sus medidas eran dictadas con laintención de unificar y universalizar su imperio"." Su objetivo esencial era Hausmacht. Pero en la segunda mitad del siglo XIX, el alemán adquirió cada vez más una posición doble: "universal-imperial" y "particular- nacional". Cuanto más imponía el alemán la dinastía en su primera condición, más parecía ponerse del lado de sus súbditos de habla alemana, y más provocaba la anúpatía del resto. Pero si no presionara en ese sentido, si en efecto hiciese concesiones a otras lenguas, sobre todo al húngaro, no sólo se perjudicarla la unificación sino que sus súbditos de habla alemana se sentirían in- sultados. Así pues, la dinastía corría el riesgo de ser odia- da simultáneamente como defensora de los alemanes y como traidora a ellos. (En una forma muy similar, los otomanos llegaron a ser odiados por los hablantes de turco como apóstatas y por los demás como turcófilos.) A mediados del siglo, todos los dinastas estaban usan- do alguna lengua vernácula como lengua de Estado,' y en virtud del prestigio rápidamente creciente de la idea nacional en Europa, se observaba una tendencia, entre las monarquías euromediterráneas, a virar hacia una identificación nacional. Los Romanov descubrieron que eran grandes rusos, los Hannover encontraron que eran s [bid., p. 147. Las cursivas son mías. • Podría decirse que un periodo largo concluyó en 1844, cuando el magiar sustituyó finalmente al latín como lengua de Estado en el reino de Hungría. Como hemos visto, sin embargo. el latín vulgar era en realidad la lengua vernácula de la nobleza media y baja magiar hasta bien entrado el siglo XIX. 125 bién el comienzo de un "nacionalismo oficial" al estilo de Londres, con fuertes afinidades con la rusificación perseguida en San Petersburgo. Esta afinidad puede apreciarse de una manera mejor si hacemos una com- paración. En The Break-up 01Britain, Tom Nairn plantea el pro- blema de la inexistencia del movimiento nacionalista escocés a fines del siglo XVIII, a pesar de una burguesia escocesa en ascenso yde una intelligentsia escocesa muy dístínguida.'! Hobsbawm ha desechado categóricamen- te la reflexiva discusión de Nairn señalando: "Es puro anacronismo esperar [que los escoceses] demandaran un Estado independiente en ese tíempo.?" Pero si re- cordamos que Benjamín Franklin, signatario de la De- claración de Independencia norteamericana, nació cin- co años antes que David Hume, podríamos inclinarnos a pensar que este mismojuicio es un poco anacrónico." Me parece que las dificultades -y su resolución- se encuentran en otra parte. Por otro lado, tenemos la buena tendencia naciona- lista de Nairn a tratar a su "Escocia" como un dato pri- mordial, nada problemático. Bloch nos recuerda el pa- sado múltiple de esta "entidad", observando que las incursiones de los daneses y de Guillermo el Conquista- dordestruyeron para siempre la hegemonía cultural de la Nortumbría anglosajona norteña, simbolizada por lumbreras tales como Alcuino y Beda: l' 1I The /JTeak-up 01Britain, pp. 106 ss, 12 "Sorne Retleclions", p. 5. I!I En un libro significativamente titulado lnvenling America: ¡q¡er- sonsDec/aralion oflndependence, Gary Wills sostiene en efecto que el pensamiento nacionalista de Jefferson no se basaba fundamental- mente en Locke, sino en Hume, Hutcheson, Adam Smith Y otras eminencias de la Ilustración escocesa. .. Feudal So<iety, 1, p. 42. 130 Una parte de la zona norteña se separó para siempre de Inglaterra propiamente dicha. Separadas de otras pobl~Clo­ nes de habla anglosajona por el asentamiento de los vikin- gos en Yorkshire, las tierras bajas de los alrededor~s de la ciudadela nortumbriana de Edimburgo cayeron bajo el do- minio de los jefes celtas de las colinas".~n esta forma, el reino bilingüe de Escocia fue una creación de I~ mvasro- nes escandinavas por una especie de golpe de reveso y por su parte, Seton-Watson escribe acerca de la len- 15gua escocesa: surgida de la confluencia del sajó~ y el francés, aunque menos de este último, y con algo mas de las fuentes celt:' y escandinava que en el Sur. Esta lengua se hablaba no solo en el este de Escocia sino también en el norte de Inglate- rra. El escocés, o "inglés norteño", se hablaba en la ~orte escocesa y por la ¡lite social (la que podría o no pO,dna ha- blar también el gaélico), así como por la poblaClon de la Tierra Baja en general. Era la lengua de los poetas Robert Henryson y William Dunbar. Podría ha~erse desarrollado como una lengua Iireraria distinta en la epoca moderna, SI la unión de las coronas en 1603 no hubiese propl~l,ado el predominio del inglés sureño, mediante su ex.tenslon a la corte, la administración Yla clase alta de ESCOCIa. Aquí lo más importante es el hecho de que, ya~ pri?- cipios del siglo XVII, grandes part~s d~ lo que, algun día sería llamado Escocia hablaban inglés y tem~n. acceso inmediato al inglés impreso, siempre que eXI~u~ra un grado mínimo de alfabetismo. Luego,. a pnncipios de! siglo XVIII, la Baja Escocia de habla mgle~a col~boro con Londres para exterminar en gra~ m~dlda ~l ~r1an­ dés, En ninguno de los "distritos ~ortenos se aphco una política de anglicanización consciente: en :uubos casos, la anglicanización en esencia fue secundana. Pero com- " Natums and Sta/es, pp. 3(}.3I. 131 binados, habían eliminado efectivamente, "antes" de la época del nacionalismo, toda posibilidad de un movj. mien to nacionalista específico de lengua vernácula al estilo europeo. ¿Por qué no un movimiento al estilo norteamericano? Nairn da en parte la respuesta cuan. do habla, de paso, de una "generalizada migración in. telectual" hacia el Sur, desde mediados del siglo XVIII.16 Pero hubo algo más que una migración intelectual. Los políticos escoceses vinieron al Sur a legislar, los nego- ciantes escoceses tenían libre acceso a los mercados de Londres. En efecto, en un contraste completo con las Trece Colonias (yen menor medida con Irlanda), no había barricadas en todas las rutas de peregrinos hacia el centro. (Compárese la libre circulación de los hún- garos que leían latín y alemán a Viena, en el siglo XVIII. El inglés no era todavía una lengua "inglesa". La misma observación puede hacerse desde un án- gulo diferente. Es cierto que, en el siglo XVII, Londres reanudó la adquisición de territorios extranjeros sus- pendida. desde la terminación desastrosa de la Guerra de los Cien Años. Pero el "espíritu" de estas conquistas era todavía fundamentalmente el de una época prena- cional. Nada confirma esto de manera más asombrosa que el hecho de que la "India" sólo se hiciera "britání- ca" 20 años después del ascenso de Victoria al trono. En otras palabras, hasta después del Motín de 1857, la "India" estuvo gobernada por una empresa comercial, no por un Estado, y menos por una nación-Estado. Pero el cambio se estaba gestando. Cuando debió re- novarse la carta constitutiva de la Compañía de las In- dias Orientales, en 1813, el Parlamento ordenó la asig- nación de roo 000 rupias anuales para promover la educación local, tanto "oriental" como "occidental". En " The Brmk-up o/ Btitain, p. 123. 132 1823 se creó en Bengala un Comité de Instrucción PÚo blica, y en 1834, Thomas Babington Macaulay fue desig- nado presidente de este comité. Declarando que "un solo librero de una buena biblioteca europea vale lo que toda la literatura nativa de la India y Arabia"," Ma- caulay publicó al año siguiente su famosa "Minute on Education". Más afortunado que Uvarov, sus recomen- daciones se aplicaron de inmediato. Se introdujo un sistema educativo completamente inglés que, de acuer- do con las inefables palabras de Macaulay, crearía "una clase de personas, de sangre y color indios, pero de gus- lOS, opiniones, moral e intelecto ingleses"." En 1836 ibió ,.escn io: Ningún hindú que haya recibido una educación inglesa se apegará con sinceridad a su religión. Creo firmemente [y siempre he creído] que si se siguen nuestros planes educa- tivos no habrá un solo idólatra entre las clases respetables de Bengala dentro de 30 años. En realidad, hay aquí cierto optimismo ingenuo, que nos recuerda a Fermín en Bogotá, medio siglo antes. Pero lo importante es que vemos una política a largo plazo (¡30 años!), conscientemente elaborada y aplica- da para convertir a "idólatras", no tanto en cristianos como en gente inglesa en lo cultural, a pesar de su co- lor y su sangre. Se intentó hacer una especie de mesti- zaje mental, que en comparación con la mezcla fisica de Fermín demuestra que, como tantas otras cosas en la época victoriana, el imperialismo llegó a ser tan re- 17 Podemos estar seguros de que el joven presuntuoso inglés de clase media, Uvarov, no sabía nada tampoco de la "literatura nativa". 1M Véase a Donald Eugene Smith, "·dia as a Secular State. pp. 337- 338 YPercival Spear.lndia, Pakistan and the West, p. 163. " Smith, India, p. 339. 133 milgoso. En todo caso, puede afirmarse con seguridad que, a partir de este punto, por todo el imperio en ex- pansión, aunque a velocidades diferentes, se aplicó el macaulismo." Como la rusificación, la anglicanización ofrecía tam- bién desde luego oportunidades prometedoras a mul- titudes metropolitanas de clase media (iY también para los escoceses!) -funcionarios, maestros de escuela, co- merciantes y agricultores-- que rápidamente se disper- saban por todo el vasto reino donde nunca se ponía el Sol. Había, sin embargo, una diferencia fundamental entre los imperios gobernados desde San Petersburgo y desde Londres. El imperio del zar seguía siendo un dominio continental "continuo", confinado a las zonas templadas y árticas de Eurasia. Por decirlo así, se podía caminar desde un extremo hasta el otro. El parentesco lingüístico con las poblaciones eslavas de Europa orien- tal y -para decirlo agradablemente- los lazos histó- rico-políticos, religiosos y económicos con muchos pue- blos no eslavos, significaban que las barreras del camino a San Petersburgo no eran infranqueables, hablando en términos relatioos." Por otra parte, el Imperio británico era una colección de posesiones primordialmente tropicales, dispersas por todos los continentes. Sólo una minoría de los pueblos sometidos tenía lazos religiosos, lingüísticos, culturales, incluso políticos y económicos, de alguna duración con '" Véase, por ejemplo, la descripción que hace Roff de la funda- ción, en 1905,del Colegio Malayo de Kuala Kangsar, que pronto se conoció, sin ninguna ironía, como "el Eton malayo". Fiel a las pres- cripciones de Macaulay, sus alumnos provenían de las "clases respe- tables", es decir, la dócil aristocracia malaya. Lamitad de los primeros discípulos era descendiente directa de diversos sultanes malayos. Wi- lliam R. Roff, TIIe Origins of Mala] Nationatism. pp. 100-105. ti Las poblaciones transurales eran otra historia. 134 la metrópoli. Yuxtapuestos en el Año del Jubileo, estos pueblos se asemejan a esas colecciones de los grande.s maestros reunidas en forma desordenada por los. mi- llonarios ingleses y norteamericanos, que con el tl~m­ po se convierten en museos estatales solemnemente Im- periales. . Las consecuencias se ilustran bien por los ama~gos -recuerdos de Bipin Chandra Pal, que en 19~2, un slg~o después de la "Minuta" de M~c~ulay, todavía s~ senua bastante indignado para escribir que los magistrados indios22 no sólo habían pasado una prueba m.u~ rigida, en los ~.is­ mos ténninos que los miembros bn~nlcos del.servrcro, sino que habían pasado los mejores anos del penodo for- mativo de su juventud en Inglate~ra. Al regresar a su pa- tria, prácticamente vivían con el mismo estilo de.sus cole~as civiles, y casi religiosamente seguían sus convencl(~nes SOCla~ les y sus normas éticas más recientes. En esos días, el fun- cionario nacido en la India [s¡c--compárese con nuestros criollos hispanoamericanos] se sepa~aba pr~cticamente de su sociedad nativa, y vivia y se movia y tema su ser ~n la atmósfera tan amada de sus colegas británic~s. En espintu y maneras, era tan inglés como cualquier inglis. Ese no era un pequeño sacrificio para él, porque en esta for.ma se aliena- ba por completo de la sociedad de su propIa gente y se volvía social y moralmente un parla entre ellos [oo.]: Era tan extranjero en su propia tierra como los europeos residen- tes en el país. Hasta aquí coincide con Macaulay. ~ero mucho. más grave era el hecho de que tales extranjeros en su tierra nativa estaban todavia condenados --<:on no menor fa- talidad que los criollos americanos- a una "irracional" ... Véanse sus Mmwries of My Lije and Times. pp. 331-332. Las cursi- vas son mías. 135 era en gran medida incomprensible en Honshü, en Edo-To.~io y Kioto-Osaka tenían problemas c~~UIj comumcaclOn oral, el sistema de lectura ideográfi la d' h' Qm 10 c ma se había venido aplicando durante largo ti e- po en ~od~~ las islas, de modo que el desarrollo d:1t¡.. alf~betIz~Clon masiva mediante las escuelas y las ubI~ caciones Impresas resultaba fácil e indiscutible. S~ h. do, la gran antigüedad de la casa imperial (japón gUIj... . es el uruco pais .cuya.monarquía ha sido monopolizada una sola dmastla a través de toda la historia regi ior da), y su mdudable carácter japonés (compárese sra· c la si "' d esto ~m a srtuación e los Borbones y los Habsburgo) h clan qu~ la e.xplotación del emperador para Propó;it~ del naCIonalIsmo oficial resultara algo sencillo." T ro l "' d l erce·, a penetracmn e os bárbaros fue repentina ím riente y lo bastante amenazadora para que la maY~ría':' los elementos de la población políticamente conscien~ t~ se agrupara en un programa de autodefensa, conc-, bido en los nuevos términos nacionales. Conviene d tacar que. esta posibilidad tenía mucho que ver con~s­ crono~ogla de la penetración occidental, es decir ~ decenio de 1860 por oposición al de 1760. Porque 'e~. ton~es, en I~ Europa dominante, la "comunidad nacio- nal se habla venido asentando durante medio sigl tan to en I~ versión popular como en la oficial. En efe~: to, la propia defensa podía establecerse de acuerdo con lo que estaba llegando a ser "normas internacionales" .El éxit? del programa, a pesar de los terribles sufri- rmentos Impuestos a los campesinos por las despiada- das exacciones fiscales requeridas para el pago de un 2'1 E d" . . ru . uos Japoneses me informaron que excavaciones recientes en las tlll~?as reales más antiguas indican claramente que el origen de la familia pudo haber sido -,'horror!_ coreano El gobí -- .' . . eroo Japo- nes msrste en que no se hagan más investigaciones en esos lugares. 140 rograma de industrialización basado en la fabricación ~e Jlluniciones, se debía ciertamente en parte a la gran determinación de los propios oligarcas. Afortunados en IIegar al poder en una época en que las cuentas ci- fradas en Zurich ni siquiera se vislumbraban en el fu- turO, no se veían tentados a sacar de Japón el exceden- te obtenido. Afortunados en gobernar en una época en que la tecnología militar estaba avanzando todavía a un paso relativamente lento, podían convertir a japón, con su programa de modernización armamentista, en una potencia militar independiente para fines del si- glO. Los éxitos espectaculares del ejército de conscrip- lOS de Japón contra China en 1894-1895, y de su mari- na contra el imperio del zar en 1905, más la anexión deFormosa (1895) y de Corea (1910), todos ellos cons- cientemente difundidos a través de las escuelas y los medios impresos, ayudaron en gran medida a crear la impresión general de que la oligarquía conservadora era una representante auténtica de la nación de la que los japoneses empezaban a imaginar que eran miembros. El hecho de que este nacionalismo adquiriera un ca- rácter imperialista agresivo, incluso fuera de los círcu- los gobernantes. puede explicarse mejor por dos fac- tores: la herencia del prolongado aislamiento deJapón y el poder del modelo oficial de nación. Maruyama observa sagazmente que todos los nacionalismos de Eu- ropa surgieron en el ámbito de un pluralismo tradicio- nal de Estados dinásticos que se influían recíprocamen- te;como señalé antes, el universalismo europeo dellatin nunca tuvo un equivalente político:'" 30 Maruyama Masao, Thought and Beñaoíor in Modero japant'.se Poli- tus, p. 138. 141 P~r I? tanto, la conciencia nacional en Europa llevó desde e p.nnclplO la huella de una conciencia de sociedad' ~aCl~nal. Era una premisa evidente que las disputas ~:~ sta ?s soberanos eran conflictos entre miembros ind pendientes ?e esta sociedad internacional. Precisamen: por esta ~on, desde Grocio ha pasado a ocupar la gue u.n paalpel Importante y sistemático en el derecho intern m .. clon . Sin embar o . . I'fi b g,,¡anos slg os de aislamiento japonés sigo 01 tea an que ::;.~arec~aen forma ~bsolutade una conciencia de la igual· e~. os asuntos internacionales, Los partidarios de la ~xpulslo? [de los bárbaros] contemplaban las relaciones mtent,aclon.a1es desde posiciones situadas dentro de la je- rarq.U1a ~aclonal basada en la supremacía de superiores so- ~re mf".nore~. En consecuencia, cuando las premisas de la {,erar9U1anac~onaJ se transfirieron horizontalmente a la .. .era internacional, los problemas internacionales se redu- JAer;>n l aduna sola alternativa: conquistar o ser conquistadO. ra ta e normas más elev d Ilaci a as para a apreciación de las re aciones internacionales, la política del poder tendrá que ser la r~gl~, y la defensa tímida de ayer se convertirá en el expanslomsmo ilimitado de hoy. /n se~ndo lugar, los modelos primordiales de la o igarqura eran las dinastías que se declaraban a sí mis- mas .naturales de Europa. En la medida en que estas di- nas?as estaban definiéndose cada vez más en términos ~aclOnales, al mismo tiempo que extendían su poder uera de. Europa, no es sorprendente que el modelo haya debido entenderse en términos ímperiales." Como " [bid., pp. 139-140. Por desgraclal" 1é oc I '. a umca a .temativa a los Estados dinásticos de la p a que naturalizaban oficialmente -Austria-Hungría- no era 142 lo demostró la fragmentación de África en el Congreso de Berlín (1885), las grandes naciones eran conquista- doras mundiales. Es válido entonces decir que para que Japón fuera considerado "grande" debía convertir a rennó en emperador y lanzarse a aventuras ultramari- nas, aunque hubiese llegado tan tarde y tuviese tanto que hacer. Pocas cosas expresan mejor la forma como estos residuos afectaron la conciencia de la población lectora que la formulación siguiente del ideólogo radi- cal nacionalista Y revolucionario Kita lkki (1884-1937), en el influyente libro Nihon KaiwHoon TaikiJ [Bosquejo para la reconstrucción de Japón]' publicado en 1924:" Así corno la lucha de clases se libra dentro de una nación por el reajuste de las distinciones desiguales, así la guerra entre las naciones por una causa honorable reformará las actuales distinciones injustaS. El Imperio británico es un millonario poseedor de riquezas por todo el mundo; Rusia es una gran terrateniente que ocupa la mitad norteña del globo. Japón con su franja [sic] de islas dispersas es una nación de proletarios y tiene derecho a declarar la guerra a las grandes potencias monopólicas. Los socialistaS de Oc- cidente se contradicen cuando admiten el derecho del pro- letariado a la lucha de clases dentro de su pais y al mismo tiempo condenan la guerra, entablada por el proletariado entre naciones tildándola de militarismo Y agresión [... j. Si es permisible que la clase obrera se una para derrocar a la autoridad mediante el derramamiento de sangre, debie- ra aprobarse incondicionalmente el derecho de Japón a perfeccionar su ejército y su marina y hacer la guerra para rectificar fronteras internacionales ínjustas. En nombre de la democracia social racional, Japón reclama la posesión de Australia y de Siberia oriental. OUn~ de las potencias cuya influencia fuera impofr.anl e en el Lejano riente" .Traducido y citado en Richard Storry, TheDuu/J!¿ Pamas, p. 38. 143 Sólo resta agregar que, a medida que se expandía el imperio después de 1900, la japonización al estilo de Macaulay se persiguió conscientemente como una polí_ tica estatal. En los años de entreguerras, los coreanos, los formosenses y los manchúes, y después del estallido de la Guerra del Pacífico los birmanos, los indonesios y los filipinos se vieron sometidos a políticas para las que el modelo europeo era una práctica establecida. Yal igua] que en el Imperio británico, los coreanos, fonnosenses o binnanosjaponizados tenían completamente vedado el paso a la metrópoli. Podrían hablar y leer japonés a la perfección, pero jamás presidirían las prefecturas de Honshú, ni serían designados a puestos fuera de sus lu- gares de origen. Habiendo considerado estos tres casos diversos de "na- cionalismo oficial", es importante destacar que el mo- delo podría ser aplicado con timidez por algunos Esta- dos sin grandes pretensiones de poder, mientras fuesen Estados cuyas clases gobernantes o dirigentes se sintie- ran amenazados por la difusión mundial de la comuni- dad nacionalmente imaginada. Una comparación entre dos de tales Estados, Siam y Hungría dentro de Austria- Hungría, podría resultar instructiva. El contemporáneo de los Meiji, el monarca de largo reinado Chulalongkorn (gobernó de 1868 a 1910), de- fendió su reino del expansionismo occidental en un es- tilo aue difería marcadamente del de su similar japo- nés.' Atrapado entre la Birmania y la Malaya británicas, y la Indochina francesa, Chulalongkorn aplicó una as- tuta diplomacia de manipulaciones, en lugar de tratar ~4 La sección siguiente es una versión condensada de una parle de mi "Studies of the Thai State: [he State ofThai Studies", en Eliezer B. Ayal (comp.), The Slate ofThai Studies. 144 de construir una maquinaria bélica seria. (Apenas en 1894 se creó un Ministerio de Guerra.) En una forma que nos recuerda a la Europa del siglo XVIII sus fuerzas armadas eran primordialmente una formación abiga- rrada de mercenarios y tributarios vietnamitas, khmer, laosianos, malayos y chinos. Tampoco se hacía gran cosa para impulsar un nacionalismo oficial mediante un sis- tema educativo modernizado. En efecto, la educación primaria sólo se volvió obligatoria más de un decenio después de su muerte, y la primera universidad del país sólo se estableció en 1917, cuatro decenios después de la fundación de la Universidad Imperial de Tokio. Sin embargo, Chulalongkorn se consideraba a sí mismo un modernizador. Pero sus modelos primordiales no eran elReino Unido o Alemania, sino el beamtenstaaten colo- nial de las Indias Orientales Holandesas, la Malaya bri- tánica y el raj.'5 La aplicación de estos modelos signifi- caba la racionalización y centralización del gobierno real, la eliminación de los pequeños Estados tradicio- nales tributarios semiautónomos, y la promoción del desarrollo económico por lineamientos un tanto colo- niales. El ejemplo más notable de esto -un ejemplo que en su forma peculiar apunta a la Arabia Saudita con- temporánea- fue el estímulo a una inmigración gene- ral de extranjeros varones,jóvenes y solteros, para que formaran una fuerza de trabajo desorientada, política- mente indefensa, que se necesitaba para construir ins- talaciones portuarias, vías férreas, cavar canales y la ex- pansión de la agricultura comercial. Esta importación . 35 Battye demuestra claramente que el propósito de las visitas del JOVen monarca a Batavia y Singapur en 1870. y a la India en 1872, era 'laselección de lo que podrían ser modelos seguros", en las palabras amables del propio Chulalongkom. Véase."The Militarv, Govem- ment and Society in Siam, 1868-1910". p. 118. 145 privilegi~dos lo habían hecho antes) y que todo húnga- ro ?ebena hablar magiar (como sólo algunos magiares soltan hacerlo hasta entonces). Como dice sarcástica. mente Ignotus: "La n~ión" estaba justificada, de acuerdo con las norm.. de la epoca (que contemplaban con ilimitado optimismo e! asc~nso de las estrellas gemelas del liberalismo y el na- CI,?~,,!lsmo), al sentirse generosa en extremo cuando "al!- mina al camPc:sino magiar sin ninguna discriminación, excepto la relalJ~ ,a la propiedad;4' y a los cristianos no ~";lPares a c~ndlclon de que se volvieran magiares; y por ullJm.o c?n cierta renuencia y con una demora de 20 años a losJudíos." , La tesis de Kossuth, en sus negociaciones infructuosas c~>n los que encabezaban las diversas minorías no ma- giares, era que estas personas debieran tener exacta. mente los mism~s derechos civiles que los magiares, per~ como carecran de ·personalidades históricas" no podían formar su propia nación. Esta posición podría par~cer. ahora un poco arrogante. La entenderemos ~eJor SI ~ecor?amo~ que el joven y brillante poeta ra- dical nacionalista Sándor Petófí (1823-1849) uno de los e~píritus más destacados de 1848. se refirió en cierta ocasion a las minorías como "úlceras en el cuerpo de la madre patria"." T~e~ derr~ientodel régimen revolucionario por los ejercitos zaristas en agosto de 1849 Kossuth se mar- chó al exilio de por vida. El escenario estaba listo ahora "El _. d regnnen .c Kossulh instituyó el sufragio de los varones adultos pero con tan exigentes requisitos de propiedad que relativamente ~as personas podían volar. .. Ignotus, Hungary, p. 56. [bid., p. 59. 150 para un resurgimiento del nacionalismo magiar "oficial". representado por los regímenes reaccionarios del con- de Kálmán Tísza (1875-1890) y de su hijo lstván (1903- 1906). Las razones de este resurgimiento son muy ins- tructivas. Durante el decenio de 1850, la administración autoritario-burocrática de Bach en Viena combinaba la severa represión política con una implantación firme de ciertas políticas sociales y económicas proclamadas por los revolucionarios de 1848 (en particular la aboli- ción de la servidumbre y de la exención de impuestos a los nobles) y la promoción de las comunicaciones mo- dernas y de la empresa capitalista en gran escala." Pri- vada en gran medida de sus privilegios feudales y su se- guridad. e incapaz de competir económicamente con los grandes latifundistas y los activos empresarios ale- manes y judíos. la antigua nobleza magiar de nivel me- dio inferior se volvió una clase terrateniente rural. dis- gustada y asustada. Pero la suerte estaba de su parte. Vergonzosamente derrotada por los ejércitos prusianos en el campo de Kiiniggrátz en 1866. Viena se vio obligada a aceptar la institución de la Monarquía Doble en el Ausgleich (com- promiso) de 1867. A partir de entonces, el reino de Hun- gría disfrutó de gran autonomía en el manejo de sus asuntos internos. Los beneficiarios iniciales del Aus& icñ fueron un grupo de aristrócratas liberales de alto rango y de profesionales educados magiares. En 1868. la administración del cultivado magnate, conde Gyula Andrássy promulgó la Ley de Nacionalidades que daba a las minorías no magiares "todos los derechos que hubiesen reclamado alguna vez. o que pudieran haber 46 Observa Ignotus que Bach otorgó a los nobles cierta compensa- ción económica por la pérdida de sus privilegios, "probablemente ni tnés ni menos de lo que habrían obtenido con Kossuth" (pp. 64-65). 151 reclamado, fuera de convertir a Hungría en una fede- ración"." Pero con el ascenso de Tisza al poder, en 1875 se inició una época en la que los terratenientes reac: cionarios lograron recuperar su posición, relativame-j; te libres de la intromisión vienesa. En el campo económico, el régimen de Tisza dio a los grandes magnates agrarios manos libres," pero en lo esencial el poder político estaba monopolizado por los terratenientes. Ya que sólo quedaba un refugio para los desposeídos: la red ad- ministrativa del gobierno, tanto nacional como local, y el ejército. Para éstos, Hungría necesitaba un personal enor, me; y si no lo necesitaba por lo menos podía aparentar ne- cesitarlo. La mitad del país estaba integrada por "naciona. lidades" que debían mantenerse controladas. El pago de una multitud de magistrados magiares confiables y corte- ses para que las controlaran era un precio moderado por el interés nacional, según se afirmaba. El problema de las nu- merosas nacionalidades era también una bendición por- que excusaba la proliferación de sinecuras. De este modo, "los magnates conservaban sus propie- dades vinculadas y los terratenientes conservaban sus empleos vinculados"!" Tal era la base social de una po- lítica despiadada de magiarización forzada que después de 1875 convirtió la Ley de las Nacionalidades en letra muerta. La restricción legal del sufragio, la proliferación de barrios miserables, las elecciones amañadas y el ase- 47 tu«, p. 74. 4" En consecuencia, el número de los predios vinculados se triplicó entre 1867 y 1918. Si incluimos la propiedad eclesiástica. concluire- mos que la tercera parle de la tierra de Hungría estaba vinculada al final de la Monarquía Doble. Los capitalistas alemanes yjudíos tam- bién prosperaron en tiempos de Tisza. ". tu«, pp. 81 Y82. 152 . ato político organizado en las zonas rurales'? consoli- SIO d T' r'daron simultáneamente el poder e isza y ~us l~von- Ysubrayaron el carácter "oficial" de su nacionalismo.tOS, ,., ión de fJászi compara con razon esta maglanzaClon e mes d siglo XIX con la "política del zar ruso contra los pola- :s los fineses y los rutenos; la política de Prusia con- ea 'los polacos y daneses; y la política de la Inglaterra tf • d " 51 El 1"feudal contra los trian .eses '. nexo en~e a reaccion el nacionalismo oficial se Ilustra muy bien por estos hechos: mientras que la magiarización lingüística era n elemento central de la política del régimen, a fines ~e1 decenio de 1880 sólo 2% de los funcionarios de las ramas más importantes del gobierno central y de los go- biernos locales eran rumanos, aunque los rumanos cons- tituían 20% de la población, e "incluso este 2% estaba 'b'''''P tr t nempleado en los rangos mas ~Jos: or.o a par e, e el Parlamento húngaro anterior a la primera Guerra Mundial "no había un solo representante de la cl~e obrera ni del campesinado sin tierra (la gran mayona del país) [ ... ] y sólo había 8 rum~nos y eslo~acos de un total de 413 miembros en un pals donde solo 54% de 50 Los asesinatos eran cometidos principalmente por los infames pandoors una parte del ejército puesta a disposición de los adminis- tradores'del condado y destacada como una policía rural violenta. '1 T'" Dissonuion; p. 328. ~'l De acuerdo con los cálculos de Lajos Mocsáry (Sorne Words on /,/le NaJionaüty Probkm. Budapesl, 1886), citado en ibid., pp. 331-332. Moc- sáry (1826-1916) había creadoen 1874 el pequeño Partido de la In- dependencia, en el parlamento húngaro, para luchar por las Ideas deKossuth sobre todo en lo tocante a la cuestión de las minorías. Sus discursos e~ que denunciaba las violaciones a la.Ley de Nacionalid~ des de 1868 cometidas descaradamente por Tisza, provocaron prr- mero su expulsión física del Parlamento y lueg-o la expulsión de su propio partido. En 1888 volvió al parlamento .c~~o representa~tede unelectorado enteramente rumano y se convuuo en gran medida en un proscrito político. Ignolus, Hungary, p. 109. 153 los habitantes hablaba magiar como su lengua mater- na".'! No es de extrañar entonces que, cuando Viena en- vió las tropas a disolver este parlamento en 1906, "no hubo una sola reunión multitudinaria, un solo cartelo una sola proclama popular de protesta contra la nueva era del 'absolutismo vienés'. Por el contrario, las masas obreras y las nacionalidades contemplaban con malicio- sa alegria la lucha impotente de la oligarquía nacional"," Sin embargo, el triunfo del "nacionalismo oficial" de los terratenientes magiares reaccionarios, después de 1875, no puede explicarse sólo por la fuerza política propia de ese grupo, ni por la libertad de maniobra que heredó del Ausgleich. El hecho es que, hasta 1906, la cor- te de los Habsburgo no pudo afirmarse decisivamente frente a un régimen que en muchos sentidos seguía siendo un pilar del imperio. Sobre todo, la dinastía no podía superponer un fuerte nacionalismo oficial pro- pio. No sólo porque el régimen era, como dijera el emi- nente socialista Viktor Adler, "Absolutismus ¡pnildertdurdl Schla~ [absolutismo atemperado por la negligen- cia]". La dinastía se aferró a concepciones ya abando- ..Jmi, TIle DissolutUm, p. ~~4. 54 ¡bid., p. 362. Esta "oligarquía nacional" tuvo cierto carácter espu- rio hasta bien entrado el siglo xx. Jászida a conocer la divertida his- toria del corresponsal de un famoso diario húngaro que durante la primera Guerra Mundial entrevistó al oficial herido que en los años de entreguerras se convertiría en el dictador reaccionario de Hun- gria. Horthy estaba indignado por la descripción de sus pensamlen' tos en el artículo, "que lo hacían recordar la patria húngara. h~ de los antepasados". "Recuérdese -dijo Horthy-- que mi jefe ml~ lar principal se encuentra en Badén, de modo que mi patria esta también allí." TIle Dissohuion, p. 142. " Ibid.. p. 165. "Yen los viejos tiempos. cuando aún existía un I~ gar como la Austria imperial, podíamos olvidarnos de esos aconteCl" miemos, tomar un tren ordinario en una compañía ordinaria, y viaj~ de regreso a casa [... ]. Por supuesto, en esos caminos también habla 154 nadas casi en todas partes. "En su misticismo religioso, cada Habsburgo se sentia unido por un lazo espe~l:U a la divinidad, como un ejecutor de la voluntad dl.V1na. Esto explica su actitud casi inescrupulosa en. medio de catástrofes históricas, así como su proverbial mgrautud. Der Dank vom Hause Habslntrg se convirtió en un lema muy difundido."56 Además, los celos de la ~rusia d~ lo~ Hohenzollern, que cada vez se alejaba. mas del chc~e de Sacro Imperio Romano y se convertla en Alemania, hacían que la dinastía continu~a insistie~do en la fa- mosa frase "patriotismo para rru de Francisco Il: . Al mismo tiempo, resulta interesante que la dmas~a descubriera en sus últimos días, quizá para su propIa sorpresa, algunas afinidades con sus sociald~mócratas, hasta el punto de que algunos de s~s enemigos comu- nes hablaban despectivamente del Burgsoztallsmus [s?" cialismo cortesano]". En esta coalición tentativa habla sin duda una mezcla de maquiavelismo e idealismo de cada lado. Podemos ver esta mezcla en la vehemente automóviles, pero no muchos. La conquista del aire se había inicia- do aquí también, pero no muy decididamente. De vez en cuando zarpaba un barco para Sudamérica o ~I. ~jano Oriente, pero no muy a menudo. No había ninguna ambición de contar con mercados mundiales y con un poder mundial. Aquí nos encontrábamos en el Centro de Europa, en el punto focal de los a~tig.uos ejes del ~u.ndo; las palabras 'colonia' y 'ultramar' t~nían el aire de algo todavía mex- plarado y remoto. Había ciertos lUJOS, pero por supuesto no tan refi- nados como los franceses. Se practicaban los deportes, pero no a la manera desaforada de los anglosajones. Gastábamos enormes sumas en el ejército, pero sólo lo suficiente para seguir. siendo la segunda más débil de 135 grandes potencias." Robert Musil, "T~ Man Without ~alitw, 1, pp. 31-32. Este libro es la gran novela comrca de nuestro siglo. . 56 Jászi, The Dissolulion, p. 135. L:as CUrsl~ son del autor. Cuando Meuernlch fue destituido, tras las ínsurreccrones de 1848 y tuvo que huir, "nadie en toda la corte le preguntó a dónde iría ni cómo logra- tia sobrevivir". Sic transito 155 tico. De aquí surgía una contradicción por todo el mUn_ do: los eslovacos habrían de ser magiarizados, los hi dú li d m-ues ang icamza os y los coreanosjaponizados, pero n se les permitiría unirse a las peregrinaciones que pud¡ o ran llevarlos a administrar magiares, ingleses o japon~ ses. El banquete al que estaban invitados resultaba se siempre una fiesta ilusoria. La. razón de todo esto no err sólo el racismo; era también el hecho de que en el nú, cleo de los imperios también estaban surgiendo nacío- ~es:. húngaros, ingl~~esyjaponeses. Yestas naciones por mstmto eran también resistentes al dominio "extran_ jero". La. ideología imperialista después de 1850 tenía a~~ típicame~1te eI.carácter de un acto de prestidigita_ cion, En que medida fue prestidigitación lo sugiere la ecuanimidad con que las clases populares metropolita_ nas acabaron por alzarse de hombros ante las "pérdidas" de las colonias, incluso en casos como el de Argelia donde la colonia había sido incorporada a la metrópoli en forma legal. A fin de cuentas, son siempre las clases gobernantes --ciertamente la burguesía, pero sobre t?do la aris~ocrac.ia- las que lamentan durante largo tiempo los Impenos, y su pena tiene siempre carácter teatral. duda también cierta falta etc confianza, entre los holandeses de la época moderna, acerca de que Su lengua y su cultura tuvieran un se- ~Io .comparable al de los ingleses, franceses, alemanes, españoles o italianos. (Los belgas del Congo usaban el francés y no el flamenco.) Por último, la política educativa colonial era excepcionalmente con- se~adora: ~n 194?, cuando ~a población de la colonia pasaba de 70 millones, .solo ~abla 63~ "natl~os" en la universidad, y sólo 37 gradua- dos con licenciatura. Véase ( ..corge MeT. Kahin, Natinnalism and Re- volution in Indonesia, p. 32. Véanse infra mayores detalles sobre el caso indonesio, en el capítulo VII. 160 VII. LA ÚLTIMA OLEADA [;\ PRIMERA Guerra Mundial acabó con la época de las grandes dinastías. Hacia 1922, los Habsburgo, los Ro- henzollern, los Romanovy los otomanos se habían mar- chado. En lugar del Congreso de Berlín surgió la Liga de las Naciones, de la que no fueron excluidos los no europeos. A partir de este momento, la norma interna- cionallegítima fue la nación-Estado, de modo que en la Liga incluso las potencias imperiales supervivientes ves- rían traje nacional, antes que el uniforme imperial. Tras el cataclismo de la segunda Guerra Mundial, la marea dela nación-Estado alcanzó su máximo nivel. Hacia me- diados del decenio de 1970 hasta el Imperio portugués erauna cosa del pasado. Los nuevos Estados del periodo posterior a la segunda Guerra Mundial tienen su carácter propio, que sin em- bargo sólo puede comprenderse en términos de la su- cesiónde modelos que hemos venido considerando. Un procedimiento para subrayar estos antecedentes consiste en recordar que un número muy grande de estas nacio- nes (principalmente no europeas) llegaron a tener len- guas de Estado europeas. Si se asemejaban al modelo "norteamericano" en este aspecto, tomaban del nacio- nalismo lingüístico europeo su populismo fogoso, y del nacionalismo oficial su orientación de política rusifican- te.Lo hacían porque los norteamericanos y los europeos habían tenido complejas experiencias históricas que ahora se imaginaban por todas partes, y porque las len- guas de Estado europeas que empleaban eran el lega- do del nacionalismo oficial imperialista. Por ello en las 161 políticas de "construcción de la nación" de los Estados nuevos vemos tan a menudo un auténtico entusiasmo popular nacionalista y una inyección sistemática, inclu- so maquiavélica, de ideología nacionalista en los me- dios de información de masas, el sistema educativo, las regulaciones administrativas, etc. A su vez, esta mezcla de nacionalismo popular y nacionalismo oficial ha sido producto de anomalías creadas por el imperialismo eu- ropeo: la conocida arbitrariedad de las fronteras y las inteUigentsias bilingües impuestas precariamente a di- versas poblaciones monolingües. Podemos concebir así a muchas de estas naciones como proyectos cuya reali- zación se encuentra todavía en marcha, pero que se con- ciben más en el espíritu de Mazzini que en el de Uvarov. Al considerar el origen del "nacionalismo colonial" reciente, una semejanza fundamental con los naciona- lismos coloniales de una época anterior nos llama la atención de inmediato: el parecido que hay entre la ex- tensión territorial de cada nacionalismo y la de la ante- rior unidad administrativa imperial. La semejanza no es en modo alguno fortuita, sino que se relaciona cla· ramente con la geografia de todas las peregrinaciones coloniales. La diferencia reside en el hecho de que los contornos de las peregrinaciones criollas del siglo XVIII no se forjaron sólo por las ambiciones centralizante> del absolutismo metropolitano sino también por los pro- blemas auténticos de la comunicación y los transpor· tes, y por un primitivismo tecnológico general. En elSI' glo xx, estos problemas han sido superados en gran medida, y en su lugar apareció una "rusificación" con rostro de Jano. . Ya dije que la unidad administrativa imperial adqu~' rió un significado nacional a fines del siglo XVIII, debl' do en parte al hecho de que circunscribió el ascenso d~ los funcionarios criollos. Lo mismo ha ocurrido en e 162 siglo xx, Incluso cuando un joven inglés moreno o ne- gro recibía alguna educación o adiestrauuento en la me- trópoli, en una forma que pocos de sus progenitores criollos habían podido obtener, ésa era de ordinario la última ocasión en que hacía la peregrinación burocrá- tica. A partir de entonces, su máxima aspiración era el más alto centro administrativo al que podría ser asignado: Rangün, Acera, Georgetown o Colombo. Pero en cada viaje limitado encontraba compañeros de viaje bilin- gües con los que llegó a sentir cada vez más afinidad. En su viaje entendió rápidamente que su ~nto de ori- llen --concebido en términos étnicos, lingüísticos o geo- gráficos-- tenía escasa importancia. A lo sumo lo ini- ciaba en esta peregrinación antes que en otra: en lo fundamental no determinaba su destino o el de sus com- pañeros. De este patrón surgió poco a poco esa sutil transformación, casi imperceptible, del Estado colonial en nación-Estado, una transformación hecha posible no sólo por una continuidad ininterrumpida del personal sino por la red establecida de viajes por medio de la cual sus funcionarios experimentaban cada Estado. 1 . Pero desde mediados del siglo XIX, y sobre todo en el Siglo XX, los viajes ya no los hicieron unos cuantos vian- dantes sino más bien enormes y abigarradas muche- dumbres eran las que se trasladaban. Influyeron tres factores fundamentales. En primer lugar, había el in- I . Por supuesto, no sólo por los funcionarios, aunque éstos consti- tuian el grupo principal. Considérese, por ejemplo, el ámbito de Noli Me Tangn-e (y el de muchas otras novelas nacionalistas). Aunque al- ~unos de los personajes más importantes del texto de Rizal son espaw ooles, y algunos de los personajes filipinos han estado en España (fue-- ra del escenario de la novela). el ambiente del viaje de cualquiera de los personajes se confina a lo que, II años después de su publicación ~do~ años después de la ejecución de su autor, se converuria en la epublica de Filipinas. 163 cremento enorme de la movilidad física facilitada Por los logros asombrosos del capitalismo industrial: ferro- carriles y barcos de vapor en el si"lo pasado, transPor_ tes de motor y aviones en el actual. Los viajes intermi_ nables a las viejas Américas pronto fueron cosa del pasado. En se"undo lugar, la "rusificación" imperial tuvo su lado práctico al igual que su lado ideológico. El tama_ ño enorme de los imperios europeos mundiales y las vastas poblaciones sometidas, significaban que las bu- rocracias puramente metropolitanas, o incluso criollas, no podían reclutarse ni pagarse. El Estado colonial, y un poco después el capital corporativo, necesitaba ejérci_ tos de empleados bilingües, capaces de mediar en lo lingüístico entre la nación metropolitana y los pueblos colonizados. La necesidad era mayor a medida que las funciones especializadas del Estado se multiplicaban por todas partes al comenzar este siglo, Junto al viejo ofi- cial de distrito apareció el oficial médico, el ingeniero de riego, el extensionista agrícola, el maestro de escue- la, el policía, etc. Con cada ensanchamiento del Estado, crecía la multitud de sus peregrinos internos.' En tercer lugar, se encontraba la difusión de la edu- cación de estilo moderno, no sólo por el Estado colonial sino también por organizaciones privadas, religiosas o seculares. Esta expansión ocurrió no sólo para proveer 2 Veamos sólo un ejemplo: hacia 1928 casi 250000 nativos en la nómina de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. que eran 90% de los funcionarios estatales. (Es característica la gral 1 dife- rencia entre los sueldos y las pensiones de los funcionarios holande- ses y los de los nativos; juntos. devoraban 50% de los gastos estata- les.) Véase a Arnry vandcrbosch. T/¡, Dutrh East lndies, pp. 171-173. Sin embargo, proporcionalmente los holandeses pesaban nueve ve- ces más en la nómina burocrática que los ingleses en la India británi- ca (que no era un "Estarlo nativo"). 164 cuadros ~estin.ados a la~)erarq~ías gubernamentales y corporatIvas, SIl\O también debido a la aceptación cre- ciente de la importancia moral de los conocimientos modernos incluso para las poblaciones colonizadas.' (En efecto, el fenómeno de los educados desempleados en los antiguos países coloniales empezaba ya a ser paten- te en varios Estados coloniales.) En general se reconoce que las inteUigrntsias eran fun- damentales para el surgimiento del nacionalismo en los territorios coloniales, no sólo porque el colonialismo aseguraba que los terratenientes, los grandes comer- ciantes, los empresarios industriales, e incluso una gran clase profesional, fuesen cosas un tanto raras entre los nativos. Casi en todas partes, el poder económico esta- ba monopolizado por los propios colonialistas, o com- partido de manera desigual con una clase políticamente impotente de empresarios parias (no nativos): libane- ses, indios y árabes en el Africa colonial; chinos, indios yárabes en el Asia colonial. Se reconoce en forma no menos general que el papel de vanguardia de las inteUi- gentsias se debió a su instrucción bilingüe, o mejor di- cho a su instrucción y bilingüismo. El alfabetismo ha- cía posible ya la comunidad imaginada flotante en el tiempo homogéneo, vacío, a la que ya hemos hecho re- ferencia. El bilingüismo significaba acceso, por medio de la lengua de Estado europea, a la cultura occidental moderna en el sentido más amplio, y en particular a los modelos del nacionalismo, la nacionalidad y la na- " Incluso en las ultraconservadoras Indias Holandesas, el número de los nativos que recibían una educación primaria de estilo occi- dental pasó de un promedio de 2 987 en el periodo de 1900-1904 a 74697 en 1,9.28. mientr~ que el número de los nativos que recibían unaeducación secundana de estilo occidental aumentaba en el mis- mo lapso de 25 a 6 468. Kahin. Nationalism, p. 3J. 165 bond (la Liga de Jóvenes Musulmanes): títulos incom. prensibles para cualquier joven nativo que no estuviese familiarizado con la lengua colonial. En las colonias entonces, por 'juventud" entendemos "juventud instrui: da", por lo menos al principio. A su vez, esto nos re- c.uerda de nuevo el papel peculiar desempeñado por los sistemas escolares colomales en la promoción de los na- cionalismos coloniales." El caso de Indonesia constituye una ilustración fasci- ~ante e intrincada de este proceso, no sólo por su rama- no en~)[me, su población inmensa (incluso en la época colomal), su fragmentación geográfica (cerca de 3 000 islas), su diversidad religiosa (musulmanes, budistas, ca- tólicos, diversos protestantes, hindú-balineses y "animis- ras") yetnolingúística (más de 100 grupos distintos) sino también como lo sugiere su nombre híbrido seudohe- lénico, su extensión no corresponde ni remotamente a algún dominio precolonial; por el contrario, al menos hasta la invasión brutal del Timor oriental ex portugués, realizada por el general Suharto en 1975, sus fronteras han sido las que dejaron las últimas conquistas holan- desas (c. 1910). • A •qUI OQS concentraremos en las escuelas civiles. Pero las milita- res ~ran a rnen~do importantes también. El ejército permanente de oficiales I?rofeslOnales establecido por Prusia a principios del siglo XIX necesitó de una pirámide educativa en ciertos sentidos más refi- nada, si no es que más especializada, que la burocracia. Los oficiales jóvenes ("turcos") preparados por las nuevas academias militares han desempeñado a menudo papeles importantes en la difusión del nacio~alismo. Es típico el caso del mayor Chukuma Nzeogwu, que en- c~t>c:zo el golpe del 15 de enero de 1966 en Nlgeria. Siendo un íbo cnsud.n~. Nzeogwu pertenecía al primer grupo de jóvenes nigeria- nos enviados a Sandhurst para su adiestramiento a fin de transfor- mar u~a fuerza mercenaria colonial de oficiales blancos en un ejérci- to nacional, al alcanzar Nigeria la independencia en 1960. (Si asistió a Sandhursr con el futuro brigadier Afrifa, que también en 1966 ha- 170 Algunos de los habitantes de la costa oriental de Su- matra no sólo están fisicamente unidos -a través del estrecho de Malaca- a los habitantes del litoral occi- dental de la península malaya, sino que se relacionan con ellos en términos étnicos, se entienden entre sí al hablar, tienen una religión común, etc. Estos mismos ha- bitantes de Sumatra no comparten la lengua materna, ni la etnicidad ni la religión con los amboneses, asenta- dos en islas situadas a miles de kilómetros al Oriente. Sin embargo, durante este siglo han llegado a conside- rar a los amboneses como compatriotas indonesios, y a los malayos como extranjeros. Nada fortaleció estos lazos más que las escuelas esta- blecidas por el régimen de Batavia, en número crecien- te, a principios del siglo. Para entender esto, tendremos que recordar que, en completo contraste con las escue- las tradicionales indígenas, que eran siempre empresas locales y personales (aunque al estilo musulmán hubie- se gran movimiento horizontal de estudiantes de un maestro uleme particularmente famoso a otro), las es- bia de derrocar a su gobierno. cada nativo estaba destinado a retor- nar a su propio hábitat imperial.) Es una prueba nol.abJ~ del. ~o?er del modelo prusiano el hecho de que Nzeogwu haya podido dirigir a las tropas hausa musulmanas en el asesinato de los sardaun~ de So- koto y otros aristócratas hausa musulmanes. y en consecuencia en la destrucción del gobierno de Abubakar Tafawa Balewa, dominado por los hausa musulmanes. No es una muestra menos notable del na- cionalismo engendrado por la escuela colonial el hecho de que. por Radio Kaduna. asegurara Nzcogwu a sus compatriotas que "yano se avergonzarán de decir que son nigerianos". (Cita tomada de Antho- ny H. M. Kírk-Oreene. Crisisand Conflictin Nigeria: A J)ucllmelllary So"U~ ree Book. p. 126.) Pero el nacionalismo a la sazón ~e ha.bia extendido muy poco en Nigeria, de modo que el golpe. naclOn,ahsta de. Nzeog- Wu pronto se consideró una conjura de los ibos, aSI se explican los motines militares de julio, los po~rumos antiibos de septiembre y oc- tubre, y la secesión de Biafra en mayo de 1967. (Véase el excelente li- bro de Robin Luckham, The Nigerúm Military, passim.) 171 cuelas gubernamentales formaban una jerarquía colo- sal. muy racionalizada. firmemente centralizada. estruc_ turalmente parecida a la propia burocracia estatal. Los textos uniformes. los di plomas hechos en serie y los certificados de enseñanza. una gradación estrictamen_ te regulada con base en grupos de edad. '" clases y ma- teriales de instrucción. creaban por sí mismos un un], verso de experiencia autónomo y coherente. Pero no era menos importante la geografia de lajerarquía. las escuelas elementales estandarizadas se dispersaron por las aldeas y los pueblecitos de la colonia. las escuelas se- cundarias en los pueblos más grandes y los centros pro- vinciales. mientras que la educación terciaria (la cima de la pirámide) se confinaba a la capital colonial de Bata- via y la ciudad de Bandung erigida por los holandeses. 160 kilómetros al sudoeste; en la fría altiplanicie de Priangan. De este modo. el sistema escolar colonial del siglo xx dio lugar a peregrinaciones semejantes a los viajes de los funcionarios establecidos desde largo tiem- po atrás. La Roma de estas peregrinaciones era Batavia, no Singapur ni Manila ni Rangún, ni siquiera las anti- guas capitales reales javanesas de Yokyakarta y Surakar- ta." Por toda la vasta colonia. pero no desde el exterior. los tiernos peregrinos seguían su camino hacia dentro y hacia arriba. conociendo compañeros peregrinos pro- venientes de aldeas diferentes. quizá antes hostiles. en la escuela primaria; de diferentes grupos etnolingüísti- cos en la escuela secundaria y de todas las partes del III la idea de que un estudiante fuese "demasiado viejo" para estar en la clase X o y, inimaginable en una escuela musulmana tradicio- nal, era un principio inconsciente de la escuela colonial de estilo oc- cidental. 11 En última instancia. por supuesto. los vértices eran La Haya, Amsterdam y Leyden: pero eran muy pocos los que podían soñar se- riamente con estudiar allí. 172 • O en las instituciones terciarias de la capital." Y sa- ~ . d'· que cualquiera que fuese su ongen, ten nan que b,an • . S bi los mismos libros y hacer las mismas sumas. a ianleer . Ibién aunque nunca llegaran tan leJOS -y a mayo- taf\l • B' 1'"· no lo hacía- que Roma era atavia, y que e sen tI- d fla• de todos estos viajes se originaba en la capital. ex- o .. .. " """Iicando en efecto por que nosotros.esta.mos a~Ul r. tos". Dicho de otro modo. su expertencra comun, y Jun ," d I ló d 1I mistosa camaradería competitiva e sa on e cases. :a~an a los mapas de la colonia que estudiaban (sie~- re coloreados de manera difere?te al de la Ma~asta británica o las Filipinas norteame:1Canas) una reahdad · aginada territorialmente especifica que se confirma- , : todos los días por los acentos y las fisonomías de sus condiscípulos. 13 .yqué eran todos en conjunto? Los holandeses eran f\I~y daros sobre este punto: cual<,Iuiera q~e fuese la len- gua materna que hablaran. eran ~rremedtablemente¡n- landers, una palabra que. como la mglesa natlve~yI~ fran- cesa indigenes. llevaba siempre una carga se.mantlca no deliberadamente paradójica. En esta colonia, como en cualquier otra. ello significaba que dichas personas eran "inferiores" y "pertenecían a allí" (así como,los hola?- deses siendo "nativos" de Holanda, perteneClan a allá). r.orr~spondientemente.los holan?eses se asignaban ~on tal lengua. junto con la supen,?nda.d. el hech~ ,de no pertenecer a allí". La palabra implicaba también que, 1'1 Siendo seculares, las escuelas del siglo xx eran de.ordinano mixtas. aunque los hombres constituían una mayoría preponderante. Por I? tanto había frecuentes relaciones amorosas, Ymuy a menudo matn- memos. "salidos de las aulas escolares", que contrariaban todas las re- gias tradicionales. . D Sukamo no vio el lrian Occidental. por el que lucho tan arduamen- te antes de los 60 años de edad. Aquí, como en los mapas escolares. ve- moscómo la ficción supera la realidad. Cf. 'Nnliy ElperiquiUo samiento. 173 en su inferioridad común, los inlanders eran igualmen~ despreciab!es, sin importar de qué grupo etnolingüísti. co o de que clase proVInIeran. Pero incluso esta misera- ble igualdad de condición tenía un perímetro definido. La palabra inlander suscitaba siempre la pregunta: "'na' tivo de dónde?" Si los holandeses hablaban a veces corno s~ los. inlanders fuesen una categoría mundial, la expe- nencra demostraba que esta noción no podía sostener- se en la práctica. Los inlanders terminaban en el borde coloreado de esta colonia. Más allá había "nativos", in· digenes e indios. Además, la terminología legal colonial incluía la categoría ureemde oosterlingen (orientales extran· jeros), que tenía la apariencia dudosa de las monedas falsas, como si fuesen "nativos extranjeros". Tales "orien- tales extranjeros", principalmente chinos, árabes yja· ~o~eses, ~~dían vivir en la colonia, pero tenían una po- sicron político-legal superior a la de los "nativos nativos'. Además, la pequeña Holanda sentía tanta admiración por la fuerza económica y las proezas militares de los oligarcas Meiji que a partir de 1899 promovió legalmen· te a los japoneses de la colonia a la posición de "euro- ~os hon?~arios". De todo esto, por una especie de se- dimentación, los inlanders --con exclusión de blancos, holandeses, chinos, árabes, japoneses, "nativos", indigbW e indios-e- se volvieron cada vez más específicos en SU contenido; hasta que, como una larva madura, de prono to se convirtieron en la espectacular mariposa llamada "indonesios". Si bien es cierto que los conceptos de inlandery "nati· vo"jamás podrían ser nociones racistas verdaderamente generalizadas, ya que siempre implicaban la existencia de raíces en algún hábitat específico," el caso de Indo- "C' b¡ 1" . " .omparese, en carn ID, a os mestizos o "negros" que, partien- do de Calais, pueden surgir en cualquier parte del planeta fuera del Reino Unido. 174 nesia no debiera hacernos suponer que cada hábitat "nativo" tenía fronteras ya establecidas o inalterables. Dos ejemplos demostrarán lo contrario: el Africa Occi- dental francesa y la Indochjna francesa. En sus días de gloria, la Ecole Normale William Pon- ty de Dakar, que sólo era una escuela secundaria, era sin embargo la cima de la pirámide educativa colonial en el África Occidental francesa." A la William Ponty llegaban inteligentes estudiantes de lo que conocemos ahora como Guinea, Malí, Costa de Marfil, Senegal, etc. Por lo tanto, no debemos sorprendernos si las peregri- naciones de estos muchachos, que terminan en Dakar, se leyeron inicialmente en términos del Africa [Occi- dental] francesa, de los que es un símbolo inolvidable el paradójico concepto de la négritude, esencia de la afri- canidad sólo expresable en francés, la lengua de las au- las de la William Ponty. Pero la calidad suprema de la William Ponty era accidental y efimera. A medida que se construían más escuelas secundarias en el Africa Oc- cidental francesa, ya no era necesario que los jóvenes brillantes realizaran un peregrinaje desde tan lejos. Y en todo caso, la centralización educativa de la William " 1 e •Sobre los orígenesy el desarrollo de esta escue a lamosa, v~as~ a Abdou Moumouni, L 'Educalion en Afrique. pp. 41-49; sobre su Slgnl~~ cación política, a Ruth Schachter Morgenlhau. Poíitical Porties In F.....ch-SpeaI<ing·Wes/ Afrlca, pp. 12·14. 18-21. Siendo original~e~te una écok nonnale sin licencia situada en San LUIS. se mudo a Coree, en lasafueras de Dakar, en 1913. Más Larde. recibió el nombre de Wi- I!iam Merlaud-Ponty. el cuarto gobernador generaHl!108-1915) del Africa Occidental francesa. Serge Thion me informa que el nombre de William (por oposición a Guillaume) ha estado de m~da duran.te largo tiempo en el área de los alrededores de Burdeos. Sm ~u~a.l1e­ ne razón cuando atribuye esta popularidad a los lazos históricos c~eados con Inglaterra por el comercio de los vinos; pero parece po- Sible que la popularidad en cuestión date de la época .en que Bur- deos (Guyena) era todavía una parte importante del remo goberna- do desde Londres. 175 No es necesario que nos detengamos aquí en los de- talles del sistema educativo colonial. Para nuestros fi- nes actuales, la característica fundamental del sistema era que tenía una particular forma de pirámide aun, que desvencijada, cuyos escalones superiores se encon- traban en el Este hasta mediados del decenio de 1930. Hasta entonces, por ejemplo, los únicos ¡,úes patroet, nados por el Estado se encontraban en Hanoi y Saigón; y durante todo el periodo colonial antes de la guerra, la única universidad de Indochina estaba en Hanoi, por decirlo así "calle abajo" del palacio del gobernador general." Entre quienes ascendían a estos escalones se encontraban todos los que hablaban lenguas vernácu- las importantes del dominio francés: vietnamitas, chinos, jmers y laosianos (y no pocosjóvenes coloniales france- ses). Para los que aspiraban a ascender provenientes de My Tho, Battarnbang, Vientiane y Vinh, digamos, el significado de su convergencia tenía que ser "indochi- no", en la misma forma que el cuerpo estudiantil poli- gloto y poliétnico de Batavia y Bandung tenía que ser considerado "índonesio"." Esta calidad de indochino " En 1937 se inscribió un total de 631 estudiantes, 580 de ellos en las facultades de derecho y de medicina. lbíd., p. 79; véanse también pp. 69-79, donde aparece la historia curiosa de esta institución, fun- dada en 1906. cerrada en 1908. reabierta en 1918. y nunca. hasta fi- nes de la década de 1930, mucho más que un colegio vocacional gl~ riñcado. 26 En virtud de que me concentraré en los jmers y los vietnamitas más adelante, convendria hacer aquí una referencia breve a algunos laosianoe prominentes. El actual primer ministro de Laos, Kaysone Phoumvihan, asistió a la facultad de medicina de la Universidad de Hanoi a fines del decenio de 1930. El jefe de Estado. príncipe 50u- phanouvong. se graduó en el Liceo Albert Sarraut, de Hanoi, antes de obtener el titulo de ingeniero en la Francia metropolitana. Su her- mano mayor, el príncipe Phetsarath Ratanavongsa, que encabezó el efímero gobierno aruícolonial de Lao Issara (Laos libre) en Vlenda- ne, de octubre de 1945 a abril de 1946, en su juventud se graduó en 180 era muy real, pero la imaginaba un grupito, y no por mu- cho tiempo. ¿Por qué resultó ser tan efímero, mientras que la calidad de indonesio sobrevivía y arraigaba? En primer lugar, hubo un cambio de curso importan- te en la educación colonial, sobre todo como se aplicaba en la Indochina oriental desde 1917, aproximadamen- te. La liquidación efectiva o inminente del tradicional sistema de exámenes confucianos persuadió cada vez más a miembros de la élite vietnamita de que debían tratar de inscribir a sus hijos en las mejores escuelas fran- cesas del país, a fin de asegurar su futuro en la burocra- cia. La competencia resultante por los lugares disponi- blesen las pocas escuelas buenas provocó una reacción particularmente fuerte de los colons, quienes conside- raban estas escuelas un coto francés en gran medida cerrado por derecho. La solución del régimen colonial al problema fue la creación de una estructura educati- va "franco-vietnamita" separada y subordinada, que en sus grados inferiores hacía especial hincapié en la en- señanza de la lengua vietnamita en quoc ngil (mientras el francés se enseñaba como una segunda lengua por medio del quoc ngü).27 Este cambio de política tuvo dos el Liceo Chasseloup-Laubar de Saigón. Antes de la segunda Guerra Mundial, la institución educativa más importante de "Laos" era el pequeño Collége [es decir, escuela secundaria básica Pavie de Vlen- tiane. Véase joseph J. Zasloff, Pa/hel ÚJO, pp. 104-105; Y"3349" [seu- dónimo de Phetsarath Ratanavongsa], [run Man o/Laos, pp. 12 Y46. Me parece revelador el hecho de que, en la relación de sus estudios posterioresen París, Phetsarath hable en forma regular e inconscien- te de sus condiscípulos laosíanos, jmers y vietnamitas identificables como "los estudiantes Indochinos". Véase, por ejemplo. ¡bid., pp, 14-15. " Por ejemplo, en los Iycús Chasseloup-Laubat y Albert Sarraut, ya "integrados", se crearon entre 1717 y 1718 "secciones nativas" de baja calidad. Estas "secciones nativas" llegaron a convertirse en el Lycée Petrus Ky y el Lycée du Protectorat, respectivamente. [bid.• pp. 6IJ.63, Sin embargo. una minoría de indigines privilegiados seguía asistien- 181 resultados complementarios. Por una parte, la publí- cación gubernamental de centenares de miles de sila- barios de quóc ngu aceleró significativamente la difusión de esta escritura de invención europea, lo que ayudó sin quererlo a convertirla, entre 1920 y 1945, en el medio popular para la expresión de la solidaridad cultural (y nacional) vietnamita." Aunque sólo 10% de la pobla- ción de habla vietnamita era instruida a fines del dece- nio de 1930, ésta era una proporción sin precedente en la historia de este pueblo. Además, esta gente instruida estaba profundamente comprometida con un incre- mento rápido de su propio número, al revés de lo que ocurría con los confucianos instruidos. (De igual modo, aunque en escala menor, las autoridades de "Cambod- ge" y "Laos" promovieron la impresión de libros de texto elementales en lenguas vernáculas, al principio sobre todo con la ortografía tradicional, luego con menor hincapié en escritura de caracteres romanos.)" Por otra parte, la política ayudaba a excluir a los extranjeros re- sidentes en la lndochina oriental que hablaban vietna- do a los hcées"realmente franceses" (el adolescente Norodom Slha- nouk asi;üó al Chasseloup-Labaut). mientras que una minoría ~~ "franceses" (sobre todo eurasiáticos y nativos a quienes se confino condición legal francesa) asistían al Petrus Ky y su institución her- mana en Hanoi. '¿ti Marr observa que el deceno de 1920 "ni siquiera el miembro tn~ optimista de la inulligenlsia [comprometida con el quóc ngitl habna pensado que sólo dos decenios más tarde podrían, los ciudadanos de una República Democrática de Vietnam, despachar todos los asunt~ importantes -políticos, militares. económicos, científicos y acadé micos-- en un vietnamita hablado, ligado al sistema de escritura quot . ngil". Vietnamese Tradition, p. 150. También fue ésta una sorpresa desa- gradable para los franceses. 29 Resulta instructivo que una de las primeras cuestiones plantea- das por los primeros nacionalistas jmcrs a fines de la década de 193? haya sido la "amenaza" de una llamada "quocnguzación" de la esCri- tura jmer por parte de las autoridades coloniales. 182 mita. En el caso del Khmer Krom de "Cochinchina", tuvo éxito en combinación con el consentimiento del régimen colonial de permitirles tener escuelas elemen- tales "franco-jmers" como las que se fomentaban en el Protectorado, reorientando las ambiciones en apoyo del Mekong. En consecuencia, los adolescentes del Khmer Krom que aspiraban a obtener una educación superior en la capital administrativa de Indochina (e incluso en la Francia metropolitana para unos cuantos seleccionados) tomaban cada vez en mayor número el atajo por Phnom Penh, en lugar de tomar la carretera que pasaba por Saigón. En segundo lugar, el Collége Sisowath de Phnom Penh fue elevado en 1935 con todas las de la ley a la ca- tegoría de lycée, con una posición igual a la de los lydes estatales que había en Saigón y Hanoi, y con un curricu- lum idéntico. Aunque sus estudiantes provenían en su mayor parte (de acuerdo con la tradición del Collége) de las familias comerciantes locales chino-jmers y de las de funcionarios vietnamitas residentes, la propor- ción de los jmers nativos aumentó de continuo.'"' Qui- zá debamos señalar que, después de 1940, el grueso de los adolescentes de habla jmer que obtenían una sóli- da educación secundaria en francés lo hacía en la lim- pia capital colonial que los colonialistas habían cons- truido para los Norodom. En tercer lugar, se encontraba el hecho de que no había ninguna semejanza real entre las peregrinacio- nes educativas y las administrativas de lndochina. Los franceses no vacilaban en expresar su opinión de que ,30 Este patrón no se aplicó de inmediato en Vientiane, Toye nos diCe que, en el curso del decenio de 1930, sólo 52 laosianos se gra- duaron en el College [que él llama erróneamente Lycée] Pavie, mien- tras que el número de vietnamitas ascendía a 96. Laos, p. 45. 183 si bien los vietnamitas eran ambiciosos y poco digno de fiar, sin embargo eran también mucho más activos s inteligentes que los "aniñados" jmers y laosianos. Ee consecuencia, empleaban en gran medida a funcion~ rios vietnamitas en Indochina occidental." Los 176000 vietnamitas residentes en "Cambodge" en 1937 --que representaban menos de 1% de los 19 000 000 que ha. blaban vietnamita en la colonia, pero cerca de 6% de la p~blación del. Protectorado- formaba.n un grupo relativamente exitoso, para el que Indochma tenía así un significado bastante sólido, como lo tenía para los 50000 enviados a "Laos" antes de 1945. En particular los funcionarios de este grupo, que podrían ser trans- feridos de un lugar a otro en las cinco subsecciones de la colonia, podían imaginarse a Indochina como el gran escenario en el que continuarían operando. Tal imaginación era mucho menos fácil para los fun- cionarios laosianos y jmers, aunque no había ninguna prohibición formal o legal para que siguieran carreras completamente indochinas. Incluso los jóvenes más am- biciosos provenientes de la comunidad Khmer Krom, de cerca de 326000 miembros (1937) en Indochina orien- tal (que representaba quizá 10% de la población de ha- blajmer), descubrían que en la práctica tenían perspecti- vas muy limitadas de hacer carrera fuera de "Cambodge".. Así pues, los jmers y los laosianos podrían sentarse con los vietnamitas en las escuelas secundarias y terciarias de habla francesa de Saigón y Hanoi, pero era impro- bable que después compartieran allí los cargos adminis- ~I Es posible que esta entrada haya sido paralela a la institución del sistema escolar Franco-vietnamita, ya que impedía que los vietnami- tas compitieran con los franceses en las partes orientales. más avan- zadas. de Indochina. En 1937 había 39 000 europeos viviendo en "Cocbínchina". "Anam" y "Tonktn". y sólo .3 100 en "Cambodge" y en "Laos" juntos. Marr, Viefnamese Tradition; p. 23. 184 ¡rativos. Como los jóvenes de Cotonú y Abidján en Da- kaf, estaban destinados a regresar, tras su graduación, los "hogares" que el colonialismo había demarcado ~ara ellos. Dicho de otro modo, si sus peregrinaciones educativas se dirigían hacia Hanoi, sus viajes adminis- trativos terminaban en Phnom Penh y en Vientiane. De estas contradicciones surgieron los estudiantes de habla jmer que luego serían recordados como los primeros nacionalistas camboyanos. El hombre que puede ser razonablemente considerado el "padre" del nacionalismo jmer, Son Ngoc Thanh, era un khmer krom -como lo sugiere su nombre vietnamizado- que se educó en Saigón y durante cierto tiempo ocupó un puesto judicial menor en esa ciudad. Pero a media- dos del decenio de 1930 abandonó el París del delta del Mekong para buscar un futuro más prometedor en suBlois. El príncipe Sisowath Youtevong asistió a la es- cuela secundaria en Saigón antes de viajar a Francia para continuar sus estudios. Cuando retornó a Phnom Penh, 15 años más tarde, después de la segunda Gue- rra Mundial, ayudó a fundar el Partido Democrático Umer) y fue primer ministro entre 1946 y 1947. Su mi- nistrode Defensa, Sonn Voeunnsai, realizó virtualmente los mismos viajes. Huy Kanthoul, primer ministro demó- crata entre 1951 y 1952, se había graduado en una école norma/ede Hanoi en 1931, retomando luego a Phnom Penh, donde finalmente se unió al cuerpo de profeso- res del Lycée Sisowath." Quizá la más ejemplar de to- das sea la figura de leu Koeus, primero de una triste sucesión de dirigentes políticos jmers asesinados." Na- ~2 Steve Heder me proveyó amablemente de materiales biográficos sobre estos hombres. :n Koeus murió en 1950, en un ataque con granadas a la sede del Partido Democrático. organizado por una mano desconocida, pero probablemente principesca. 185 radical Mozambique habla portugués, la importancia de esto es que el portugués es el medio por el que Mo- zambique se imagina (y al mismo tiempo limita su exten- sión dentro de Tanzania y Zambia). Considerado desde este punto de vista, el uso del portugués en Mozambique (o el del inglés en la India) básicamente no es diferente del uso del inglés en Australia o del portugués en Brasil. La lengua no es un instrumento de exclusión: en prin- cipio, cualquiera puede aprender una lengua dada. Por el contrario, es fundamentalmente inclusiva, lirni- tada sólo por la fatalidad de Babel: nadie vive lo sufi. ciente para aprender todas las lenguas. La lengua irn- presa es lo que inventa el nacionalismo, no una lengua i particular por sí misma." El único interrogante sobre lenguas como el portugués en Mozambique y el inglés en la India consiste en saber si el sistema administrativo y el sistema educativo, en especial este último, pueden generar una difusión del bilingúismo que sea política- mente suficiente. Treinta años antes, casi ningún indo- nesio hablaba bahasa Indonesia como su lengua materna; virtualmente todos tenían su propia lengua "étnica" y algunos hablaban también el bahasa Indonesia/dienstma· leisch, en particular los miembros de movimientos nacio- nalistas. Ahora hay tal vez millones de jóvenes indone- sios, provenientes de docenas de grupos emolingúísticos, que hablan el indonesio como su lengua materna. No está claro todavía si dentro de 30 años habrá una generación de mozambiqueños que sólo hablen el por· 4(1 La relación que hace Marrdel desarrollo lingüístico en la Indo- china oriental es muy ilustrativa sobre este punto. Observa Marrque, todavía cerca de 1910, "la mayoría de los vietnamitas educados supo- nían que el chino o el francés, o ambos, eran modos esenciales de la comunicación 'superior:". Vielnamese Tradníon, p. 137. Pero despu~s de 1920. ydebido en parle a la promoción estatal de la escritura fonf" Oca quoc ngit, las cosas cambiaron rápidamente. Para entonces, "all" 190 rugués mozambiqueño. Pero a fines del siglo xx no es forzosamente cierto que el surgimiento de tal genera- ción sea una condición sine qua non de la solidaridad nacional mozambiqueña. En primer lugar, los adelan- tos de la tecnología en las comunicaciones, sobre todo en la radio y la televisión, dan a la prensa ciertos alia- dos que no existían hace un siglo. La radiodifusión mul- tilingüe puede evocar la comunidad imaginada entre los analfabetos y las poblaciones de lenguas maternas diferentes, (Aquí hay ciertas semejanzas con las evoca- ciones del cristianismo medieval por medio de repre- sentaciones visuales y alfabetos bilingües.) En segundo lugar, como he dicho, los nacionalismos del siglo xx tienen un carácter sumamente adaptable. Tales nacio- nalismos pueden aprovechar, y aprovechan, más de un siglo y medio de experiencia humana y tres modelos anteriores de nacionalismo. Los dirigentes nacionalis- tas pueden así establecer a propósito sistemas educa- tivos, civiles y militares, inspirados en el nacionalismo oficial; elecciones, organizaciones partidistas y actos culturales de acuerdo con los nacionalismos populares de la Europa del siglo XIX y la idea de una república de ciudadanos traída al mundo por las Américas. Sobre mentaba la creencia de que el vietnamita hablado era un compo- neme importante y quizá [sic] esencial de la identidad nacional. In- cluso los intelectuales. que se sentían más cómodos hablando fran- cés que su lengua materna, llegaron a comprender la significación del hecho de que por lo menos 85% de sus compatriotas hablara la misma lengua" (p. 138). Entonces cobraron plena conciencia del pa- pel de la alfabetización de las masas en el progreso de las naciones- Estado de Europa y Japón. Sin embargo, también señala Marr que POr mucho tiempo no hubo ninguna correlación clara entre la pre- fer~ncia lingüística y la postura política: "La defensa de la lengua üativa vietnamita no era una medida intrínsecamente patriótica, como la promoción de la lengua francesa no era intr'insecamente colabo- racionism." (p. 150). 191 todo, la idea misma de "nación" ha arraigado fino mente en casi todas las lenguas impresas, y la nacion~ lidad de hecho es inseparable de la conciencia política. En un mundo en que la nación-Estado es la norma predominante, todo esto significa que hoy pueden ima_ ginarse naciones sin ninguna comunidad lingüística no en el espíritu ingenuo de "nosotros los americanos: sino por una conciencia general de lo que la historia mo: derna ha demostrado que es posible." En este contexto parece conveniente concluir este capítulo retornando ~ Europa y considerando brevemente la nación cuya di- versidad lingüística se ha usado a menudo como un ga- rrote para golpear a los defensores de las teorías del nacionalismo basadas en la lengua. En 1891, en medio de las originales celebraciones del sexto centenario de la Confederación de Schwyz, Oh- walden y Nidwalden, el Estado suizo "decidió" que 1291 era la fecha de la "fundación" de Suiza." Tal decisión, que se hiciera esperar durante 600 años, tiene sus as- pectos jocosos, y sugiere ya que la modernidad, antes que la antigüedad, caracteriza el nacionalismo suizo. En efecto, Hughes llega a afirmar que las celebraciones de 1891 marcan el nacimiento de este nacionalismo, co- mentando que "en la primera mitad del siglo XIX [oo.] la nacionalidad se depositó con cierta ligereza en los hombros de las clases medias cultivadas: Mme. de Staél [I766-1817], Fuseli [I741-1825], Angelica Kauffman [1741-1807], Sismondi [1773-1842], Benjamin Cons- "' Digo "pueden" porque desde luego existen muchos casos en que ~I posibilidad ha sido y sigue siendo rechazada. En tales casos, por ejemplo el del antiguo Paquistán, la explicación no es el pluralismo etnocultural, sino la obstrucción de las peregrinaciones. 12 Christopher Hughes, Suntzníond, p. 107. Este texto excelente, justamente admirado por Seton-watson. es la base del argumento que sigue. 192 ¡ant [1767-1830], ¿serán suizos?"" Si la respuesta im- plícitaes "difícilmente", su significación deriva del hecho de que por toda la Europa que rodea a Suiza, durante laprimera mitad del siglo XIX hubo una proliferación de movimientos nacionalistas vernáculos en que las "clases medias cultivadas" (es decir, filólogos +capitalistas) des- empeñaron papeles principales. ¿Por qué llegó enton- ces tan tarde el nacionalismo a Suiza, y cuáles fueron las consecuencias de esa demora para su forma final (en particular su multiplicidad contemporánea de "len- guas nacionales")? La respuesta se encuentra parcialmente en la juven- tud del Estado suizo, cuyo nacimiento resulta dificil de datar más allá de 1813-1815 "sin el auxilio de cierta prevaricación", como observa socarron.u:nente H~ghe~,44 quien nos recuerda que la pnmera ciudadanía SUlz~ verdadera, la introducción del sufragio (masculino) di- recto, y la abolición de las áreas "internas" de peajes y derechos de aduana fueron logros de la República Hel- vética creada forzadamente por la ocupación francesa de 1798. Sólo en 1803 incluyó el Estado grupos impor- tantes que hablaban italiano con la adquisición de Tesi- no. Apenas en 1815 obtuvo las populosas áreas de ha- bla francesa de Valais, Ginebra y Neuchátel, quitándolas a una vengativa Santa Alianza antifrancesa, a cambio de la neutralidad y de una constitución muy conservadora." En efecto, la Suiza multilingüe de hoyes un producto de principios del siglo XIX:6 4:'1 Ibid., p. 218. Las fechas son interpolaciones mías. .. lbid .. p. 85. 45 Más Argovia, Saint-Gall y Grisones. Este último tiene un interés especial porque es la patria sobreviviente del rético, la más auténtica- mente suiza de las lenguas nacionales del país. ¡Pero sólo adquirió esta categoría en 1937! tu«, pp. 59 Y85. 4fi Podríamos señalar de paso que Mme. de Staél apenas sobrevivió 193 Un segundo factor fue el atraso del país (que, com- binado con su topografía accidentada y su carencia de recursos explotables, lo libró de ser absorbido por veci- nos más poderosos). Ahora sería dificil recordar que Suiza era un país pobre hasta la segunda Guerra Mun- dial, con un nivel de vida igual a la mitad del de Ingla- terra, y un país predominantemente rural En 1850, apenas 6% de la población vivía en áreas escasamente urbanas, y en 1920 esa cantidad había aumentado ape- nas a 27.6%"7 Así pues, durante todo el siglo XIX el grueso de la población era un campesinado inmóvil (excepto por la exportación inveterada de jóvenes vi- gorosos como mercenarios y guardias papales). El atra- so del país no era meramente económico, sino también político y cultural. La "vieja Suiza", cuya área no cam- bió entre 1515 y 1803, Yla mayoría de cuyos habitantes hablaba uno u otro de los numerosos dialectos alema- nes, estaba gobernada por una débil coalición de aris- tocráticas oligarquías cantonales. El secreto de la larga duración de la Confederación era su naturaleza doble. Contra los enemigos externos, mostrÓ suficiente unidad de los habitantes. Contra la rebelión in- terna, demostró bastante unidad de sus oligarquías. Si los campesinos se rebelaban, como lo hicieron tres o cuatrO veces en cada siglo, entonces se hacían a un lado las dife- rencias y los gobiernos de otros cantones prestaban su ayu- da, mediando con frecuencia, pero no siempre, en favor del gobernante amigo." para ver su nacimiento. Además. su familia, como la de SiSID?odi, provenía de Ginebra, que hasta 1815 era un pequeño Estado IOd~ pendiente fuera de "Suiza". No es así sorprendente que la nacionali- dad suiza descansara "ligeramente" sobre sus hombros. ., Ibid., pp. 173 Y274. Toda "clase media cultivada" del siglo xIX le nía que ser muy pequeña. 411 lbíd., p. 86. Las cursivas son mías. 194 Excepto por la falta de instituciones monárquicas, el cuadro no es muy diferente del de los innumerables principados pequeños del Sacro Imperio Romano, de los que Liechtenstein, en la frontera oriental de Suiza, es una reliquia extraña.' Resulta instructivo que todavía en 1848, casi dos ge- neraciones después del nacimiento del Estado suizo, las antiguas escisiones religiosas eran mucho más impor- tantes que las lingüísticas desde el punto de vista políti- co. En los territorios católicos, el protestantismo estaba proscrito, y en los territorios protestantes era ilegal el ca- tolicismo, y estas leyes se aplicaban estrictamente. (La lengua era un asunto de elección y conveniencia per- sonales.) Sólo después de 1848, en la resaca de los dis- turbios revolucionarios por toda Europa y la difusión general de los movimientos nacionales vernáculos, la lengua tomó el lugar de la religión, y el país se dividió en zonas lingüísticas claramente demarcadas. (La reli- gión se convertía ahora en una cuestión de elección personal.)"" . .Por último, la persistencia de una gran diversidad de Idlolectos alemanes a veces ininteligibles entre sí -en u~ p.aís tan pequeño- sugiere la llegada tardía del ca- pttahsmo impreso y la educación moderna estandariza- daa gran parte de la sociedad campesina suiza. Así pues, la Hochsprache (alemán impreso) ha tenido, hasta hace poco tiempo, la calidad de lengua de Estado del iirarisch rleutsch y el dienstmaleisch. Además, observa Hughes que ahora los "más altos" funcionarios deben tener un co- nOcimiento práctico de dos lenguas federales, lo que .. La falta de monarquías caracterizaba también a la Liga Anseáü- ~a. una débil coalición política a la que seria dificil atribuir la calidad e~Estadoo de nación. Ibid., p. 274. 195
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